El Gobierno se plantea el debate de la moción de censura de Pablo Iglesias como una oportunidad para demostrar que "no hay más alternativa que Mariano Rajoy" de modo que esta sesión parlamentaria se convierta en una especie de "segunda investidura" del inquilino de la Moncloa que le permita salir reforzado. Dicen en el entorno presidencial estar convencidos de que el líder de Podemos "está arrepentido de seguir adelante con este debate", por entender que puede suponerle un coste en términos políticos que su formación no ha sido capaz de evaluar.
Muy seguros parecen ante una cita que, si bien se saldará con el fracaso de la moción, no ahorrará críticas de todos los grupos de la oposición hacia el jefe del Ejecutivo. Argumentan los distintos medios gubernamentales consultados que el éxito de la moción de Felipe González en 1980 radicó fundamentalmente en la extrema debilidad interna en que se encontraba Adolfo Suárez, "lo que no es el caso", ante un líder de la oposición incontestable, "que tampoco es el caso", en alusión a Iglesias, máximo dirigente de la tercera fuerza política de la Cámara.
A ver cómo explican los sanchistas el no en la moción de Iglesias"
Es más, en el debate que arranca el próximo martes y que, con toda probabilidad, se extenderá hasta el miércoles, la izquierda aparecerá dividida en dos bloques, PSOE y Podemos, muy lejos de hacer un frente común. No tiene dudas Moncloa de que "los socialistas no se han enterado de que Iglesias abomina de un pacto con ellos. No quiere ir de su mano, quiere hacerles desaparecer" de modo que si la moción "es mala para Pablo, peor lo es para el PSOE si se abstiene".
"Han estado los sanchistas tanto tiempo hablando de los males de la abstención -en la investidura de Rajoy- que ahora a ver cómo explican la abstención en la moción de Pablo Iglesias". El argumento mil veces repetido por parte del nuevo PSOE de Pedro Sánchez de que Rajoy "es censurable" pero Iglesias "no es presidenciable" puede ser difícil de asimilar por buena parte de las bases electorales de la izquierda que, precisamente, apostaron por Sánchez frente a Susana Díaz por entender que con éste es posible ese entendimiento PSOE-Podemos.
El PP se está preparando el debate, pero aún no han decidido quién intervendrá
Moncloa todavía no ha decidido qué perfil dar a la moción planteada por Pablo Iglesias. De hecho, se ha pasado del no rotundo a la intervención de Rajoy, a un "quizá" y "es posible" que no compromete pero tampoco descarta. El presidente del Gobierno podría tomar la palabra sorpresivamente y en eso radicará parte del interés del debate. Se lo está preparando con su equipo por si finalmente sube a la tribuna de oradores. Asimismo, todos los ministros recibieron hace un par de semanas órdenes para que se prepararan la moción, sin saber si tendrán que tomar la palabra, tal y como hicieron los miembros del gobierno autonómico de Cristina Cifuentes el pasado jueves en la Asamblea de Madrid.
Ataque de Ciudadanos
Moncloa irá pertrechada de datos y argumentos para intentar rebatir al líder de Podemos, llegado el caso, pero, también, al resto de los Grupos de la oposición, sin descartar, siquiera, algún ataque por parte de Ciudadanos y, mucho menos del PSOE, sobre todo cuando se entre en las procelosas aguas de la corrupción, uno de sus puntos débiles. La marcha de la economía o la creación de empleo son los discursos con los que los populares quieren desmontar la andanada, aunque el varapalo que ha dado el Tribunal Constitucional al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, declarando ilegal la ya prescrita amnistía fiscal de 2012, debilita su posición dando artillería al adversario.
Se juzga a Iglesias, no a Rajoy, y se va a ver cuántos votos tiene a favor y cuántos en contra"
En cambio, si lo que quieren es restarle protagonismo al líder de Podemos, limitarían la réplica al portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Rafael Hernando, que intervendrá en nombre de sus diputados. En todo caso, se da por seguro que alguien del Ejecutivo tome la palabra. Se ha barajado el nombre de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. El consejo de ministros del pasado viernes abordó la moción desde un punto de vista muy procedimental sobre los tiempos de intervención y la longitud de la sesión parlamentaria, pero nada más.
El Gobierno insiste en que quien se examina es Pablo Iglesias y no Mariano Rajoy. En estos términos se manifestó el viernes pasado el ministro portavoz, Íñigo Méndez de Vigo. "Se juzga a Iglesias. Se van a ver los apoyos del candidato" a la presidencia del Gobierno, comentó para agregar que "van a ser votos a favor o en contra de Iglesias y ya veremos cuántos obtiene".
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