La televisión norcoreana ha celebrado la visita del líder ruso, Vladimir Putin, con la emisión extraordinaria de la película Podolskie Kursanty o La última frontera, un drama dirigido por Vadim Shmelyov sobre el papel de los cadetes de Podolsk en la Batalla de Moscú, en 1941, contra el régimen nazi. El dirigente norcoreano Kim Jong-un ha recibido con alfombra roja a Putin, que realizó su última visita a Pyongyang hace 24 años, cuando daba sus primeros pasos como presidente de la Federación Rusa. Entonces se vio con Kim Jong-Il, padre de Kim Jong-un. El actual líder norcoreano sí ha viajado a tierras rusas dos veces desde 2019.

Es extraordinario que Putin salga de las fronteras de la Federación Rusa y solo lo hace a lugares donde se siente especialmente bien recibido como es el caso de Pekín o Pyongyang. Las calles de la hermética capital norcoreana estaban engalanadas con banderas rusas y retratos de Vladimir Vladimirovich. En sus dos días en Corea del Norte, Putin va a ser tratado como un auténtica estrella, incluido un acto a gran escala en la Plaza Kim Il Sung.

La ocasión lo merece. Han firmado un acuerdo estratégico que incluye la asistencia militar mutua en caso de ataque, en línea con el artículo 5 de la OTAN. Queda claro contra quién se dirige este pacto. El llamado Acuerdo Integral de Asociación Estratégica sustituirá a los tratados diplomáticos firmados entre Moscú y Piongyang en 1961, 2000 y 2001.

Putin y Kim han dado así un paso más en su sólida relación. El aislamiento al que está sometido Putin por Occidente ha brindado a Corea del Norte su mayor oportunidad geopolítica en décadas. Están unidos por las sanciones de Occidente. Con el acercamiento a Pyongyang, Putin lanza también una señal a Seúl para que evite dar ayuda a Ucrania.

En un artículo difundido por la Agencia Central de Noticias de Corea, Putin elogiaba a Corea del Norte por "su firme apoyo" a Moscú en la guerra en Ucrania "contra el chantaje de EEUU" y anticipaba que iba a elevar el nivel de las relaciones con Pyongyang.

"Desarrollaremos mecanismos alternativos de comercio y acuerdos mutuos que no estén controlados por Occidente y nos opondremos conjuntamente a las restricciones unilaterales ilegítimas", escribió Putin, y añadía que los países "construirán una arquitectura de seguridad igualitaria e indivisible en Eurasia".

Su relación de amistad se basa en que tiene un enemigo común, Estados Unidos y sus aliados, como Corea del Sur. La guerra en Ucrania ha empujado a Rusia hacia Corea del Norte, un régimen que llevaba años esperando este momento. Hay varias razones que explican su sintonía:

1. Armas a cambio de tecnología

La delegación rusa incluye al nuevo ministro de Defensa, Andrei Belousov, y al viceprimer ministro Denis Manturov, así como a Alexander Novak, alto cargo responsable de Energía.

"Ambas partes se beneficiarían de una mayor cooperación: Putin quiere armas para su invasión de Ucrania y un socio alineado contra el bloque occidental liderado por Estados Unidos. Kim Jong Un busca un mercado para la exportación de armas y un aliado que pueda proporcionarle asistencia técnica y ayudarle a socavar las sanciones internacional", apunta Hong Ming, profesor del Instituto Coreano de Unificación Nacional en NK News.

Corea del Norte ha suministrado a Rusia millones de cartuchos de munición de artillería de la era soviética como un salvavidas crucial para apuntalar la campaña militar rusa en Ucrania. Según EEUU, serían unos 11.000 contenedores llenos de armas a Rusia desde septiembre, cuando Kim visitó a Putin en Vladivostok. Los bienes incluyen proyectiles de artillería así como misiles balísticos clase Hwasong-11.

Han sido estas aportaciones norcoreanas, junto con los drones iraníes los que han ayudado a Rusia a "volver a ponerse en pie", en palabras del secretario de Estado de EEUU, Lloyd Austin.

Pyongyang también ha proporcionado a Rusia misiles balísticos y equipos electrónicos. Rusia habría proporcionado ayuda al programa de satélites de Corea del Norte, así como ayuda económica y apoyo diplomático.

A EEUU le preocupa que estos dos países profundicen en sus relaciones. El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, ha reconocido el peligro que entraña que los rusos utilicen misiles balísticos norcoreanos en Ucrania, sino también que resulte afectada la seguridad en la provincia norcoreana. A Putin y Kim les interesa que quede claro que su cooperación militar se está reforzado y que están forjando una alianza de defensa. Lo peor es que Rusia reconoce de hecho a Corea del Norte como una potencia nuclear con este acercamiento.

A Corea del Norte le interesa que Rusia le proporcione diseños de armas nucleares, vehículos de reentrada para misiles balísticos intercontinentales, así como tecnología relacionada con satélites, submarinos y armas hipersónicas. También necesitarían repuestos para aviones o barcos y defensas aéreas más modernas.

En este encuentro, Kim demandará a Putin ayuda para desarrollar su tecnología espacial, una de las obsesiones del líder norcoreano, a pesar de que su población tiene uno de los niveles de vida más bajos del mundo, con apenas 600 dólares de renta per capital.

2. Mano de obra por divisas

Los dos mandatarios también hablarán de cooperación económica y comercial. Corea del Norte también puede ofrecer a Rusia mano de obra barata. Es decir, neoesclavos. Rusia ha reclutado a cientos de miles y necesita trabajadores para reconstruir la economía. El modelo sería la exportación de personal sanitario que lleva practicando Cuba desde hace años. Gran parte de los sueldos se los queda el régimen cubano. Las divisas que generen esos inmigrantes engrosarán las frágiles arcas del régimen norcoreano.

El problema es que los norcoreanos tienen prohibido trabajar en el extranjeros, debido a las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU contra Corea del Norte. En 2019 fueron repatriados los emigrantes norcoreanos. Y Rusia es miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.

3. Refuerzo de la imagen como potencias

Tanto Rusia como Corea del Norte necesitan reforzar su imagen. Corea del Norte es un Estado paria, aunque su poder nuclear hace que acapare los focos más de lo que sería lógico dado su escaso peso económico. Rusia, que sigue conservando el favor del llamado Sur Global, como se ha visto en la cumbre celebrada en Suiza el pasado fin de semana sobre Ucrania, necesita ser reconocida como la potencia que sueña ser.

En este contexto, a Corea del Norte le interesa mucho fomentar los lazos culturales con la Federación Rusa y promover el turismo entre los rusos. Según el gobierno de la región rusa de Primorsky Krai, más de 400 turistas rusos visitaron Corea del Norte entre febrero y mayo de este año, de acuerdo con los datos recopilados por la BBC. En este caso no se trata de las divisas que dejen, sino de romper con la imagen de país hermético.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ya de salida, dijo que este viaje muestra cómo Putin es "dependiente" de los líderes autoritarios. "Sus amigos más cercanos son los que han apoyado de manera más firme su agresión en Ucrania, es decir, Corea del Norte, Irán y China".