Es una operación que corre en paralelo al día a día del grupo, pero de la que tienen constancia algunos empresarios e inversores, a los que se ha tanteado en estas últimas semanas, antes de la Junta General de Accionistas de Prisa. El plan lo han iniciado algunos accionistas afines a Moncloa, quienes pretenden encontrar compradores españoles para hacer una oferta a Joseph Oughourlian (Amber Capital) por sus acciones en la compañía de medios de comunicación, que ascienden al 29,9% del capital.

En los contactos que han mantenido con los interesados, estos accionistas afirman que disponen del 18% de las participaciones del grupo, así como que están dispuestos a alcanzar un pacto amplio con los diferentes propietarios de Prisa para marcar su rumbo a futuro. Eso incluiría a la familia Polanco, que en el pasado había reclamado una mayor participación en la toma de decisiones del grupo por parte de sus socios.

Dentro de la compañía de medios de comunicación -explican fuentes internas- son conscientes de estos movimientos, dado que sus propios promotores tantearon a Oughourlian hace unos meses y le trasladaron una propuesta que le permitiría salir del grupo y recuperar una parte de su inversión.

El dueño de Amber Capital ha invertido más de 350 millones de euros en la compañía, que tiene un valor bursátil de alrededor de 420 millones y de la que posee algo menos de la tercera parte de las acciones. Por tanto, no parece probable que ninguna oferta le permitiera recuperar todo el dinero que apostó en el grupo, apuntan estos informantes.

La estructura accionarial de Prisa

Entre los accionistas más próximos al Ejecutivo se encuentra el grupo de empresarios que gestiona la sociedad Global Alconaba, encabezados por Andrés Varela Entrecanales y poseedores del 7% de Prisa. Esta participación la compraron en 2022, tras alcanzar un acuerdo con su anterior propietaria, Telefónica.

También figuran en el grupo de accionistas minoritarios el empresario audiovisual José Miguel Contreras y Juan Adolfo Utor. Este último, dueño de Baleària y poseedor del 5,4% de Prisa.

Los contactos con los inversores se iniciaron hace más de un año, aunque recientemente se han vuelto a producir, en las semanas previas a la Junta de Accionistas, prevista para el próximo 27 de junio. De momento -según apuntan empresarios contactados- sin éxito, dado que no han conseguido el compromiso de esas 'fortunas españolas' a las que pretenden convencer de que inviertan en la compañía.

Fuentes internas de Prisa expresan que este tipo de movimientos no han afectado en absoluto a la dinámica del grupo y que, de hecho, Oughourlian pretende jugar un papel activo, tanto en la renegociación de la deuda con Pimco -su gran acreedor- como en la confección del plan estratégico que pondrá en marcha el grupo a partir de 2025.

Estos informantes reconocen las desconfianzas existentes entre los socios más próximos a Santander -entre ellos los Polanco o Carlos Slim- y Amber Capital. Sin embargo, también inciden en que los consejeros de administración de Prisa se encuentran alineados con el proyecto marcado por sus ejecutivos, con Oughourlian a la cabeza.

Se espera que en la próxima Junta se avancen algunos de los objetivos que perseguirá la compañía en su nuevo plan estratégico, si bien, salvo sorpresa, no se producirá ningún giro brusco de los acontecimientos.

Inversión de Amber

El empresario armenio es consciente de los difíciles momentos que atraviesa el gigante de la comunicación y, como se señalaba anteriormente, ha tenido que poner de su bolsillo algo más de 300 millones de euros. El gestor de Amber Capital llegó a reconocer dicha situación en una entrevista concedida a El País.

"Obviamente estamos perdiendo dinero. Debemos tener un coste medio de nuestra inversión por debajo de 1,50 euros por acción, y el título está por debajo de un euro. Es una pérdida grande. Además está el tiempo que he dedicado a la inversión. No pensaba que iba a costarme tanto tiempo la parte financiera. También he puesto mucho dinero personal. Me lo he creído mucho", señaló.

Lo cierto es que a pesar de las intentonas de Oughourlian para reflotar la delicada situación financiera del grupo Prisa, el precio de la acción del grupo mediático sobre el parqué no remonta el vuelo y en la jornada de este martes cerró en 38 céntimos. Bien es cierto que desde que se iniciara este presente año, la capitalización ha crecido un 32%. No obstante, si atendemos a los últimos 365 días, el título de Prisa apenas se ha movido y gana apenas un 1,12%.

El escudo anti-OPAs

Sea como sea, uno de los empresarios que ha sido tanteado en los últimos meses recuerda que cualquier operación que implique la compraventa de más del 9,9% de los títulos de Prisa deberá recibir la aprobación de Moncloa. Esto es así porque permanece vigente el escudo anti-OPAs que se puso en marcha en 2020 para proteger a las empresas de sectores estratégicos de las posibles maniobras hostiles de los fondos de inversión internacionales, en un momento de emergencia sanitaria.

Eso garantiza al Ejecutivo la última palabra sobre lo que suceda en esta empresa y, por tanto, la posibilidad de vetar operaciones de grupos que pueda percibir como hostiles.

En este sentido, recuerdan que fondos como el catarí han sido tanteados en el pasado reciente por otros empresarios españoles -como Borja Prado- para explorar la posibilidad de realizar alguna operación sobre medios españoles, sin que esos movimientos hayan prosperado.

El propio Prado realizó una maniobra cuando era presidente de Mediaset España, mediante la cual intentó iniciar una negociación para que los Berlusconi adquirieran una participación de la Cadena SER, pero Prisa rechazó esa posibilidad.

Este tipo de movimientos -como el que ahora pretenden estos socios de Prisa-han sido comunes en el sector de los medios de comunicación durante los últimos años, donde se intentó fusionar Unidad Editorial con Vocento; o donde incluso Vocento llegó a pedir precio por el diario Marca a su dueño italiano, Urbano Cairo.

A la hora de la verdad, estas operaciones no han prosperado, salvo excepciones, como la relativa a la adquisición del Grupo Zeta por Prensa Ibérica. Estos fracasos se explican tanto en la falta de voluntad de los vendedores como de recursos económicos de los interesados, apuntan estos inversores.