Las amenazas de Donald Trump le están sirviendo de poco a la Unión Europea. El club de los Veintisiete está dispuesto a seguir adelante con la llamada tasa Google, el impuesto a servicios digitales que trae de cabeza a la Administración Trump. En consecuencia, el presidente de Estados Unidos se ha retirado de la negociación fiscal en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y ha amenazado ya a los países que impulsen este tributo, entre los que se encuentra España, con represalias. ¿Hay que preocuparse?
La relación comercial de España con Estados Unidos es una de las más importantes para el país, pues representa su principal mercado fuera de la Unión Europea. En 2019, casi el 5% de sus exportaciones tenía como destino al país norteamericano, una cifra similar a las importaciones españolas que procedieron del país. Además, Estados Unidos fue el primer inversor de España en 2017, según el último dato disponible.
Ni España ni Francia ni Italia ni Reino Unido ni ningún país va a aceptar ningún tipo de amenaza"
María Jesús Montero
Estas cifras demuestran la importancia que tiene Estados Unidos en términos comerciales para España, por lo que si Trump cumple su amenaza de castigar a España con más aranceles asestaría un verdadero golpe para este país y lo haría en uno de sus peores momentos, durante la recuperación tras el impacto económico de la pandemia.
No sería la primera vez que Trump cumple con una amenaza a España. El impulsivo presidente castigó a este país el año pasado con un incremento de los aranceles a aeronaves y productos agrícolas en respuesta a los subsidios concedidos por varios gobiernos europeos, entre ellos el español, a la francesa Airbus para la fabricación de dos modelos de aviones comerciales.
La subida de aranceles, que fue avalada por la Organización Mundial del Comercio (OMC), tuvo como consecuencia para la Unión Europea un impacto de unos 7.000 millones de euros. En el caso de España, el golpe fue de unos 765 millones de euros.
Las amenazas han vuelto ahora a sobrevolar España a cuenta del impuesto sobre servicios digitales, conocido como tasa Google, a pesar de las cuales el Gobierno no se plantea retirar la propuesta sobre este tributo, cuya puesta en marcha se encuentra en plena tramitación parlamentaria.
Hace unos días, la portavoz del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, dejaba claro que "ni España ni Francia ni Italia ni Reino Unido ni ningún país va a aceptar ningún tipo de amenaza" del país norteamericano para intentar frenar la puesta en marcha de este impuesto. "No legislamos para perjudicar los intereses de otros países, estamos legislando para que nuestra fiscalidad sea ordenada, justa y se adapte a las necesidades del presente", añadió.
Y la Unión Europea en su conjunto tampoco se va a echar atrás. «Lamentamos esta postura y urgimos a Estados Unidos a volver a la mesa de negociación en la OCDE. Una fiscalidad justa de la economía digital es una gran prioridad para la Unión Europea», apuntó la Comisión Europea la pasada semana a través de Twitter. Afirmaciones, tanto la española como la comunitaria, que tensan aún más la cuerda.
1.000 millones de recaudación
Si bien en un principio el Gobierno estimaba recaudar hasta 1.200 millones de euros al año gracias a los gigantes tecnológicos, ahora las expectativas sobre este impuesto han quedado algo descafeinadas. El Ejecutivo, siguiendo la guía del otrora presidente de la AIReF y actual ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, cree ahora que podrá levantar unos 968 millones de euros anuales gracias a este impuesto, unos 230 millones menos.
Este plan, junto al de otros países de la Unión Europea, ha provocado que Estados Unidos se haya levantado de la mesa de la negociación fiscal en el seno de la OCDE, algo que ha comunicado a los países comunitarios a través de una carta. En la misiva, enviada con el remitente del secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, la Administración Trump considera que en este momento es necesario "lidiar con los problemas económicos" y no imponer "medidas unilaterales".
El Gobierno estadounidense, que se opone frontalmente a cualquier tributo a las empresas de servicios digitales como Google o Facebook, ha amenazado con tomar "medidas proporcionales" si España, Italia, Reino Unido y Francia no se echan atrás. Algo que parece que no va a ocurrir.
Un pulso que tiembla
Aunque es cierto que en el caso de Airbus a Trump no le tembló el pulso a la hora de castigar a Europa, lo que podría elevar la preocupación, es necesario tener en cuenta que la situación actual para el presidente de Estados Unidos es un poco más delicada habida cuenta de que faltan apenas cinco meses para las próximas elecciones presidenciales y, como señalan los analistas, no le interesa abrir ninguna guerra, ni con la Unión Europea ni con China, con la que las tensiones son recurrentes.
"Volver a nuevas tensiones comerciales en un momento en el que la economía necesita impulsos sería una piedra más en el camino" hacia la revalidación de su presidencia, explicaba a este periódico Joaquín Robles, analista de XTB.
Trump deberá poner en la balanza las consecuencias de su rechazo a esta tasa Google sobre la economía estadounidense y su necesidad de salir de la recesión provocada por el Covid-19, que en Estados Unidos ha batido ya récords de desempleo, con la fecha de las elecciones presidenciales marcada en rojo en el calendario. Su decisión es por el momento, como la mayoría de las que toma, algo imprevisible.
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