Ante el desesperado anhelo de solemnidad del día, Pedro Sánchez chocaba los codos como si fuera el príncipe de Bel-Air. La solemnidad frustrada es desasosegante, como un soldado con el paso cambiado. Estaba el Palacio Real al fondo, como un gran espejismo oriental, y la Almudena enfrente, catedral de yeso o de la Telefónica, fea o fuera de lugar como una tetera de Dios, y ese gran patio que ha conseguido casi una escollera de aire marítimo para Madrid. Pero sobre todo había un desabrigo de los muertos y una desilusión de boda mojada, que venían quizá de la eventualidad de los oficiantes pero sobre todo de un rito que parecía de olimpiada escolar.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 Banco Santander cambia de estrategia en los depósitos: del no se van a remunerar a queremos competir en el mercado
- 2 Las 10 mejores pastas de dientes blanqueadoras del 2024
- 3 Sánchez en la Generalitat o en Las Vegas
- 4 Cinco mujeres y dos hombres: las propuestas de los vocales del nuevo CGPJ para presidirlo
- 5 Biografías y novelas históricas para leer este verano
- 6 RTVE investigará el gasto excesivo en hoteles, viajes y dietas
- 7 Por qué es festivo en Madrid este 25 de julio y qué hacer
- 8 El nuevo CGPJ se reúne por primera vez en busca de un presidente y con los ataques al juez Peinado en el horizonte
- 9 Mohamed VI: Radiografía de 25 años de reinado en Marruecos