Todo apuntaba a que la epidemia estaba controlada. El mes de mayo en Euskadi se había cerrado con las cifras más esperadas desde que todo comenzó: 0 infectados, 0 fallecidos. La alegría en los despachos de los responsables sanitarios de Euskadi ha durado poco. En apenas diez días de junio el miedo a que la situación empeore ha dejado de ser un temor injustificado. Los brotes registrados en dos hospitales, el vizcaíno de Basurto y el alavés de Txagorritxu, han disparado la incertidumbre y sobre todo, la tasa de contagio. Si el 31 de mayo pasado el número reproductivo básico que mide la capacidad de contagio de los infectados por Covid-19 se encontraba en 0,68, el miércoles casi se triplicaba al alcanzar 1,9 de tasa R0.
El empeoramiento de la situación que parecía controlada y que ahora se teme se pueda descontrolar ha sido progresivo, día a día. Junio comenzó con cuatro infectados y el miércoles alcanzaba ya los 19 casos. Los últimos datos, los referidos al jueves, registraron una leve mejoría pero constataron, por contra, un empeoramiento de los dos brotes que ahora más preocupan en el País Vasco, los detectados en los dos hospitales de Osakidetza. Sólo en lo que llevamos de junio, en Euskadi 33 personas fallecidas estaban infectadas por coronavirus y en tres de los casos se trataba de afectados por alguno de estos dos brotes hospitalarios.
Con estos datos, hoy el País Vasco ni siquiera cumpliría uno de los requisitos exigidos para autorizar el paso a la Fase I. En ese primer nivel de desescalada el Ministerio de Sanidad establecía, entre otros aspectos, que la tasa R0 estuviera claramente por debajo de 1. Hoy la situación de la epidemia en Euskadi prácticamente lo duplica.
Ha sido precisamente esta crisis inesperada por su virulencia y su origen la que más ha inquietado en el equipo de expertos de la sanidad vasca. Durante la comparecencia de ayer reiteraron la necesidad de no bajar la guardia y mantener "con disciplina" las medidas de higiene, de distancia y de protección mediante mascarillas, tanto en la calle como en espacios cerrados. El Covid-19 ha provocado ya 1.584 muertes en Euskadi y por ahora las tasas de inmunidad se sitúan por debajo de la media de España, con un 4% de inmunidad, según el estudio de seroprevalencia del Ministerio de Sanidad. A ello se suma el sondeo de casos sospechosos elaborado por la sanidad vasca y que ha detectado que un 30% de los casos que mostraron síntomas pero no fueron sometidos a pruebas PCR fueron en realidad positivos por coronavirus.
Controlar los brotes
Ahora la prioridad es poder controlar los dos brotes hospitalarios para que no se conviertan en vías de transmisión 'comunitaria'. En el caso del Hospital de Basurto son ya 29 los positivos entre pacientes (11 casos), personal sanitario (11) y visitantes (7) a uno de los pabellones del complejo. En el caso del Hospital de Txagorritxu de Vitoria los cuatro primeros casos se elevaron ayer a 7. Las pruebas PCR se extenderán en los próximos días a todo el personal de Basurto, donde más de medio millar de trabajadores ya se ha sometido al test y así se continuará en los próximos días.
El temor a que el contagio pueda extenderse ha llevado a los responsables sanitarios a ordenar a toda la red hospitalaria y sanitaria la elaboración de un 'mapa de riesgos' de posibles contagios. Se revisarán aforos de las distintas instalaciones, se reforzarán las medidas de prevención en todos los centros asistenciales, con una mayor insistencia en la toma de temperatura, el lavado de manos y el uso permanente de mascarillas. Además, en las próximas horas se podría decretar que las visitas a enfermos se limiten en algunos centros a una sola persona y previa verificación de que no está infectada por Covid-19.
La situación hizo que la consejera de Salud volviera a hacer un llamamiento a la población para que no se relaje y al menor síntoma se ponga en contacto un centro de salud para ser evaluado. La contención prematura de cualquier contagio continúa siendo muy importante. La consejera de Salud, Nekane Murga, ha insistido en las últimas horas, como no lo hacía en días previos, en recordar que el virus "sigue aquí".
Sin libre movilidad
El leve paso atrás detectado en la buena evolución que registraban las gráficas en Euskadi hicieron a última hora al Gobierno vasco reconsiderar su intención inicial de regresar a la normalidad y solicitar el levantamiento del Estado de Alarma este lunes. El Ejecutivo de Iñigo Urkullu fue quien con mayor énfasis solicitó al Gobierno de Pedro Sánchez la necesidad de favorecer la libre circulación entre comunidades autónomas limítrofes que se encontraran en Fase 3. Así, el propio lehendakari confió el domingo, durante la Conferencia de Presidentes, en que tanto Navarra como Cantabria y La Rioja acordaran levantar sus limitaciones al tránsito desde el País Vasco con una semana de antelación a la prevista en esta última fase.
El brote de Basurto y Txagorritxu cambió en cuestión de horas la buena disposición de algunos 'vecinos' de Euskadi y forzó al propio Gobierno vasco a reconsiderar su deseo y afirmar que "no tenemos prisa". La presidenta navarra, María Chivite, fue la primera en trasladar a Urkullu su negativa a precipitar la libre movilidad con Euskadi el próximo lunes 15. Ayer Cantabria también se negó a hacerlo, pese a que su presidente Miguel Ángel Revilla se había mostrado muy optimista sólo un día antes. Finalmente, el Gobierno vasco reculó y anunció ayer que dejará pasar una semana completa de Fase 3 para evaluar la situación y decidir si adelanta la entrada a la 'nueva normalidad' o la aplaza al 22 de junio.
La complicación de la situación y la necesidad de poder controlarla cuanto antes también inquieta por el impacto que pueda tener en el horizonte electoral que sobrevuela el País Vasco. Hoy justo dentro de un mes, cerca de 1,8 millones de ciudadanos de Euskadi están llamados a votar para elegir la conformación del Parlamento Vasco. En el decreto por el que Urkullu decidió convocar los comicios autonómicos el 12 de julio se incluía la posibilidad de una suspensión por un empeoramiento de las condiciones. El lehendakari justificó precisamente la idoneidad del mes de julio no sólo por ser el más adecuado por el menor riesgo de rebrotes por Covid-19, según los expertos, sino por brindar la posibilidad de un 'plan b' y trasladar la cita electoral al mes de octubre.
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