El revisionismo colonial que anunció hace unos meses el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ha llegado de la mano del pabellón español a la Bienal de Venecia. La artista peruana Sandra Gamarra, primera latinoamericana que representa a España en esta cita, ha querido aprovechar la ocasión para reinterpretar obras conocidas de Zurbarán, Velázquez o Murillo y hacer ver el sesgo colonial, que según afirma, contiene nuestro patrimonio.

Bajo el título Pinacoteca migrante, exposición comisariada por Agustín Pérez Rubio, la peruana, residente en España desde hace dos décadas, pretende "desnaturalizar y desnormalizar una lectura de nuestra propia historia, que parecía única pero que puede ser múltiple", tal y cómo ha recogido la periodista Carmen Naranjo para EFE justo antes de la apertura de este evento internacional este sábado día 20.

"El público reconoce el entorno y esa es la trampa a donde lleva la artista para que el espectador se crea el relato como verídico"

Lo hace a través de la reinterpretación de cinco decenas de cuadros de colecciones españoles que abarcan desde el Imperio hasta la Ilustración y que se encuentran en las grandes instituciones culturales de nuestro país. Desde el Museo de América al Thyssen o el Prado pasando por el Museo Militar de Toledo. Escoge géneros clásicos y muestra, tal y como asegura, el sesgo colonial que tenían aquellas obras, además de revisar algunas esculturas de los conquistadores españoles. "Lo que es importante es descolonizar las mentes y los corazones, para que las leyes y las formas de relacionarnos con los otros sean las que cambien", ha asegurado en una entrevista a EPE.

Para ello, presenta una trampa y hace creer al espectador que está ante el típico museo occidental para que se pasee con naturalidad hasta que se de cuenta que la temática ha cambiado o, más bien, la forma de mirar la temática. "El público reconoce el entorno y esa es la trampa a donde lleva la artista para que el espectador se crea el relato como verídico", explicó el comisario.

Así, el visitante de este pabellón se encontrará al final del recorrido, en lo que han titulado Jardín Migrante, con los monumentos en honor a los conquistadores que ahora son de líderes indígenas que lucharon para que sus territorios se "liberaran del colonialismo español". Allí están Micaela Bastidas, la peruana que fue la principal consejera de Túpac Amaru II y a la que acabaron estrangulando, o a la boliviana Juana Azurduy, que luchó por la emancipación del Virreinato del Río de la Plata.

Proceso de descolonización

El arte de Gamarra en la Bienal llega en medio de la polémica por las descolonización de los museos que se ha topado con muchas voces críticas. Según ella, todas las colecciones se podrían visitar de otra manera, reinterpretando sus contenidos y añadiendo una nueva lectura. La artista considera un error pensar que se quiere "borrar todo" y asegura que la intención es hacerlo más accesible "para otros cuerpos, para otras lenguas, para otra noción cultural". Siempre teniendo en cuenta, tal y como aseguró al diario El País, que los museos "no son entes apolíticos".

En su línea también ha hablado para EFE el comisario asegurando que "la cultura no es una, hay diferentes culturas, pero las gafas del eurocentrismo son las que se han impuesto desde Europa al resto del mundo". "Eso hay que cambiarlo y hay que entender que hay diferentes espacios para diferentes culturas y que todas son iguales", enfatizó.

Y aseguró que está cada vez más incómodo con la palabra "descolonización" porque considera que se está abusando de su uso. "Al final vamos a resquebrajarla. Los museos deben descolonizarse, pero de nada servirá si no lo hacemos también con la escuela, con el relato histórico y con nuestras propias mentes", añadió y continúo asegurando que esto nada tenía que ver con ser antiespañol.

Ambos se vieron envueltos en una polémica, también por el relato descolonizador del arte, en 2021, cuando presentaron en la Sala Alcalá 31 la exposición Buen gobierno. El espacio, de la Comunidad de Madrid, censuró, tras el revuelo que causaron los porqués de sus obras, algunas palabras del texto. En este no podía aparecer ni "conflicto" ni "restitución" ni "racismo"; algo que le costó entender a la artista peruana que asegura que ella lleva años haciendo el mismo trabajo y que su arte no ha sufrido cambios por los distintos panoramas políticos.