Torra ha querido hacer su estadito de alarma como su estadito independiente, con una agónica cazurrez institucional por encima de esa ley y esos jueces castellanos. El Estado se conjura de nuevo contra el destino de Cataluña, que es vencer a Franco, a los Borbones y también al virus que les manda Madrid como si fuera chinchón del malo. Pero esta vez Torra no sólo choca con la ley, sino con los inventos de Sánchez. Torra no se da cuenta de que nada parecido al estado de alarma es posible desde que Sánchez decretó que ya no había alarma, sino normalidad. ¿Cómo vamos a estar en la nueva normalidad si se vuelve al encierro panadero con vecinos pinchadiscos, payasetes de balcón y columnatas de papel higiénico? Torra no sólo ha topado con la tozuda ley, sino con la aún más tozuda realidad alternativa de Sánchez.

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