Científicos de todo el mundo luchan contrarreloj para dar con la mejor manera de terminar con el coronavirus que ha causado la mayor pandemia en un siglo con la extensión del covid-19. Unos científicos están viendo la forma de dar con tratamientos que reduzcan su impacto en el cuerpo, anulando su capacidad de extenderse, otros trabajan en vacunas para generar en nuestro cuerpo la inmunidad para evitar que el virus aun en nuestro cuerpo no consiga entra en nuestras células y expandirse. El genetista Lluís Montoliú del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) y sus colaboradores no se van a andar con rodeos, van a hacer algo que todos hemos deseado hacer estos meses: “Destruir al virus”.
“Hay muchas estrategias que están siendo exploradas pero en nuestro caso, en vez de tratar los síntomas o de prevenir la infección, está encaminada a destruir el virus”, asegura Montoliú a El Independiente. “El genoma del coronavirus está compuesto por 30.000 "letras" y hay unas zonas que no mutan y que tienen proteínas que necesita el coronavirus para replicarse”. Esta parte vital del coronavirus es la que por medio de la técnica del corta pega genético del CRISPR quieren eliminar haciendo sólo una parte: cortándola.
“Lo que pretendemos es explorar el uso de una variante reciente de las herramientas de edición genética CRISPR, que sabemos que son muy útiles para cortar ADN pero también ARN, que es el material genético del coronavirus. Se nos ocurrió usar esta variante del CRISPR que se llama Cas13d y que es capaz cortar una parte de ARN que queremos. Nos interesa que se rompa el ARN del virus, pero no se rompan otras ARN que hay dentro de la célula”, explica. Esta técnica si funciona serviría para todas las mutaciones del virus, da igual que mute, porque se dirige siempre a cortar la parte "fija" del coronavirus.
El proyecto agrupa investigadores del CNB-CSIC, del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CABD-CSIC-UPO) y del CIBER-ISCIII. Está financiado por el CSIC a través de la Plataforma de Salud Global que aglutina financiación privada de particulares y empresas.
Según Montoliú la técnica es prometedora pero tiene un proceso lento. Primero van a validar los reactivos que se necesitan para elaborar esta variante de CRISPR para que corte el ARN. Esto se está trabajando ya en el Centro Andaluz de Biología del Desarrollo en el laboratorio de Miguel Ángel Moreno Mateo. Una vez validado, se trabajará con un cultivo de células, en el que no usarán todavía un SARS-CoV-2 por su peligro, “sino otros virus iguales que el coronavirus, con ARN, pero no son peligrosos”, aclara el investigador.
De esta manera cuando vean que es posible arrancar esa parte del ARN de manera segura pasarán a trabajar con el SARS-CoV-2 en unas instalaciones adecuadas con sus correspondientes medidas de seguridad. “Esta investigación abre una vía totalmente nueva, por eso estamos validando toxicidades y tendremos que usar animales y, si son adecuados, pasaremos a los ensayos clínicos con pacientes”.
Una investigación pionera
Según explica el genetista esta técnica se está trabajando en el ámbito académico en otros centros de investigación de manera experimental, en los que con células de SARS-COV-2 ya se ha visto que se puede degradar al coronavirus, pero el equipo del CSIC no quiere saltarse ningún paso, aunque saben es una técnica segura y no va causar daños. “Nosotros lo que queremos es llevar a la célula la herramienta completa, que actúe y desaparezca y no pase nada en la célula más allá de que se degrada al coronavirus”, en este sentido es una investigación pionera en el mundo porque su objetivo es llevarlo a uso clínico.
Su objetivo es crear esa tijera para que llegue a la célula y actúe. Todavía tienen que explorar muchas vías de administración en la célula para alcanzar al máximo número de células para cortar el ARN del coronavirus.
“Esto que estamos hablando es un experimento, esto normalmente no es así. Cuando hablamos con los medios de comunicación hablamos de experimentos terminados, con esta pandemia los ritmos se han disparado y actuamos con transparencia total”, explica.
Para llegar al final del proceso queda mucho y como asegura Montoliú, es muy especulativo, pero si lo logran ellos lo visualizan su aplicación real como "un aerosol, un inhalador o algo que se aplicaría por vía aérea y esta nebulización portaría las proteínas hasta las células infectadas con el virus y eliminaría gran parte, sino la totalidad de este virus”, mantiene el genetista.
Cortar también con la gripe para siempre
“El uso de esta técnica de edición es muy nueva, puede ser demasiado bonito para ser verdad, pero vamos a probarlo”. La investigación abre un nuevo terreno de investigación contra el SARS-CoV-2, pero si esta no consigue su objetivo puede ser la base para trabajos posteriores contra otros virus nuevos o como dice el genetista: “Un tratamiento contra la gripe u otros virus que tengan un ARN o un ADN que sea conocido, esta estrategia es muy versátil”. La gripe que muta mucho y es el virus más temido por los epidemiólogos “también tiene zonas de su genoma que no pueden mutar, que están atenazadas porque sin ellos no pueden existir y esas son las zonas atractivas para esta técnica. Da igual la cepa que haya, la podemos cortar siempre”, concluye.
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