Generamos 300 millones de toneladas de plástico cada año. El 10% termina en los océanos. El constante vaivén de las olas y el calor del sol descompone el material en minúsculos fragmentos que forman una sopa tóxica. A este plástico se suman las microesferas presentes en las cremas exfoliantes y algunas pastas de dientes. Vertemos al mar cada año el peso de la Torre Eiffel.
Estados Unidos las ha prohibido, la Unión Europea aún está pensándoselo. En los ingredientes de los cosméticos aparecen como polipropileno, polietileno, polietilen tereftalato, polimetil metacrilato, ácido poliláctico o nilón. Estos trocitos del plástico salen de las depuradoras tal cual entran y acaban en el mar. Absorben contaminantes y cargadas de sustancias nocivas terminan en los estómagos de algunos peces que comemos, del plancton, aves, tortugas. Así el plástico regresa a nosotros. Se han hallado microesferas hasta en la sal de mesa extraída del océano.
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