Resulta que Bildu sigue siendo Bildu y a Marlaska y a Pilar Alegría me parece que los han tenido que llevar directamente desde el telediario al sofá de desmayos tras la sorpresa y la decepción. A lo mejor todavía están ahí, abanicándose las perlas crujientes y las plumas del sombrero con esa digna gravedad que sólo otorga un soponcio con procesión y sales. Otxandiano, el candidato de EH Bildu a lehendakari, con pinta de soplón enclenque de mirilla, como Otegi (ninguno de los dos da para gudari); Otxandiano, decía, se ha negado a calificar a ETA como banda terrorista y a todos en el Consejo de Ministros y en los consejos editoriales se les ha caído el monóculo. En realidad la sorpresa no es que Bildu, con etarras en las listas, en los santorales y en los bailes, diga estas cosas, que es lo que ha dicho siempre. La sorpresa es ver que el PSOE se preocupa por ETA, que ya no existe, y que en la SER se pregunta por ETA, que era una cosa de la fachosfera.

Yo creo que la sorpresa más grande se la ha llevado Otxandiano, que seguramente él siempre ha pensado lo mismo pero nadie se lo preguntaba ya. Otxandiano, de la izquierda aberchándal de toda la vida, de ésa con calimocho de patria y escapulario de etarra, no nos ha salido especialmente rebelde ni contestatario, ni mucho menos aguerrido. La verdad es que Otxandiano da el tipo del tirillas que sigue haciendo pedagogía del etarra en fiestas infantiles y guiñoles, como si Ternera fuera Fofó; esa gente como con pies planos para otro tipo de lucha pero que se puede aprovechar para llevar el recado, la libretilla, el bocata o el chivatazo. Otxandiano es un ortodoxo de retaguardia con gafa de alambre, y no se ha salido del guion él, sino los otros. Es decir, los que querían presentarnos a Bildu como una izquierda de patinete, haciéndoles preguntas sobre patinetes, y que ahora les preguntan por ETA, sin duda porque quieren volver a presentarlos como la izquierda de ETA.

Otxandiano da el
tipo del tirillas que sigue haciendo pedagogía del etarra en fiestas infantiles y guiñoles, como si Ternera fuera Fofó

Resulta que Bildu sigue siendo Bildu y los de Bildu siguen respondiendo como los de Bildu, lo que ocurre es que nadie quería preguntarles ya sobre ETA, salvo la fachosfera ferruginosa. Hasta el más ortodoxo o nostálgico de los bilduetarras se había acostumbrado ya a hacer mero perroflautismo, a la cochambrería económica más que a la cochambrería moral. Además, las ganas o la necesidad, desde Zapatero a Sánchez, de ir borrando a ETA de la memoria, incluso a pesar de los almanaques y catecismos abertzales donde siguen constando como santos patriarcas, ha ido dando una generación de votantes zangolotinos que apenas saben qué fue ni qué hizo la banda terrorista. Esto le conviene a Bildu, que así lo votan tanto el verdadero creyente como los jóvenes de la izquierda de patinete. Gracias a esto, Bildu se ha ido ensanchando hasta llegar a poder disputarle la hegemonía al PNV, que se ha hecho viejo a la sombra de higuera o de monasterio de su árbol mitológico. Y esto quizá es demasiado.

Lo extraño no es que el nuevo candidato de Bildu, que podría ser un mormón de la ortodoxia bilduetarra, se niegue a llamar terrorismo al terrorismo. Lo extraño es que el terrorismo que no existe y la ETA con la que acabó Zapatero vuelvan a la actualidad de la mano de las mismas tertulias y del mismo PSOE que niegan la relevancia de todo esto. Sí, todo eso es pasado, hay que mirar al futuro y lo importante es construir la mayoría de progreso para frenar las políticas de la ultraderecha (estoy seguro de que se imaginan a Bolaños diciendo exactamente esto mientras hace con las manos su kárate de escolar con cinturón blanco). Pero ya no es así, o no es tan así. Sánchez no se sentiría cómodo dándole el gobierno vasco a un Bildu ganador ni tampoco a un PNV perdedor, y lo más sencillo es que gane el PNV y Sánchez lo apoye por simple automatismo de la aritmética y la democracia, se lave las manos y se las seque en el albornocito. Y así desaparecen las sorpresas, aunque no las contradicciones.

Resulta que Bildu sigue siendo Bildu y el Gobierno entero se ha levantado como con el gorro de dormir por esta catástrofe. Resulta que Bildu sigue siendo Bildu y lo acaban de descubrir en la SER con una pregunta inesperada, brillante, preparadísima, como en una película de juicios. Resulta que Bildu sigue siendo Bildu pero, sobre todo, resulta que Sánchez sigue siendo Sánchez. Ya hemos dicho que Sánchez no puede servir a todos sus amos ni contentar a todos sus gorrones, y que está condenado a caer por las contradicciones de sus propios pactos, como Wotan. Aun así, Sánchez intenta salvarse, como creo que ha hecho ahora, haciendo una elección que luego intentará deshacer o equilibrar, o sea usando el otrora fachorro comodín de ETA contra Bildu.

Creo que ha sido Sánchez quien ha decidido resucitar a ETA, que uno casi imagina a Bolaños con guantes sacándola de una cajita radiactiva, como si
fuera Smithers de Los Simpson, al que se parece escalofriantemente. Es una jugada que tiene sus riesgos, porque si la inmoralidad de ETA aún queda en Bildu, Sánchez es cómplice de esa inmoralidad. Pero eso ya lo solucionará después. Sánchez va día a día y piensa que es más fácil conservar a un Bildu del que se tenga que apartar teatralmente un tiempo, quedándose en ese sofá aparatoso donde a lo mejor siguen Marlaska y Alegría, que conservar a un PNV expulsado de su caserío como un pinchaúvas. A mí me parece que es lo único que puede explicar tanta cosa sorprendente estos días, hasta que los fantasmas de la fachosfera se cuelen en el sanchismo, que resulta que ETA ya no existe pero de repente está en la SER y en el Consejo de Ministros como si estuviera Aznar. Es sólo el comienzo de los dilemas de Sánchez, que tendrá que hacer algo parecido con ERC y Junts. Y no creo que le baste con colocar otro sofá de desmayos junto al colchón.