Golpe sobre la mesa que cambiaría por completo el panorama político nacional si termina por materializarse. Y ello, a las puertas de la campaña electoral de las catalanas. A mitad de la tarde de este miércoles, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha publicado una carta "a la ciudadanía" en la que, entre otros asuntos, se da un margen de unos días, hasta el próximo lunes, para reflexionar sobre si debe continuar o no al frente del Ejecutivo.

En un comunicado inédito para un líder nacional, difundido por la red social X, Sánchez se ha posicionado tras lo que considera una "denuncia falsa" contra su mujer, Begoña Gómez. Una causa por la que ya se han abierto diligencias en el Juzgado 41 de Madrid tras registrarla el colectivo Manos Limpias. Y tras una bola de temas contra él, su mujer y el PSOE, en la que se ha juntado la ofensiva en torno a ella por parte del PP, por su relación con Air Europa, rescatada por Moncloa, y las informaciones que apuntan a su intermediación en licitaciones públicas a una UTE de la que forma parte Carlos Barrabés, creador del máster universitario que ella dirige en la Universidad Complutense.

Sánchez, que ya denotó este miércoles un gesto serio durante la sesión de control al Gobierno frente a Alberto Núñez Feijóo, afirmó que sigue "creyendo en la Justicia" española. Lo hizo horas antes de lanzar este órdago que deja al menos tres escenarios viables. El primero es el más leve, el de una moción de confianza ante el Congreso de los Diputados. Las otras dos opciones pasan por una investidura. O bien tras una dimisión del presidente, que no supondría adelanto electoral; o bien por un sometimiento del cargo público que podría hacerse mediante compromiso de convocar comicios una vez que en mayo se cumpla el plazo mínimo por ley desde la convocatoria anterior: se hizo tras las elecciones municipales y autonómicas, el 29 mayo del año pasado.

Moción de confianza ante las Cortes

Es la opción menos dura de las tres. La rige el artículo 112 de la Constitución Española. E indica que "el Presidente del Gobierno, previa deliberación del Consejo de Ministros, puede plantear ante el Congreso de los Diputados la cuestión de confianza sobre su programa o sobre una declaración de política general". Independientemente del contenido, se entenderá respaldado si obtiene "la mayoría simple de los Diputados". Es decir, más 'síes' que 'noes'.

Sánchez, ante el dilema planteado, de "si debo continuar al frente del Gobierno o renunciar a este alto honor", podría solicitar a la Cámara Baja si cree adecuado proseguir su mandato, que apenas lleva en marcha algo más de cinco meses. Tras una investidura difícil en la que se tuvo que cosechar el apoyo amplio, y de partidos como Junts, con la amnistía mediante. En caso de que se rechace su continuidad, según el artículo 114, Sánchez deberá presentar su dimisión al Rey. Es entonces cuando actúa el artículo 99: el PSOE [u otro partido si cuenta con los apoyos], como partido sostenido en el Gobierno, tendrá que proponer a un nuevo candidato y someterlo a una investidura. Si no lo consigue por mayoría absoluta y luego por simple, correrá el reloj dos meses antes de un adelanto electoral.

Dimisión y nueva investidura con candidato alternativo

Esta opción se conecta en parte con la anterior. No requiere proceso electoral y es el más garantista para el PSOE en términos de sostenimiento al frente del Gobierno. Hay un precedente: la investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo en sustitución de Adolfo Suárez en la I Legislatura. El 29 de enero de 1981 el presidente dimite y la UCD propone a Calvo-Sotelo como relevo. Tras una primera investidura fallida, y una segunda interrumpida por el intento del golpe de Estado el 23 de febrero de ese año, dos días después sí es designado.

Si Sánchez renuncia a la presidencia y así se lo traslada al Rey, se pasa directamente al escenario comentado con anterioridad y contemplado en el artículo 99. El PSOE deberá proponer un nuevo perfil y buscar el apoyo de la Cámara. Con Teresa Ribera como candidata a las europeas, el nombre más directo, al ser vicepresidenta primera, es el de María Jesús Montero.

Convocatoria de elecciones a finales de mayo

Otra de las vías es la de comprometerse en las próximas fechas a adelantar elecciones e instando a la ciudadanía a protagonizar esa misma cuestión de confianza con su voto. El artículo 115, que fija ese periodo mediante de un año, indica que, siempre que no haya una moción de censura de por medio, "el Presidente, previa deliberación del Consejo de Ministros, y bajo su exclusiva responsabilidad, podrá proponer la disolución del Congreso, el Senado o de las Cortes Generales, que será decretada por el Rey". Éste, en ese decreto, debería fijar la nueva fecha, que sería, aproximadamente a mediados de julio, como el año pasado, si se procede al justo cumplimiento del periodo.

Ante esta tesitura, hay dos lecturas: que Sánchez se comprometa a repetir candidatura, como se ha reflejado, o bien que decida ceder el paso a un nuevo candidato. Con el calendario electoral abierto, pendiente de Cataluña y las europeas de principios de junio, es difícil contemplar la posibilidad de que hubiese un relevo. Se tendrían que activar los mecanismos internos del PSOE y convocar primarias un congreso federal extraordinario. De hacerse, se tendría que elegir a un perfil reconocible para contar con opciones electorales.

Que no acabe en nada

Una última posibilidad, que internamente en el PSOE ya empiezan a descartar figuras destacadas, por la relevancia del asunto y ese carácter inédito, es que Sánchez decida continuar y todo quede en nada. Hay una vertiente electoralista que empiezan a abonar ya la oposición. Fuentes del PP y de Vox trasladan a El Independiente que Sánchez está en modo de campaña y busca motivar al electorado de cara a las catalanas, con Salvador Illa posicionado como aspirante a ganar las elecciones, y las europeas. El desenlace de este nuevo giro de guion acontecerá el próximo lunes por la mañana, de acuerdo al comunicado.