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Brexit: May sufre una derrota histórica y Corbyn presenta una moción de censura

El Parlamento británico rechaza por 230 votos de diferencia el Acuerdo y hoy debatirá la iniciativa laborista

La primera ministra británica, Theresa May, en la jornada crucial del Brexit.
La primera ministra británica, Theresa May, en la jornada crucial del Brexit. | EFE

Llegamos al May Day (el día de May, también llamada de socorro en inglés). Estamos ante la crónica de una derrota tan anunciada y previsible como inciertas son sus consecuencias. La primera ministra británica, Theresa May, ha perdido su pulso con el Parlamento sobre el Acuerdo de Salida de la Unión Europea. Han votado en contra 432 diputados y 202 a favor. Es el peor resultado de un Gobierno británico en democracia desde los años 20. Son 230 votos de diferencia.

El líder laborista, Jeremy Corbyn, ha anunciado que va a presentar una moción de censura, que va a debatirse el miércoles. "Es una derrota catastrófica. Los Comunes han dado su veredicto sobre el Acuerdo. Hemos llegado al límite con la táctica de la negación y la postergación", ha declarado.

May se ha anticipado y ha instado a la oposición a que tome la iniciativa para ver si cuenta con suficientes apoyos. La paradoja es que difícilmente Corbyn sacará adelante su moción. Han rechazado el Acuerdo los conservadores euroescépticos, laboristas y unionistas norirlandeses, así como liberaldemócratas, partidarios de un segundo referéndum. Pero ni los conservadores ni los unionistas van a apoyar a Corbyn y así lo han anunciado.

"Han votado lo que no quieren, no lo que quieren", ha declarado la primera ministra. May ha informado de que se reunirá, si Corbyn no se sale con la suya, con los distintos partidos para ver cómo llegar a una solución consensuada.

Hay que remontarse a 1924 para encontrar una derrota similar, aunque entonces fue mucho menor. Fue Ramsay Macdonald quien perdió entonces por 166 votos. Han apoyado el Acuerdo 196 diputados conservadores, tres laboristas y tres independientes. En contra, lo han hecho 248 laboristas, 118 conservadores, 35 del SNP (nacionalistas escoceses), 11 liberaldemócratas y 10 unionistas norirlandeses.

May, incombustible, se ha comprometido a volver el lunes al Parlamento, si su Gobierno supera la moción de censura, con una nueva propuesta sobre el Brexit. Será un milagro que en apenas cinco días logre lo que no ha conseguido en dos años.

El ex ministro de Exteriores Boris Johnson decía a la BBC: "Este Acuerdo está muerto y ha quedado claro. Es un mal acuerdo para el Reino Unido. Pero la buena noticia es que da un claro mandato a la primera ministra británica para que vaya a Bruselas y explique todo lo que el Parlamento rechaza".

Apenas faltan 70 días para el 29 de marzo, cuando ha de ejecutarse la salida de la UE, y el Acuerdo ya pactado con la UE ha saltado por los aires por obra y gracia del Parlamento británico. El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, ha lamentado el resultado y ha instado al Reino Unido a que "clarifique cuanto antes sus intenciones, porque el tiempo corre".

El presidente del Consejo, Donald Tusk, ha expuesto en un tuit de forma sutil cómo quizá el Reino Unido debería replantearse todo el proceso. "Si un acuerdo es imposible, y nadie quiere salir sin acuerdo, ¿quién tendrá finalmente la valentía de decir cuál es la única solución positiva?".

Ardiente debate en los Comunes

En su última oportunidad de dirigirse a los parlamentarios antes de la votación, la primera ministra, Theresa May, ha reconocido que la votación era "histórica". Según May, "se trata de la votación más significativa en nuestras vidas. El resultado definirá nuestro futuro durante generaciones". Dada la derrota tan histórica como humillante, la primera ministra tendría que haber contenido el dramatismo previo.

"Nadie debe olvidar que forma parte de un proceso democrático", ha dicho. Ha recordado cómo se celebró el referéndum sobre la salida de la UE y cómo su Gobierno se ha empeñado en cumplir con el mandato de la consulta.

"Nuestra decisión definirá nuestro futuro durante generaciones. Nuestro deber es cumplir con el resultado del referéndum. No se trata de celebrar otra consulta. Otra posibilidad sería dejar la UE el 29 de marzo sin acuerdo y tampoco es lo que quiere la gente", ha señalado.

"Sin Acuerdo significa que no hay transición, ni protección a los ciudadanos, ni seguridad ni unas relaciones comerciales favorables con la UE. Este Acuerdo es la mejor salida", ha insistido.

"Algunos creen que hay posibilidad de que renegociemos otro acuerdo. No hay alternativa", ha remarcado. "Con este acuerdo recuperamos el control y no ponemos en peligro empleos", ha dicho.

Sobre la cuestión irlandesa y la salvaguarda para evitar la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte, ha prometido buscar "soluciones creativas" para que el backstop sea temporal.

Votar en contra es votar por la incertidumbre, la división y el riesgo de una salida sin acuerdo o que no haya Brexit", dice May

"Es el voto más significativo en nuestras carreras políticas. Ha llegado la hora de tomar una decisión. Esta decisión será clave para el futuro de nuestro país. Votar contra este Acuerdo es votar por incertidumbre, división y el riesgo de una salida sin acuerdo o que no haya Brexit", ha subrayado la primera ministra.

"Nos debemos a la gente de este país. Es quien confía en nosotros. Merecen un futuro mejor. Actuemos en defensa del interés nacional. Juntos podemos mostrarles que hemos escuchado sus voces. Unamos nuestras fuerzas", ha clamado casi en un grito.

"Es un Acuerdo malo para la economía, para el país, un peligro, como un salto a ciegas en la oscuridad", dice Corbyn

Poco antes, el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, ha empezado diciendo que en el Parlamento se están viviendo los días más caóticos que recuerda. Ha asegurado que "a pesar de sus promesas (para retrasar el voto) no ha conseguido ninguna garantía adicional de la UE".

En un tono categórico, ha señalado: "La primera ministra ha tratado el Brexit como una cuestión de su partido más que por el bien del país". Según Corbyn, "está tan desesperada que ahora ha descubierto a los sindicatos", en alusión a las última conversaciones de May para lograr su apoyo.

"Los laboristas van a votar en contra. Como lo harán otros muchos diputados, incluso conservadores. Es un acuerdo nefasto. También estamos en contra de que no haya acuerdo", ha declarado Corbyn.

"No pueden descartarse que haya que renegociar y eso hay que decirlo en Bruselas. Este Parlamento representa a la gente de este país. Este Acuerdo no defiende  los intereses de este país", ha añadido. "Aquí vamos a debatir todas las opciones", ha sentenciado.

"Este país ha de celebrar elecciones. Si este Acuerdo es rechazado, hemos de consultar a los ciudadanos. La gente han de volver a tomar el control. Unas elecciones generales permitirán que los ciudadanos recuperen el control y den el mandato a sus representantes", ha declarado.

"Votad contra el Acuerdo, votad contra este Acuerdo malo y chapucero. Es malo para la economía y para el  país. Es un peligro", ha remarcado entre los gritos de sus seguidores y los abucheos de los conservadores.

El speaker, John Bercow, ha permitido el voto de cuatro enmiendas, dos de ellas sobre el backstop, la salvaguarda para evitar que haya frontera interirlandesa. Finalmente, se retiraron tres y solo se votó la propuesta por John Baron.

Los unionistas norirlandeses, comandados por Arlane Foster, son los más recelosos con esta cuestión porque no quieren ningún trato distinto al resto del Reino Unido. Cuentan con diez diputados pero apuntalan la débil mayoría conservadora. Bercow descartó otra enmienda sobre el segundo referéndum, propuesta por los liberaldemócratas.

En las inmediaciones de Westminster, en las horas previas al meaningful vote (voto decisivo) se han concentrado partidarios del People’s Vote (segundo referéndum) con banderas europeas y defensores de una salida sin acuerdo. En un grupo se ha quemado una bandera europea. Cientos de personas han seguido el debate en pantallas gigantes.

El día comenzó con una reunión de May con su gabinete en el 10 de Downing Street. Al parecer, endulzaron el encuentro con donuts para hacer frente a lo que sería una amarga jornada. El objetivo del 15-E era suavizar la derrota, ya que nadie se atrevía ni siquiera a soñar con vencer las resistencias de los parlamentarios, expuestas con detalle en cinco días de debate después del receso navideño, y otros tantos antes de las fiestas.

May retrasó el voto, inicialmente previsto para el 11 de diciembre, para impedir una derrota que se ha confirmado inevitable. Ni los más veteranos recuerdan que un primer ministro acudiera a una votación en la Cámara de los Comunes con el rechazo tan previsible.

O este Acuerdo o el caos

El ministro de Medio Ambiente, Michael Gove, se ha encargado este martes de difundir en una entrevista en la BBC el último llamamiento del Gobierno. “El auténtico peligro es que sin este Acuerdo haremos frente o bien a un Brexit sin acuerdo, con daños económicos inmediatos, o incluso peor, que no haya Brexit”.

Ha añadido: “Hay gente en la Cámara de los Comunes y fuera de ella que quieren revertir la situación”. Incluso aludió al backstop (la salvaguarda para evitar la frontera interirlandesa que solo se activaría si no hay acuerdo sobre las negociaciones futuras) como un inconveniente para la UE.

Gove aseguró que el Acuerdo es la puerta que permite salir de la UE y a partir de ahí “mejorar el proceso en la fase dos, cuando negociemos nuestra relación comercial con la UE”. Amante de Juego de Tronos, aludió a que sin acuerdo, “llegará el invierno”.

En la Cámara de los Comunes ha abierto el debate el fiscal general, Geoffrey Cox, quien ha advertido a los diputados que se trataba de elegir entre el orden y el caos. “El Acuerdo aporta la certeza y legalidad necesaria para salir de la UE cumpliendo con nuestras obligaciones”. A su vez, ha apelado a la responsabilidad de los diputados para que suscribieran el texto.

En el mismo sentido en que se manifestó May la víspera, Cox ha declarado que “la Historia recordará cómo los diputados votaron en contra de que el Reino Unido recuperara su independencia”, y todo  con la excusa del backstop.

También ha aludido a cómo se estaba utilizando esa salvaguarda como excusa el decano de los diputados en la Cámara, Kenneth Clarke, conservador pero firme defensor de la permanencia en la UE.

“Este acuerdo no es dañino. Los que aluden al backstop sufren de una paranoia. Creen que la UE quiere amarrarnos”. Clarke ha añadido cómo desvincularse de la UE deja al Reino Unido expuesto a un mundo en el que Trump impone la forma en que se relacionan comercialmente los países.

Opuesta por completo ha sido la intervención de Dominic Raab, segundo ministro del Brexit de May, que renunció a finales del año pasado. Raab, que está en campaña por el liderazgo conservador, ha asegurado que el Acuerdo deja al Reino Unido sometida al control de la UE.

Otro de los diputados más relevantes en el debate del Brexit, Dominic Grieve, defensor del segundo referéndum, ha criticado al Gobierno de May por su desesperación a la hora de defender el Acuerdo. Grieve es el artífice de la enmienda que obliga a May a presentar un plan B en tres días.

Los liberaldemócratas también demandan un segundo referéndum. El portavoz en la Cámara, Tom Brake, ha señalado que una salida sin acuerdo es inaceptable, y como la UE no va a reabrir las negociaciones, la única opción será que la gente vote de nuevo.

Más tiempo

Desde Bruselas se ha empezado a trabajar con la hipótesis de que el Reino Unido va a necesitar más tiempo. Cincuenta días después de la firma del Acuerdo y la Declaración Política con la primera ministra Theresa May reciben este rechazo del Parlamento británico.

El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, ha cancelado un encuentro en Estrasburgo el miércoles en previsión de que May viaje de urgencia para intentar acordar alguna señal que le permita seguir adelante.

En el intercambio de cartas con May, el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, y el  presidente del Consejo, Donald Tusk, han intentado clarificar que el  interés común del Reino Unido y la UE es llegar a un acuerdo sobre el estatus futuro lo antes posible y evitar la salvaguarda.

Hay voluntad de dar más tiempo al Reino Unido, pero no de renegociar lo que ya se ha pactado. El 29 de marzo es la fecha prevista de salida, y de momento solo parece posible sin acuerdo, una opción que rechaza la mayoría del Parlamento británico.

El Reino Unido puede pedir una prórroga, que se prolongaría como máximo hasta el 1 de julio, la víspera de la constitución del nuevo Parlamento Europeo, que elegirán los Veintisiete entre el 23 y el 26 de mayo próximo.

Habrían pasado tres años desde el referéndum del Brexit, el 23 de  junio de 2016, cuando ganó por un margen de un millón de votos la opción de salida. Sería el primer paso hacia el periodo de transición, que terminaría en diciembre de 2020, pero es ampliable dos años. Elaborar estos acuerdos es muy complejo, como lo fue el ingreso del Reino Unido, que tardó en consumarse 12 años y se hizo en 1973.

“Gobernar es elegir”, decía el primer ministro francés Pierre Mendès France. May, que defendió la permanencia en la UE en el referéndum, lo ha hecho pero no ha conseguido el imprescindible apoyo del Parlamento para el Acuerdo de Salida de la UE. En teoría, cuenta hasta el lunes para presentar un plan B.

De momento, ninguna otra opción cuenta con suficiente apoyo en la Cámara de los Comunes, que también ha de elegir cómo salir de la Unión Europea, ni con el respaldo de la UE para ponerla en marcha. El Brexit, desde su gestación en el referéndum hasta su imprevisible resolución, será un caso para estudiar en los libros de Historia.

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