Las monjas clarisas del convento de Belorado han confirmado hoy su decisión de abandonar la Iglesia de Roma e ignorar la advertencia de excomunión que se cernía sobre ellas. El arzobispo de Burgos, Mario Iceta, les había ampliado el plazo hasta hoy para presentarse de forma individual ante el Tribunal Eclesiástico para escuchar a cada una de las religiosas por separado. Quería conocer si eran libres en su toma de posición y si se ratificaban en la decisión de unirse a la Pía Unión del falso obispo Pablo De Rojas. En un comunicado, una decena de 'monjas cismáticas' se reafirman en su posición y aseguran que se separan de la Iglesia surgida tras el "latrocinio del Vaticano II" de modo libre y voluntario.

Las diez clarisas estaban llamadas a presentarse antes de este mediodía ante el citado tribunal bajo la advertencia de que en caso de no hacerlo y ratificar su posición podrían incurrir en cisma y por tanto enfrentarse a la pena canónica de excomunión de la Iglesia católica. En el escrito acusan al arzobispo Iceta de actuar bajo "amenazas" de excomunión de la "iglesia conciliar surgida del latrocinio del Vaticano II".

La decisión sólo está firmada por 10 de las 16 religiosas que inicialmente residían en el convento burgalés. En un primer momento una de las monjas decidió abandonar la comunidad. Respecto a las cinco restantes, las de mayor edad, el arzobispado las había liberado de tener que acudir de modo presencial. En el manifiesto hecho público hoy no se hace referencia a ellas.

Sin "jurisdicción sobre nosotras"

Se reafirman en el "manifiesto católico" firmado el pasado 8 de mayo y publicado por la hermana abadesa Isabel de la Trinidad "legítima representante legal de las comunidades" de Belorado y Orduña. Por ello, subrayan que se han separado de la jurisdicción del citado tribunal y que por tanto no tendría "jurisdicción sobre nosotras" ni capacidad para imponer "penas espirituales como lo es la farsa de la excomunión".

Las religiosas ya expresaron su deseo de vivir bajo la tutela de la orden fundad en Bilbao por De Rojas.

Aseguran que su decisión de separarse de la "Iglesia conciliar" es fruto de una "madura, meditada y consciente reflexión" refrendada "por todas". Consideran que los actuales obispos no son "validos ni legítimos ni tiene poder sobre nuestras almas" y por tanto sus decisiones carecen "de efectividad y son nulas e írritas".

Decisión "irreversible"

La decisión ha sido remitida vía burofax al arzobispo Iceta con la firma de las diez monjas llamadas a comparecer y en la que le hacen traslado de su "unánime e irreversible posición". Aseguran que se trata de una decisión adoptada por fidelidad "a Cristo y su Iglesia católica, por quienes estamos dispuestas a dar la vida". Añaden que no temen a quienes pueden "matar el cuerpo, aún por medio de coacciones, imposiciones o bloqueos de suministros, pero nada pueden contra el alma".

Consideran que ninguno de los papas posteriores a Pio XII son legítimos al haber sido nombrados tras la reforma del Concilio Vaticano II y por tanto sus directrices y documentos "no son vinculantes" para la Iglesia Católica que ellas defienden. Reiteran que sus escritos están repletos de "herejías". Acusan a los papas posteriores a 1958 de ser unos "usurpadores de la cátedra de San Pedro". También tildan de usurpadores a quienes ocupan las "sedes patriarcales, arzobispales, diocesanas, parroquiales o cualquiera que sean". Apelan por todo ello a la única validez del Código Canónico Pío Benedictino y al Catecismo Romano promulgado por el Concilio de Trento y compendios posteriores hasta 1958.