Con la rodilla hincada en el suelo, el gesto que simboliza la denuncia de la discriminación racista en EEUU, el jefe de la Policía de Mineápolis, Medaria Arradondo, ha recibido el ataúd con los restos de George Floyd a su llegada a la Universidad Central del Norte donde se ha celebrado el primero de los tres funerales previstos. George Floyd murió en el hospital el 25 de mayo pasado después de que el agente Derek Chaubi le inmovilizara con la rodilla en su cuello durante ocho minutos y 46 segundos.
El sufrimiento de George Floyd fue grabado por una de las viandantes, una joven afroamericana de 17 años, en un video escalofriante. Esas imágenes han electrizado al país: desde Mineápolis a la Casa Blanca miles de personas han salido a las calles al grito de "no puedo respirar", las palabras que pronunciaba George Floyd antes de perder la conciencia.
El abogado de la familia, Benjamin Crump, ha declarado a la NBC que el funeral es un canto a la vida de Floyd, y también "un alegato en favor de la justicia; su muerte no será en vano". Ha añadido: "La pandemia del racismo ha matado a George Floyd".
La pandemia del racismo ha matado a George Floyd", dice el abogado de la familia del afroamericano asesinado en Mineápolis
El agente Chaubi se enfrenta al cargo de homicidio en segundo grado (doloso), y podría ser condenado a cadena perpetua. Los tres policías que consintieron que procediera sin mostrar un ápice de humanidad también están encarcelados y serán acusados de instigación y complicidad en el homicidio. La fianza fijada para estos tres agentes es de un millón de dólares.
La autopsia reveló que la muerte de Floyd estuvo relacionada con la asfixia que sufrió durante esos eternos ocho minutos y 46 segundos. El fiscal general, William Barr, ha asegurado este jueves que se hará justicia.
El ataúd con los restos de George Floyd se ha visto en el escenario, presidido por una imagen proyectada en la pantalla con el nombre de Floyd y su rostro, tal y como la han pintado en el edificio Cup Foods, cerca de donde fue asesinado.
George Floyd había comprado un paquete de cigarrillos en una tienda de ultramarinos con un billete de 20 dólares falso. El empleado le instó a devolver los cigarrillos y Floyd se negó. Llamó a la policía. Los agentes lo localizaron en un coche a la vuelta de la esquina. Lo hicieron bajar a la fuerza y luego lo sometieron tras resistirse a meterse en el vehículo policial.
Al funeral en Mineápolis han acudido el gobernador Tim Walz, y la senadora Amy Klobuchar, una de las aspirantes a figurar en el ticket demócrata con el ex vicepresidente Joe Biden. Klobuchar se ha acercado al féretro y lo ha tocado en señal de respeto. El alcalde de Mineápolis, Jacob Frey, demócrata, se ha arrodillado ante el ataúd.
Uno de los primeros en llegar ha sido el luchador por los derechos civiles Jesse Jackson. También han asistido el actor y director Tyler Perry, y los actores Tiffany Haddish, Regina Hall y Kevin Hart.
En la sala se han visto varios carteles en los que se indica: "Respete la distancia social". Estamos en tiempos de coronavirus, lo que a veces se ha olvidado en las concentraciones en las calles. Este jueves se ha sabido que George Floyd dio positivo en coronavirus, aunque probablemente fuera asintomático.
Testimonios de la familia
El funeral ha arrancado con el son de Amazing Grace. Ha intervenido el hermano de George Floyd, Philonise. "No teníamos mucho. Nuestra madre hizo lo que pudo. Dormíamos en la misma cama... George era increíble, donde quiera que fueras la gente siempre quería estar con él... Sabía como hacerte sentir como si fueras el presidente, fueras quien fueras.. Es increíble que haya llegado a tantos corazones".
George, has cambiado el mundo. Vamos a seguir en las calles. Vamos a cambiar en la lucha. Se acabó el tiempo. Es hora que nos levantemos", dice el reverendo Al Sharpton
Ha sido el reverendo Al Sharpton, presidente de la organización de derechos civiles Red de Acción Nacional, quien ha dado el discurso fúnebre. "George, has cambiado el mundo. Vamos a seguir en las calles. Vamos a seguir en la lucha. Se acabó el tiempo de la discriminación", ha dicho Al Sharpton en lo que parecía más un mitin que una oración fúnebre. "La historia de George Floyd ha sido la historia de los chicos afroamericanos... Es hora de que nos levantemos en nombre de George y digamos 'levantad vuestras rodillas de nuestros cuellos'", ha dicho el reverendo Al Sharpton.
Y se ha dirigido al presidente Trump, sin nombrarlo: "En primer lugar, no podemos usar la Biblia en nuestro beneficio. Y para quienes tienen agendas que no defienden la justicia tampoco pueden utilizar a George".
"Veo marchas aquí y allá, en algunos casos con jóvenes blancos que marchan junto a afroamericanos, y sé que estamos en un momento diferente, en una nueva época", ha añadido con esperanza.
Derecho a protestar
Horas antes, el fiscal general, William Barr, comparecía ante la prensa. Ha diferenciado entre las protestas, en su mayoría pacíficas, y los grupos que se han dedicado a saquear, y los que tienen una agenda violenta.
El director del FBI, Christopher A. Wray, ha defendido el derecho a protestar de forma pacífica: "Cuando los ciudadanos creen que no hemos estado a la altura de la confianza que pusieron en nosotros, es comprensible que quieran levantar la voz y protestar". Ha añadido: "Las protestas no violentas son una señal de una democracia saludable".
Los toques de queda se van levantando en Los Angeles y en Washington. Pero las manifestaciones pacíficas se mantienen en las calles.
The New York Times ha publicado el 2 de junio un editorial en el que defiende que las protestas son patrióticas. Asegura que la policía ha defender la libertad de expresión, no reprimirla.
Esta semana los agentes en Washington dispersaron con gases lacrimógenos una protesta pacífica ante la Casa Blanca para despejar el camino al presidente Trump que quiso hacerse una foto en la iglesia St John, la llamada iglesia de los presidentes, con una Biblia en la mano.
(Trump y el fiscal general) han violado los derechos constitucionales de los manifestantes", señala la Unión de Libertades Civiles de América en su demanda contra el presidente
La Unión de Libertades Civiles de América y otros grupos han demandado a Donald Trump y al fiscal general por haber atacado a los manifestantes cerca de la Casa Blanca el pasado lunes para facilitar esa oportunidad fotográfica al presidente. Acusan a Trump y a los otros funcionarios de "violar sus derechos constitucionales y participar en una conspiración ilegal que implica la violación de estos derechos".
Han puesto en cuestión a Trump el actual jefe del Pentágono, Mark Esper, y su predecesor, James Mattis, quienes han criticado su intención de reprimir las protestas con el Ejército. Mattis ha dicho que Trump ejerce un "liderazgo infantil". Y la senadora republicana Lisa Murkowski ha respaldado las declaraciones de Mattis a la par que ha expuesto sus dudas sobre la reelección de Trump.
El presidente se ha reunido con sus asesores presidenciales, justo cuando el que será aspirante demócrata, Joe Biden, se ha puesto por delante en los sondeos. Ha atizado el fuego de la división, lo que hasta ahora le ha dado buenos resultados. Pero con más de 40 millones de desempleados, más de 100.000 muertos por coronavirus, y miles de protestas en las calles el presidente, sea quien sea, tendría que curar heridas y no ahondarlas.
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