Bajar a tomar un café, salir a fumar, mandar correos electrónicos personales o hacer escapadas continuas del puesto de trabajo sin justificación son prácticas en aumento entre los trabajadores españoles. Es lo que se conoce como presentismo, que se diferencia del absentismo en que, reduciendo también su productividad, el empleado no deja de acudir cada día a su puesto de trabajo. Esos compañeros que están, pero no están no han dejado de crecer desde 2008, al inicio de la crisis, cuando el empleo empezó a escasear. Pero con la recuperación del empleo se ha producido un repunte. Hasta un 53% de las empresas ha detectado estos hábitos entre sus plantillas en 2016, nada menos que un 13,2% más que hace un año.
La empresa de recursos humanos Adecco recoge en su III Encuesta sobre Presentismo Laboral algunas posibles respuestas a este fenómeno. Del lado de las plantillas, todas llevan al mismo punto: la duración y profundidad de la crisis ha dejado huella en los trabajadores españoles. Si a ello se suma una escasa cultura de flexibilidad horaria en las empresas, el cóctel está servido.
El informe sostiene que la polarización de las condiciones laborales a raíz de la crisis, entre quienes tras las peores fases han mantenido su empleo y gozan de una sensación de seguridad, y los que con la recuperación han salido del desempleo con trabajos temporales, a tiempo parcial y bajos salarios, conduce de uno y otro modo al presentismo.
Los primeros sienten que su empleo ya no peligra y además podrían estar incentivados a perder el tiempo por una reducción de la carga de trabajo. Los segundos cuentan con escasa vinculación emocional a sus empresas dadas sus condiciones laborales y cada vez más no dudan en calentar la silla.
Una de las prácticas más comunes entre este tipo de empleados es el uso de internet, del correo electrónico y de las redes sociales con fines personales. Hasta el 97% de las empresas es consciente de ello y el 20% de éstas lo identifica en la mayoría de sus trabajadores o incluso en todos ellos. La cifra aumenta cada año.
El café de media mañana, los desayunos que se alargan o los almuerzos y la entrada tardía al puesto de trabajo son el segundo tipo de hábitos más comunes entre los presentistas, a los que también se les cae el bolígrafo antes de su hora de salida. En este caso, el 93% de las empresas lo han detectado y en este grupo el 23% dice observarlo en casi todos, si no todos, los trabajadores de su plantilla.
El presentismo también se produce en forma de ausencias breves y repetitivas del puesto de trabajo, aunque en este caso, el porcentaje de empresas que lo admite desciende al 88% y solo el 6% lo ha detectado de forma generalizada. Finalmente, el trabajador que se escapa a fumar un cigarrillo entre horas está presente en el 80% de las empresas.
La falta de flexibilidad en las empresas no ayuda
Frente a estos resultados, también saltan a la vista ciertas cifras relativas a cómo las empresas tratan de controlar los tiempos de trabajo de sus trabajadores. En la práctica, no es una cuestión a la que las corporaciones den demasiada importancia. Hasta un 19% no adopta medida alguna.
Sin embargo, entre las que lo hacen, el 88% pone el acento en el control de la entrada y la salida de la oficina, mientras que se opta en menor medida por limitar el uso de internet (29%) y del correo electrónico (23%). Solo un 7% de las corporaciones programa el apagado de las luces y el 3% tasa la duración de las reuniones.
De otro lado están las empresas que prefieren combatir el presentismo fomentando la flexibilidad horaria, pero se trata de una estrategia poco extendida: el 20% no ofrece ningún tipo de flexibilidad, el 29% solo la ofrece al 10% de la plantilla y el 17%, a entre el 10% y el 25%. En todo caso, en un país de pequeñas y medianas empresas como España, son las grandes empresas las que más libertad horaria dan a sus trabajadores, con un 45% del total.
A la vista de estos resultados, el informe plantea que las empresas españolas podrían estar fomentando tanto el absentismo como el presentismo con sus sistemas de control y sus restricciones.
“La mayoría de los trabajadores se comporta responsablemente compensando las horas de presentismo, por lo que las políticas de control y restricciones no parecen estar justificadas en un comportamiento desleal o fraudulento por parte de los empleados”, señala.
Según la encuesta, el 71% de las corporaciones que ofrecen flexibilidad horaria afirma que más de la mitad de su plantilla compensa el tiempo perdido. Entre las sociedades sin mecanismos de flexibilidad en las que también se recuperan horas por iniciativa propia del trabajador, el 66% afirma que la compensación se produce en todos los casos detectados.
Por otro lado, el hecho de que no se pueda definir claramente un perfil del trabajador presentista, sugiere, según concluye el estudio, que éste podría venir determinado fundamentalmente por el tipo y la cultura de cada empresa.
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