El Museo Thyssen-Bornemisza ha presentado este lunes su exposición más esperada y también más polémica: La memoria colonial en las colecciones Thyssen-Bornemisza. En ella, a través de 75 obras, quieren hacer una "relectura" sobre estos lienzos y "abordar el papel de los museos y las obras que albergan en el contexto de la creación y legitimación del relato eurocéntrico".

El encargado de presentarla ha sido su director artístico, Guillermo Solana, que lleva ocupando titulares desde que se supo que entraba en las listas, de manera simbólica, al Parlamento Europeo por Sumar y al que se ha acusado de comprar el discurso "decolonial" del actual ministro de Cultura, Ernest Urtasun. "No he tenido todavía ninguna contacto con el ministro de Cultura, ninguna sugerencia ni indicación en este sentido", ha asegurado.

Y ha continuado alegando que "cualquier persona que conozca cómo funciona un museo y cómo se monta una exposición sabe que esta no se puede hacer en seis meses y los que digan que esta propuesta responde a una coyuntura actual o que se han dado instrucciones para que se haga, lo dice de mala fe".

También que aunque "algunos han considerado que estos temas entrañan hoy alguna polémica, yo no veo nada polémico en el fondo del asunto". "No conozco a nadie que admire las hazañas de los ingleses en la India, de los belgas en el Congo, de Estados Unidos en Vietnam.... No conozco a nadie en España hoy que apruebe la esclavitud que fue abolida solo doce años antes de la Independencia", ha continuado al principio de su intervención y ha hecho hincapié en que el arte tiene que ver con todo. "Todo está incluido: el colonialismo, el poder político, la religión, la muerte, la amistad, el amor...".

Solana ha asegurado que esta exposición, a la que ha calificado como "la más importante del año", pretende "rastrear la huella en el arte desde el siglo XVII hasta nuestros días de la sobreexplotación en los territorios de ultramar, el esclavismo y la dominación, la sexualización de los nativos y los testimonios de resistencia contra el colonialismo".

Y ha vuelto a recalcar que no entiende el porqué de tanto revuelo. "La huella colonial es muy evidente en la historia del arte, la pintura de los Países Bajos en el siglo XVII está llena de barcos y de las materias primas de las colonias. Hay veces que la evidencia está a flor de piel pero otras en las que no nos hemos dado cuenta hasta ahora". Para poner un ejemplo ha mencionado el cuadro Retrato de David Lyon, de Thomas Lawrence, "donde se muestra a este señor que había amasado su fortuna gracias al tráfico de personas". "A mí esto me parece más relevante que las miles de anécdotas que contamos todo el tiempo de los personajes que aparecen en las obras", ha asegurado.

'La memoria colonial en las colecciones Thyssen-Bornemisza'. Fotografías de EFE.

También que esta "exposición no pretende descolgar ningún cuadro, al revés, rescata pinturas que han estado relegadas en los almacenes y explica cosas que no sabíamos hasta ahora". Según Solana, "la descolonización de los museos no es de ahora, comenzó, como señalan en su texto los comisarios, hace más de medio siglo". Y añade que ha sido en la última década cuando ha pasado de mera discusión teórica a entrar en los manuales de buenas prácticas de los museos más importantes del mundo. "Esto implica una profunda transformación , la reinterpretación de nuestras colecciones", ha sentenciado.

Ahora, para revisar tanto la del Museo Thyssen, como la de Carmen Thyssen y la de TBA21 (la fundación que dirige Francesca Thyssen, hija del barón) ha contado con un equipo de cuatro comisarios dirigidos por Juan Ángel López Manzanares. "Tanto él como Alba Campo Rosillo (historiadora del arte independiente), Andrea Pacheco González (comisaria independiente y directora del espacio Felipa Manuela) y Yeison F. García López (director del centro cultural Espacio Afro) han sido esenciales en este trabajo", ha continuado. Porque "era necesario que este examen de conciencia se hiciera con la contribución de puntos de vista externos, por eso cuando se constituyó el equipo hubo una ardua negociación entre ellos y nosotros. Yo quiero pedirles disculpas si a veces no se han sentido comprendidos, cada uno tiene su bagaje".

De la apropiación a la resistencia

Han sido ellos los que han dividido la muestra en seis secciones en las que han aglutinado seis temáticas distintas: Extractivismo y apropiación, La construcción racial del otro, Esclavismo y dominación colonial, Evasión a nuevas arcadias, Cuerpo y sexualidad y Resistencia: Cimarronaje y derecho civiles.

Es en el primer apartado donde muestra obras como La flota holandesa en de Goeree, de Willem van de Velde, o Bodegón con cuenco chino, copa nautilo y otros objetos, de Willem Kalf; también Estudio para la cabeza de Desnudo con paños, de Pablo Picasso. "Se entremezcla el arte clásico y moderno con el arte contemporáneo para mostrar cómo se inicia con la llegada de Cristóbal Colón a América, a lo que ellos llamaban Abya Yala, y se crea un sistema capitalista global liderado por las monarquías europeas donde se rivaliza por el control de los mares y la explotación de los recursos de los territorios colonizados, con escasa o nula atención a los interés de la población local", han asegurado los comisarios en esta rueda de prensa. Además han mencionado el lienzo de Picasso como ejemplo de apropiación cultural bajo conceptos "malos" como el primitivismo.

Estudio para la cabeza de Desnudo con paños, de Pablo Picasso.

Y han continuado con la segunda sección, en la que a través de obras como El rastro perdido, de Charles Wimar o Jinete Árabe, de Eugéne Delcroix, pretenden mostrar cómo se construyó al otro "como alguien no solo diferente sino inferior". "Europa se atribuyó la supremacía moral e intelectual como distintiva de su grupo étnico, el resto, ajeno a los valores de occidente, requerían su tutela", ha explicado. También cómo en el tercer apartado entran de lleno en el esclavismo y la dominación colonial.

Aquí es donde se ha mencionado la ausencia del Mata Mua, de Gauguin, que han asegurado que no se encuentra en esta exposición porque es necesario dentro de la colección Carmen Thyssen. "Hemos incluido del mismo artista Idas y venidas, Martinica aunque el Mata Mua aparece en el catálogo", han explicado.

Jinete Árabe, de Eugéne Delacroix, en la exposición 'La memoria colonial", del Thyssen.

Es aquí donde han mencionado cómo "esta era ilegal en suelo europeo pero la presencia de africanos en los cuadros como elemento decorativo representaba el estatus social". "Un buen ejemplo es el de esclavista como David Lyon, presentado con aires de dandi por Thomas Lawrence hacia 1825, ejemplo de una fortuna amasada a la sombra del tráfico de personas", han recalcado.

Retrato de David Lyon, por Thomas Lawrence.

Y en la cuarta sección se centran en cómo "la pintura del paisaje enmascara la violencia colonial". "Este tipo de cuadros tenían mucho éxito entre los clientes de los artistas. En ese mismo momento se estaban capturando y concentrando en escuelas estadounidense a indígenas para aculturarlos, para que olvidaran sus orígenes, su cultura", han criticado.

Tras esta sección, aparece Cuerpo y sexualidad, donde "se expone que la colonización es parte del sistema patriarcal". "Mientras la masculinidad africana es castigada, las mujeres no occidentales eran consideradas de libre acceso y el mestizaje es en gran medida producto de la violencia sexual sobre las mujeres africanas e indígenas", han asegurado. También han hablado de cómo se representaban el harén con mujeres desnudas y sexualizadas cuando, según aseguran, "no eran así". Para ello se han puesto a dialogar con los cuadros de Antonio Guardi o Alfred Dehodencq, una recreación de la artista turca Inci Eviner donde las mujeres aparecen como sujetos y no como objetos.

Y en el último capítulo han decidido abarcar la Resistencia, como en las obras de Agostino Brunias se percibe el despertar del sentido de la identidad y de la resistencia africanas a través de la música y la danza.

"Me gustaría poder decir que en lo que refiere al Thyssen yo inicié esta muestra, pero solo le he dado luz verde. El impulsor ha sido Manzanares, que desde hace años me proponía con insistencia una exposición que interpretará nuestras colecciones. Yo no comprendí su urgencia y me resistí. Ahora estoy muy satisfecho con el resultado", ha sentenciado Solana.