En gran medida sigue siendo un desconocido. Su designación fue una sorpresa y siete meses después su popularidad continúa en niveles bajos en Euskadi y prácticamente en el desconocimiento en el resto del país. Pese a ello, en sólo unas horas Imanol Pradales se convertirá en la máxima autoridad política e institucional del País Vasco. El Pleno de investidura que se celebrará desde primera hora de la mañana en el Parlamento Vasco dará inicio a la ‘era Pradales’ que sucederá a los doce años de gobierno de Iñigo Urkullu. Lo hará con el soporte de un nuevo gobierno de coalición entre PNV y PSE. Será la sexta ocasión en la que en democracia ambas formaciones gobiernen en coalición. Lo hicieron en los tres gobiernos de José Antonio Ardanza, entre 1987 y 1999, y en dos de los tres de Urkullu, entre 2016 y 2024.

En el pleno su discurso se confrontará con el del otro candidato, Pello Otxandiano, de EH Bildu, quien también presenta su candidatura en este pleno. Lo hace sin el respaldo necesario pero con la fortaleza de igualar en escaños al PNV. Supone un intento por subrayar el perfil de alternativa que la coalición de la izquierda abertzale reivindica.  

Pradales será designado, gracias a la mayoría absoluta de socialistas y jeltzales. Lo hará a partir del sábado, cuando tomará posesión del cargo ante el Árbol de Gernika y para liderar un Gobierno en cuya composición el PSE ganará peso. Hasta ahora los socialistas gestionaban tres de las once carteras del Ejecutivo Urkullu y todo apunta a que su representación podría elevarse a cuatro o incluso cinco departamentos en un Gobierno que se prevé significativamente más amplio que el actual.

El secretario general del PSE, Eneko Andueza, ha subrayado que los dos partidos tendrán el timón de la gobernabilidad de Euskadi y que, pese a que se abren a acuerdos con el resto de grupos, serán los integrantes del Gobierno los que fijarán el rumbo. El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, en cambio, ha insistido en que estarán abiertos y tenderán la mano a la oposición para alcanzar acuerdos.

Sin duda uno en el que la mano tendida está orientada hacia EH Bildu es el referido a la negociación y acuerdo por un nuevo Estatuto vasco. En el pacto de gobierno no se han negociado discrepancias entre PNV y PSE en esta materia. En realidad no hacen falta porque ya están definidas. El documento técnico del que se partirá fue acordado entre el PNV y el PSE en 2019. En él quedan patentes algunas discrepancias parciales de los socialistas y de Elkarrekin Podemos en forma de enmiendas. Cuenta con 145 artículos, 4 disposiciones adicionales y 4 disposiciones transitorias. No es el único texto. PP y EH Bildu presentaron su propia propuesta pero en ambos casos con un menor respaldo de la Cámara y sin posibilidad de prosperar. En todos los casos fueron el resultado de las bases acordadas en una ponencia parlamentaria a partir de la cual los expertos de los partidos debían proponer un texto articulado, para en una segunda fase, aprobar una propuesta definitiva en el Parlamento Vasco con la que actualizar el Estatuto de Gernika de 1979.

Estatuto dentro de la "legalidad vigente"

En la sesión de investidura de hoy el aún candidato Pradales detallará el programa de gobierno que aspira a desarrollar y en el que la aprobación del nuevo Estatuto es una de sus prioridades. En el avance del acuerdo avanzado por los dos partidos se apunta a que los dos socios trabajarán para que se complete el desarrollo del Estatuto, con casi una treintena de competencias pendientes de transferir, y se pacte la aprobación de un nuevo estatuto “con el máximo consenso” y dentro de “la legalidad vigente”.

El compromiso recogido en el acuerdo de coalición se suma al acuerdo que el PSOE ya rubricó con el PNV para la investidura de Pedro Sánchez. En él se incluye un compromiso explícito para abrir un proceso de negociación del “autogobierno futuro”. Incluso contempla el procedimiento; primero facilitando su aprobación en la Cámara vasca y después en el Congreso de los Diputados, para su validación posterior –en referéndum- del pueblo vasco. Ambas partes detallan que ese autogobierno que se negocie deberá incluir el “reconocimiento nacional de Euskadi”, además de salvaguardar sus competencias, blindarse con un sistema bilateral de garantías en la relación entre Euskadi y España y hacerlo siempre bajo la salvaguarda de la foralidad vasca.

Otro de los ejes del acuerdo que permitirá hoy a Pradales ser proclamado lehendakari será la sanidad. El PNV y el PSE se comprometen a “recuperar el prestigio de Osakidetza”, el Servicio vasco de Salud. Precisamente las críticas por el deterioro de la sanidad pública es uno de los ámbitos en los que Sabin Etxea ha detectado un mayor desgaste y malestar de la ciudadanía y de sus potenciales votantes. Ahora el Gobierno Pradales se compromete a impulsar medidas para reducir las listas de espera sanitarias, tanto en la atención especializada, en pruebas diagnósticas como para intervenciones quirúrgicas.

El reto de "rejuvenecer Eusakdi"

El reto demográfico para “rejuvenecer Euskadi” también figura en el programa que hoy Pradales desarrollará desde la tribuna del Parlamento. El descenso de la natalidad se ha convertido en un grave problema que el Gobierno Urkullu, pese a los planes de ayudas aprobados, no ha logrado revertir. PNV y PSE consideran esencial esta cuestión para asegurar el futuro de la sociedad de bienestar.

Cuestiones como la creación de empleo con trabajos de calidad o la retención y captación del talento también se citan como ejes de actuación para los próximos años.

En materia de convivencia el futuro Gobierno de coalición plantea como objetivo construir una memoria “crítica con el pasado y solidaria con las víctimas” y que reconozca “sin ambages” la injusticia del daño que causó el terrorismo y la violencia. En política de seguridad algunos de los campos de actuación que se han pactado hacen referencia a la lucha contra el cibercrimen, los delitos de odios y radicalización o la lucha contra el crimen organizado.

El uso del euskera se mantiene como uno de los grandes objetivos en política lingüística. Ya el gobierno de Urkullu ha situado esta cuestión en el centro de sus medidas en favor del euskera. La detección de que el uso de la lengua ha crecido a un ritmo muy inferior al de se conocimiento fuerza al próximo gobierno a volver a trabajar la cercanía y empatía con el euskera.