“El acuerdo ya está hecho”. La frase no admite lugar a dudas, el matiz posterior tan sólo es el blindaje ante posibles imprevistos de última hora, “sólo queda alguna cosa, pero lo esencial, está”. La afirmación procede de una fuente conocedora del proceso negociador que desde hace varios meses tienen activa PNV y PP y que aborda ya sus últimos flecos. Y el escollo que queda por salvar antes de que los cinco diputados del Grupo Vasco en el Congreso permitan a Mariano Rajoy sacar adelante sus presupuestos para 2017 es la liquidación del Cupo. No es un escollo menor pero está encarrilado y en fase de concreción. Alcanzados los acuerdos en algunas de las materias que el Ejecutivo de Iñigo Urkullu había situado como prioritarias, como el desbloqueo del Tren de Alta Velocidad (TAV), la retirada de recursos ante el Tribunal Constitucional o la autorización a la renovación de la plantilla de la Ertzaintza, el frente que aún frena el apretón de manos pasa por resolver la desavenencia de 1.600 millones de euros que ambas administraciones mantienen en la liquidación del pago del Cupo desde 2007.
El pasado sábado el propio presidente del Gobierno bromeaba con tener ya en su mano el respaldo para sacar sus cuentas al asegurar que contaba con “175 apoyos y medio”, dando por hecho el apoyo ya confirmado de Ciudadanos, el casi cerrado de PNV y Coalición Canaria y con la confianza de completar la terna hasta los 176 con el único representante de Nueva Canarias. Pedro Quevedo ya ha adelantado que no apoyará los presupuestos en el debate de totalidad pero que se compromete a negociar durante el debate de enmiendas parciales.
El Gobierno remite hoy el proyecto presupuestario a la Cámara Baja. Los ministros presentarán su propuesta de cuentas a lo largo de las próximas tres semanas, para someterlas a debata de enmiendas a la totalidad a comienzos de mayo, entre el 3 y 4. De superarla, que todo apunta a que lo hará, la fase de enmiendas parciales, donde se fijará la letra pequeña, se prolongaría otras tres semanas hasta su votación definitiva en el Congreso el 25 de mayo.
Fuentes del Gobierno aseguran que el acuerdo "ya está" y que sólo resta zanjar la liquidación del Cupo y la renovación de la Ley Quinquenal
En este periodo antes habrá de rebasar la última curva pronunciada que resta a la negociación entre el PNV y el equipo de Cristóbal Montoro. La última fase de la negociación aborda uno de los ejes del autogobierno vasco y que los nacionalistas priorizan sobre cualquier otro: el Concierto Económico. Las desavenencias que ambas Administraciones arrastran desde 2011 acumulan, según los nacionalistas, una factura de 1.600 millones en su interpretación más abultada y cuya horquilla se fija, en la interpretación más benévola, en torno a los 1.100 millones de euros. Es la cantidad que el PNV entiende que le reclama de más el Estado por la financiación de las competencias no transferidas a Euskadi. Una exigencia que Hacienda exige vía Cupo y que históricamente el País Vasco se ha negado a reconocer y que centra ahora la última fase de la negociación presupuestaria.
Un abultado listado de acuerdos previos
Junto a ella, los dos equipos negociadores, el de Montoro el de Pedro Azpiazu llevan tres meses trabajando para buscar una fórmula que permita poner fin a la cuestión. La negociación, que suma ya dos encuentros técnicos entre los dos equipos de trabajo y numerosos cruces de propuestas y de contactos telefónicos, se lleva a cabo en tres niveles. El primero de ellos trata de abordar una liquidación pendiente del periodo 2007 a 2011. El segundo se refiere a los últimos cinco años, de 2011 a 2016. En el lote se incluye desbloquear otra cuestión paralela, la renovación de la Ley Quinquenal del Cupo, que rige el sistema de liquidación y que está prorrogada desde 2007.
Actualmente la Ley en vigor y que fija los términos del compromiso que debe asumir Euskadi en el sostenimiento del Estado, establece que el peso financiero que el País Vasco debe asumir, de acuerdo a su PIB y población, se sitúa en el 6,24% mientras que los negociadores nacionalistas defienden que debe revisarse a la baja para fijarla en torno al 6,14%. El mecanismo de cálculo del Cupo anual para los próximos cinco años centra ahora los tira y afloja.
El deshielo en la relación PNV-PP es evidente y está a punto de pasar del frío gélido que marcó la falta de sintonía entre ambos la pasada legislatura a sellarse con un acuerdo y una nueva alianza que aliviará la minoría parlamentaria de Rajoy. De esta manera, dos formaciones con evidentes diferencias, PNV y Ciudadanos se convertirían en su apoyo esencial para frenar a la oposición de PSOE y Podemos.
De modo constante los negociadores nacionalistas habían recordado que para cerrar un acuerdo que permita facilitar la aprobación presupuestaria en el Estado habría que negociar “el contexto” en el que se plantean, en referencia a cuestiones ajenas al proyecto de cuentas pero que han distorsionado las relaciones entre PNV y PP. En este contexto se situaban los enfrentamientos con recursos presentados por la Administración central contra leyes y normas vascas, la polémica en torno a la Ertzaintza, la situación del proyecto del TAV o la renovación de la Ley Quinquenal del Cupo, cuestiones todas ellas resueltas o a punto de estarlo. De modo paralelo se negocia la letra pequeña del presupuesto, que tras su aprobación se ha empezado a escudriñar con mayor precisión y que se procedería a modificar mediante enmiendas parciales negociadas previamente y ante las que la dificultad es notablemente inferior a las cuestiones “de contexto” previsas pactadas hasta ahora.
En el PNV reconocen que existe "más voluntad" en el Gobierno y no esconden su disposición a abrir un canal de diálogo y acuerdos "a futuro"
En el PNV ya no esconden el acercamiento con el Gobierno de Rajoy, no sólo respaldándolo en votaciones complicadas y llamadas a perder, como la referida al decreto de la estiba, sino en manifestaciones públicas como las realizadas a finales de la semana pasada por el portavoz del Grupo Vasco, Aitor Esteban en las que afirmaba que “veo más voluntad” por parte del Ejecutivo del PP para llegar a un acuerdo e ir “desbloqueando” materias pendientes.
Sin embargo, en la formación nacionalista prefieren blindar el escenario y evitar que el clima optimista que comienza a fraguarse pueda aminorar las opciones de la negociación. El domingo la presidenta del PNV, Itxaso Atutxa, recordaba que la negociación no estaba cerrada y que las cuentas hechas por Rajoy no son acertadas. Apuntó que PP, Ciudadanos y Coalición Canaria “suman 170”.
Pero la evidencia es que PP y PNV suman más acuerdos en los últimos dos meses que durante los últimos cuatro años. Uno de los más significativos es el apoyo que los populares vascos han dado al proyecto de presupuestos en Euskadi y que permitirán sacar adelante a Urkullu sus cuentas el próximo 11 de abril. A todo ello se suma los acuerdos en materia ferroviaria, en torno a la litigiosidad que enfrentaba a los dos Gobiernos o a la reactivación de la negociación en torno al Cupo. Sin olvidar el reciente compromiso trasladado por el Ejecutivo de Rajoy al lehendakari de que no impedirán el proceso de desarme de ETA que culminará esta semana y sobre el que Urkullu informó personalmente al presidente del Gobierno en Moncloa.
El PNV ha justificado que los acuerdos “entre diferentes” si son para beneficio de Euskadi los suscribirá siempre. Atutxa reiteró el domingo la apuesta de su partido a mantener un canal de diálogo y de pacto “para llegar a acuerdos beneficiosos para Euskadi” y prolongarlo “a futuro” tras la fase de negociación presupuestaria en la que están inmersos.
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