Un Dos de Mayo sin ti, señorito de la Puerta del Sol, gallinita ciega del protocolo, nardo aplastado en los Madriles, mameluco de Sánchez. Un Dos de Mayo sin ti, Godoy de sacar cuellito, Napoleón con frigodedo, ministro emplumado, caballerete de vidriera, soldado de triciclo. La historia se quedará sin cuatro ojos, la luz se quedará sin lienzo, las horas se quedarán sin chaleco y la majestad se quedará sin silla, como Su Majestad ministerial aquella vez, en un Dos de Mayo sin ti. Madrid convertido en un tambor rajado, el día convertido en un pozo seco, Ayuso convertida en emperatriz viuda, la gente convertida en novias abandonadas, todo eso pasará en un Dos de Mayo sin ti, día de furia, día de cenizas, día en que se perderán las almas como pañuelos y se romperán los corazones como gafitas. El pueblo sin guía, la sociedad sin jerarquía, el Gobierno sin apuntador, la memoria sin bolsillito de Doraemon, la verdad sin plumier, todo eso en un Dos de Mayo sin ti, ministro Bolaños.

En el que te pueda pisar el sito un monseñor con moña o Almeida con cesto de barquillos, en el que te pueda quitar una esquina con sombra el malasombra de Feijóo, en el que un ministro pueda hacer de menos al ministro que le lleva el aguamanil a Sánchez

Un Dos de Mayo sin ti, con las campanas robadas, con los balcones volados, con las autoridades sin papado, con las señoritas sin príncipe, con las palomas sin solapa. No es que no te inviten a ti, que la última vez tampoco te invitaron y allí te plantaste, como en la canción de Mecano ante el reloj de Mecano, reclamando tu sitio institucional igual que un madroño institucional. No puede ser excusa que la Bruja de Sol no te invite, no lo puede ser para el ministro al que la mera voluntad y una hélice de pajarita pueden elevar a las tarimas de la gloria por encima de etiquetas de banquete, de feos cielos municipales y de colas de gorrones o suplicantes. Un Dos de Mayo sin ti, en el que te pueda pisar el sito un monseñor con moña o Almeida con cesto de barquillos, en el que te pueda quitar una esquina con sombra el malasombra de Feijóo, en el que un ministro que lleva como el correo entre administraciones pueda hacer de menos al ministro que le lleva el aguamanil a Sánchez. Eso no puede ser, que nos van a quitar la democracia como te quitaron a ti la foto.

Un Dos de Mayo sin ti, ese estandarte sin dragón, ese Madrid sin centro, esa Puerta del Sol sin mojón. Sí, porque el año pasado sí que estabas, estabas como un doble ojo egipcio en el cielo, como un francotirador en una duna, como una estatua viviente al sol, o incluso como un empollón cruelmente castigado, pero estabas. Es cierto que no estabas en la tarima, que parecía un estuche de ajedrez con peperos y guardias civiles, pero tu presencia severa o tu ausencia deslizada llenó todo el día, como un grandioso desfile de todas tus posibles y gallardas sombras. Un Dos de Mayo sin ti, como una glorieta sin poeta, como un Madrid sin callos, como un conseguidor sin pelotazo de mascarillas, como un Gobierno sin payaso o sin macarra. Dirás que vas a Sevilla, a un congreso de algo, pero suena a que te escapas, como se escapan a los congresos los radiólogos o como se escapan a las tabernas los maridos, acobardados por la olla exprés. Y eso no puede consentirlo no ya un ministro, sino el ministro de la sanchidad misma, el portaestandarte de esta era.

Un Dos de Mayo sin ti, ministro con lira, alguacilillo del Gobierno, niño de San Ildefonso de las loterías de Sánchez, querubín heráldico o bachiller de la Moncloa. Un Dos de Mayo sin ti, teólogo de flexo y zancadilla, grillo en el sembrado de Ayuso, Wally de las ceremonias de la derechona, pasante de majo, artista del codazo como si fuera un relevé o del relevé como si fuera un codazo. Un Dos de Mayo sin ti, figurante de la gloria, ventrílocuo de ti mismo, tortuguita de luto, mozalbete con lupa incendiaria y pegamento Imedio de lo institucional, lo intelectual, lo propagandístico, lo ejecutivo, lo legislativo y lo judicial. El acto se quedará sin sombrillas, el día se quedará sin lucha, los ojos se quedarán sin niña, la historia se quedará sin héroes, los muertos se quedarán sin ciprés, Sánchez se quedará sin cacho, el mundo se quedará sin rumbo y España se quedará sin risas en un Dos de Mayo sin ti.