Los problemas que atraviesa el sistema público de pensiones español se podrían resumir en que mientras que la ciencia permite ampliar poco a poco la esperanza de vida de los jubilados, la Seguridad Social no logra encontrar la fórmula para pagar más prestaciones durante más tiempo, sin menoscabar su nivel de vida ni poner en riesgo la solvencia del sistema.  Y la ciencia cada día corre más.

Un reciente informe de Eurostat, la oficina estadística de la UE, refleja que la esperanza de vida de los españoles a partir de los 80 años aumentó en 1,6 años entre 2004 y 2015, hasta los 10,4. Dicho de otro modo, los octogenarios españoles prolongan de media su vida hasta los 90,4 años.

La esperanza de vida de los españoles a partir de los 80 años aumentó en 1,6 años entre 2004 y 2015, hasta los 10,4

El envejecimiento de la población española en los últimos años ha sido imparable y este dato añade más leña al fuego.  El problema no es solo de España, pues la esperanza de vida de las personas de más edad ha aumentado en la última década en toda la UE, desde los 8,4 a los 9,5 años entre 2004 y 2015.

Sin embargo, España es el segundo país más longevo  en el caso de los octogenarios. Solo le supera Francia, donde la esperanza de vida para este segmento de la población es de 11 años. Por detrás se encuentran Luxemburgo (10,1 años) e Italia (10 años).

En paralelo, también se observa en la estadística de Eurostat que el número de personas de 80 o más años en España ha pasado de 1,8 millones a más de 2,7 millones en la última década. En términos de peso sobre el total de la población, el porcentaje de este colectivo se ha incrementado del 4,2% al 5,9%, la tercera cifra más alta de la UE en 2015.

Las cuentas de la Seguridad Social se tensan

Esta situación ya está generando tensiones de liquidez en la Seguridad Social, que arrastra un déficit estructural que, según la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), será del 1,5% del PIB durante los próximos cuatro o cinco años.

El número de personas de 80 o más años en España ha pasado de 1,8 millones a más de 2,7 millones en la última década

En esta situación, las pagas ‘extras’ a los pensionistas de julio y diciembre se han sufragado desde 2012 con el Fondo de Reserva de la Seguridad Social. La consecuencia es que sus recursos se han reducido desde entonces de los algo más de 63.000 millones a los 24.200 millones en julio de este año.

En este contexto, la ecuación parece sencilla. Dentro del esquema contributivo de la Seguridad Social, lo más saludable sería incorporar a más personas al mercado de trabajo para incrementar  las aportaciones al sistema por la vía de las cotizaciones sociales y sostener así el gasto creciente.

Esta relación entre cotizantes y jubilados se ha reducido durante la crisis, desde los 2,71 trabajadores por cada beneficiario en diciembre de 2007, hasta los 2,27 del mes de septiembre.

Los expertos ya hablan de “longevidad extrema”

Si el problema es que los ingresos del sistema no van a la misma velocidad que los gastos, la pregunta es quién correrá más en el futuro. Al respecto, en una reciente conferencia organizada por AFIEscuela de Finanzas y el Instituto Aviva, una serie de expertos coincidieron en que las terapias actualmente en desarrollo darán 30 años extra de vida.

El presidente de Afi, Emilio Ontiveros, y el consejero delegado de Aviva España, Ignacio Izquierdo, indicaron que la “longevidad extrema” es ya una realidad y que es urgente buscar fórmulas innovadoras y soluciones eficientes para la jubilación en este contexto.