El 6 de mayo de 1910 nació la madrileña Residencia de Estudiantes bajo la dirección de Alberto Jiménez Fraud. La Residencia era competencia de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, un organismo público fundado en 1907, presidido por Santiago Ramón y Cajal y guiado por José Castillejo. Esta institución fue idea de Giner de los Rios, "que quería poner la educación, ciencia y cultura al nivel de cualquier otro país de Europa", cuenta a El Independiente José García-Velasco, director honorario y patrono de la Residencia.
En un principio, la Residencia de Estudiantes se emplazó en una "casita" que alojó a quince alumnos, entre los que se encontraba el poeta Jorge Guillén. Sin embargo, en 1915 se trasladó a su sede definitiva en la Calle del Pinar, 21-23, donde se levantaron entre jardines, cinco edificios inspirados en los postulados de la arquitectura funcional. Juan Ramón Jiménez bautizó a este lugar como la Colina de los chopos: "Aquí comenzó el proceso de crecimiento de un proyecto de modernización y tolerancia", explica García-Velasco.
Desde su nacimiento, la Residencia de Estudiantes fomentó la creación de un espacio para trabajar, dar rienda suelta a la creatividad y a la búsqueda de la excelencia, aunque también propició un ambiente en que la alegría, diversión, ingenio y diálogo entre residentes tuvieran cabida. Además de cursos, conferencias y prácticas en el laboratorio, se organizaban visitas a museos, excursiones a ciudades de interés artístico y competiciones de múltiples deportes. Un ejemplo de ello son las imágenes en las que aparece Buñuel practicando boxeo.
En ese 1915 en que la Residencia establecía su emplazamiento definitivo, nació la Residencia de Señoritas para fomentar el acceso a las mujeres a estudios superiores. Victoria Kent, Josefina Carabias o la científica Felisa Martín Bravo aprendieron bajo la dirección de María de Maeztu y la experiencia de María Goiri, María Zambrano o Maruja Mayo, que eran parte del claustro de profesores. Un dato interesante en relación al número de mujeres y hombres residentes, es que por la Residencia de Señoritas "pasaron más mujeres que hombres en su homóloga". Es decir, "el número total de mujeres que frecuentó la residencia fue mayor que el de hombres", explica el director honorario y patrono de la Residencia.
Intelectuales como Unamuno, Juan Ramón Jiménez, Ortega y Gasset, Menéndez Pidal, Blas Cabrera, Eugenio d'Ors o José Moreno Villa, se convirtieron en los tutores de los residentes que convivían en un espacio dedicado a las ciencias, el pensamiento, la música, las artes escénicas, la arquitectura, y la poesía. En el ámbito científico, personajes ilustres como Pío del Río Ortega, Juan Negrín, Gonzalo Rodríguez Lafora o Antonio Madinabeitia, entre otros, fueron mentores del futuro Premio Nobel Severo Ochoa, el médico Francisco Grande Covián o los físicos Miguel Catalán y Salvador Velayos.
A estos reconocidos hombres de diferentes campos científicos se suman un grupo de jóvenes artistas que se alojaron en la Residencia: Federico García Lorca, Salvador Dalí y Luis Buñuel. Su obra tiene una fuerte influencia de las vivencias protagonizadas durante su estancia, y del ambiente de ebullición creativa que la institución generó. "Estos años hemos conmemorado la llegada de todos ellos a la Residencia", recuerda García-Velasco. A este trío se suman los Premios Nobel Juan Ramón Jiménez y Vicente Aleixandre.
Con su fundación, Giner de los Ríos quería reunir a estudiantes de todas las edades, y algunos veteranos que se acercaron fueron Miguel de Unamuno, que "siempre venía a la Residencia cuando visitaba Madrid", y el ya mencionado Juan Ramón Jiménez, "que conoció a su futura esposa en las instalaciones".
La Residencia organizó conferencias, conciertos y actividades de todo tipo sobre cualquier ámbito. "Se invitó a conferenciantes y personas emblemáticas de todo el mundo, como Einstein, que explicó la Teoría de la Relatividad, o Howard Carter, que detalló el descubrimiento de la tumba de Tutankamón con películas", cuenta el director honorario y patrono.
En 1937 se convirtió en hospital de carabineros hasta el final de la guerra civil. Tras la disolución de todos los centros de la Junta una vez proclamada la dictadura franquista, las instalaciones pasaron a depender del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. No sería hasta 1986 cuando la Residencia recupere su nombre y tradición. Además de constituirse como un espacio para el desarrollo de las artes, ciencias y reflexión, se consolida como centro para la recuperación y difusión de su memoria intelectual.
La Residencia de Estudiantes de Madrid aloja actualmente a más de cuatro mil investigadores y creadores de todos los países, además de a los jóvenes que disfrutan de su programa de becas. En su interior siguen organizándose exposiciones, lecturas de poesía, conciertos, conferencias y congresos. Debido a su historia, se ha adaptado una parte para crear un centro de documentación que dispone de un conjunto único de fondos, especializado en la historia intelectual del primer tercio del siglo XX español, y que sirve de apoyo en investigaciones y posteriores publicaciones.
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