La primera ministra, Theresa May, ha solicitado permiso a la reina Isabel II para formar gobierno y lo hará con el apoyo del Partido Democrático Unionista de Irlanda del Norte (DUP). Juntos cuentan con 328 diputados, dos más de la mayoría absoluta. "Acabo de ver a la reina y ahora formaré un gobierno que dé seguridad. Este gobierno guiará al país en las cruciales negociaciones del Brexit", dijo May, tras su reunión de 20 minutos en Buckingham Palace. Añadió que trabajará "en defensa de los intereses de todo el Reino Unido".
En este nuevo gabinete de May se mantienen cinco pesos pesados en sus puestos, según ha dado a conocer Downing Street. Continúan en sus carteras Boris Johnson (Exteriores); Amber Ruud (Interior), que estuvo a punto de perder su escaño; el ministro de Finanzas, Philip Hammond; el ministro para el Brexit, David Davis, y el titular de Defensa Michel Fallon. Según Joe Murphy, especialista en politica del Evening Standard, decía en Twitter parece "como si May fuera rehén" de su propio núcleo duro.
En su declaración tras ver a la reina May aludió a la lucha contra la amenaza terrorista. "El gobierno trabajará por mantener nuestro país seguro y aplicará mano dura con la ideología del extremismo islamista", añadió la primera ministra conservadora. Dos veces tuvo que suspenderse la campaña electoral por los atentados de Manchester, el 23 de mayo, y de Londres, el 3 de junio. Al menos 31 personas murieron en estos ataques yihadistas, entre ellas el español Ignacio Echeverría.
Los conservadores revalidan en estas elecciones del 8 de junio como el primer partido en Westminster, pero pierden en votos y escaños. Cuentan con 318 (331, en 2015) y sus aliados, 10. Los laboristas tienen 262 (232), tras asignarse el último escaño, Kesington; el SNP escocés, 35 (56) y los liberaldemócratas, 12 (8). El UKIP pierde su único puesto en Westminster y los Verdes obtienen un diputado.
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May aseguró que solo su partido está "legitimado" por su mayoría en votos y escaños para formar gobierno. Dijo que trabajarán con "sus amigos y aliados" del DUP para poner en marcha el Brexit. No dio detalles sobre el tipo de acuerdo, pero se interpreta que los conservadores gobernarán en minoría y recibirán el apoyo puntual de los unionistas.
En varias entrevistas vespertinas, lamentó que varios candidatos conservadores hayan perdido sus escaños. Algunos incluso miembros del gobierno, como el titular de Vivienda, Gavin Bawell, o uno de los autores del criticado programa de los tories, Ben Gummer.
Conservadores y unionistas del DUP de Irlanda del Norte coinciden ideológicamente y son favorables al Brexit. El principal partido norirlandés en Westminster querrá más inversiones y, sobre todo, que se mantengan sus lazos con el Reino Unido antes que con la UE y con Irlanda.
Los unionistas no quieren un estatuto especial para el Ulster, de modo que se queden de alguna manera en la UE, como sí pretende el Sinn Fein. Nigel Odds, reelegido como diputado por Belfast, señaló que es una de las precondiciones. Temen separarse del Reino Unido y que Irlanda pretenda la unificación si hay un tratamiento especial.
"Irlanda pidió a la UE que pusiera la cuestión norirlandesa en la mesa de negociación y es uno de los temas claves del Brexit, con la factura y la situación de los ciudadanos. Si la posición de May ahora va a ser que no haya estatuto especial, como reclama Irlanda, no habrá acuerdo", explica Salvador Llaudes, investigador del Real Instituto Elcano. "Los unionistas del DUP tienen miedo a la reunificación", añade el experto.
Los unionistas del DUP quieren impedir a toda costa que el líder laborista, Jeremy Corbyn, sea primer ministro, según publica The Guardian. Mantuvieron conversaciones durante la noche del jueves con May con el fin de buscar un acuerdo de gobierno. Mantienen una buena relación con May desde el inicio de su mandato. "La alternativa es intolerable. Mientras Corbyn sea líder laborista, nos aseguraremos de que el primer ministro sea conservador", afirmó una fuente del DUP a este diario británico. Aún no está claro si formarán parte del gobierno o le darán su apoyo puntual.
La alternativa es intolerable. Mientras Corbyn sea laborista, apoyaremos al primer ministro conservador", afirman los unionistas
El Partido Democrático Unionista, ahora liderado por primera vez por una mujer, Arlene Foster, fue el partido más votado en Irlanda del Norte, con 28 escaños en el Parlamento de Belfast, en las últimas elecciones en marzo pasado. Los católicos del Sinn Fein avanzaron hasta casi el empate con 27 diputados. El ultraconservador DUP apoyó claramente el Brexit, y por esa razón se interpretó entonces como un voto de castigo su retroceso de 10 escaños.
En Irlanda del Norte ganó el remain (quedarse) por un 56% y por ello el Sinn Fein defiende un tratamiento especial que permita mantener los vínculos con la República de Irlanda. Sin embargo, el DUP, fundado por el reverendo protestante Ian Paisley en 2008, defiende a ultranza su unión al Reino Unido y su adiós a la UE. Curiosamente la ausencia del Sinn Fein en Westminster hace posible que la mayoría real con la que va a contar May sea más grande. Otra paradoja es que en Irlanda del Norte aún no han podido formar gobierno y ahora pueden facilitar que lo haya en el Reino Unido. Si en el Ulster no llegan acuerdo, serán gobernados desde Londres.
El DUP es una formación muy conservadora en lo social, contraria al aborto y al matrimonio homosexual. En líneas generales, su ideología es similar a la del Partido Conservador, de modo que la confluencia no será difícil. Sin embargo, pocos prevén que Theresa May pueda mantenerse mucho tiempo al frente. "Ha reaccionado rápido para acallar a los críticos, pero es difícil que se mantenga cinco años cuando el Brexit va a ser tan complejo y tan caótico. Es difícil que se mantenga hasta 2022", afirma Llaudes.
La diputada conservadora Heidi Allen, recién elegida por Cambrigdeshire Sur, reconoció que sólo la inminencia del Brexit explica que May siga adelante de momento. "Necesitamos ahora un primer ministro. No creo que siga indefinidamente sino por un periodo de transición. Ahora necesitamos estabilidad", señaló, según The Guardian.
El líder laborista, Jeremy Corbyn, se mostró dispuesto a asumir la tarea de gobernar. Sin embargo, es el partido más votado quien primero lleva primero la batuta. El semanario The Economist no descarta que haya nuevas elecciones en breve. La excepcionalidad del Brexit en curso ha salvado de momento a Theresa May. La libra saludaba estos datos con un retroceso del 1,9% frente al dólar.
El líder liberaldemócrata, Tim Farron, arremetió contra May por no marcharse. "Debería estar avergonzada. Si tuviera un mínimo de amor propio y de respeto, se iría ya", agregó Farron. Su partido, que ha ganado cuatro escaños, descartó pactos con conservadores o con laboristas.
Tras formar parte del gobierno en 2010, con David Cameron como primer ministro, padecen en las urnas aún las consecuencias de ser socios minoritarios de un gobierno tory. Muy significativa fue la derrota del ex viceprimer ministro, Nick Clegg, que no logró conservar su escaño en Sheffield Hallam. Clegg señaló que el país está "profundamente dividido".
Theresa May, que convocó el 18 de abril elecciones anticipadas con la idea de lograr un mandato masivo a su gestión del Brexit, ha fracasado estrepitosamente y deja las negociaciones en vilo. May contaba con una mayoría de 331 escaños, que se traducía en 12 de margen por la ausencia del Sinn Fein. Buscaba un respaldo masivo en las urnas y se ha quedado por debajo de lo que logró su predecesor David Cameron en 2015. El fracaso personal es notorio.
Tras lograr su escaño en Maidenhead, May aseguró esta madrugada que "en este tiempo, más que ninguna otra cosa, el país necesita estabilidad y si los conservadores han ganado en escaños, y probablemente en votos, van a garantizar la estabilidad". El líder laborista, Jeremy Corbyn, que también revalidó su escaño en Islington North, pidió la dimisión de May. "Hemos cambiado la cara de la política británica, la gente ha dicho basta a la austeridad", señaló Corbyn, que partía en abril a más de 20 puntos en los sondeos de los conservadores.
"La primera ministra convocó las elecciones porque quería un mandato. El mandato que ha logrado es que los conservadores han perdido escaños, apoyo y confianza", dijo. "Creo que es suficiente para que se vaya", añadió.
La líder escocesa, Nicola Sturgeon, calificó como "desastrosos" los resultados de May, y trató de quitar hierro a la pérdida de escaños de su formación nacionalista, aún así mayoritaria en Escocia. Fue precisamente Escocia el único lugar donde los conservadores cosecharon avances gracias a su flamante líder Ruth Davidson, que se impuso a Angus Robertson, líder del SNP en Westminster hasta ahora. Los conservadores ven en el estilo de Davidson, más liberal y cercano, una señal por dónde deberían ir a partir de ahora. Gracias a este éxito en Escocia, el desastre de May no fue aún mayor.
Los nacionalistas promotores del Brexit del UKIP han quedado desbancados de Westminster al perder su escaño Paul Nuttall, que presentó su dimisión. Anunció "una nueva era" en el partido con "un nuevo líder". En 2015 contaron con un 12,6% de los votos y ahora apenas llegan al 2%. Muchos de sus votantes, antes laboristas, han vuelto a su hogar natal.
Dimite el líder del UKIP, Paul Nuttall, y anuncia que se inicia "una nueva era con un nuevo líder"
El ex líder Nigel Farage advirtió que "si no llevamos a cabo el Brexit por el que votó la gente, volveré a hacer campaña a tiempo completo" y culpó a May de poner en riesgo el Brexit.
May convocó a las urnas anticipadamente el 18 de abril cuando los sondeos le daban más de 20 puntos de ventaja. De haber esperado, las elecciones habrían sido en 2020. Pero confíaba con una mayoría aún más clara en Westminster, superior a los 331 escaños que logró Cameron en 2015. Perder la mayoría supone una derrota en toda regla que lleva el nombre y apellidos de Theresa May.
La participación ha llegado al 68,6%, la mayor desde 1997, por encima del 66,2% de 2015, cuando el entonces primer ministro, David Cameron, ganó por mayoría absoluta. Entonces la sorpresa fue que Cameron ganó claramente. Ahora May ha ganado por la mínima, una victoria insuficiente, que se interpreta como un fracaso personal. Como le ocurrió a Cameron al convocar el Brexit, May se ha hecho el harakiri en las urnas. De momento se podrá mantener gracias a los vecinos norirlandeses. No sabemos hasta cuándo.
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