Barcelona ha superado en los últimos días el umbral de los 50 casos de COVID-19 por cada 100.000 habitantes, el punto crítico a partir del cual se considera que no se puede hablar de brotes sino de transmisión comunitaria. Es la primera gran ciudad que alcanza este nivel de contagios tras la desescalada y por ello han saltado las alarmas de forma más intensa. "Nos preocupa porque es una ciudad nodo de comunicaciones", reconocía este lunes la portavoz del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, María José Sierra, "no es lo mismo un brote en según qué provincias que en Barcelona".
Los números son críticos porque "tras los 50 casos por 100.000 habitantes ya no cabe frenar, tan solo mitigar. El dato ya es de por sí un criterio para el confinamiento, pero es que la previsión es que se duplique. De aquí a 10 días lo previsible es tener 100 casos por 100.000 habitantes si no se toman medidas contundentes", advierte Vicente Soriano, especialista en enfermedades infecciosas y director del Centro Médico de UNIR. Soriano, que fue asesor de la Organización Mundial de la Salud, advierte de que habrá que prepararse en los servicios de urgencias.
Para Soriano, uno de los factores que pueden estar detrás del rápido aumento de casos en la Ciudad Condal es la rapidez con la que se ha recuperado toda la actividad económica y social, algo en lo que coincide el doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Barcelona y ex consejero de Sanidad de Cataluña, Boi Ruiz. "Los rastreos se tienen que hacer antes de desconfinar, no solo después. Y reabrir por poblaciones, no por actividades sin conocer cuántos infectados tienes que vuelven a salir a la calle. Ha primado el interés económico, que es lícito, pero desconfinar sólo porque haya menos colapso en las urgencias es de un riesgo notable".
De hecho, este martes el Ayuntamiento de Ada Colau decidió reducir el aforo de las diez playas de la ciudad un 15%, de forma que éstas pasarán de tener una capacidad total de 38.000 a 32.000 personas.
"La situación no es dramática pero puede serlo pronto"
Barcelona está marcando un punto de inflexión en España, según el genetista y profesor de la UOC Salvador Macip. "Los rebrotes eran esperables y el riesgo más elevado estaba en las grandes ciudades. Pero sin embargo, con los datos ahora se ve que la situación es crítica porque hay tres cosas que no se han hecho como deberían", explica el médico, "no se han hecho suficientes test a la población, ni lo suficientemente rápido, faltan rastreadores y tampoco se están tomando a tiempo las decisiones para confinar población de las zonas más afectadas. En Barcelona se ha fallado a los tres niveles".
Por ello, Macip advierte que "la situación no es dramática pero puede serlo pronto si no se trabaja rápido", pero lanza un mensaje al resto de grandes ciudades. "Lo que está pasando en Barcelona se puede extrapolar a Madrid o a cualquier ciudad grande. La movilidad y los contactos sociales son similares y no hay nada que haga que Madrid no pueda estar próximamente igual. También es posible que la falta de pruebas esté haciendo ver una imagen menos fiel en Madrid u otras ciudades", indica el profesor de la UOC afincado en Reino Unido.
Así lo ve también el ex consejero catalán, que cree que la foto de Barcelona tiene que ver con su capacidad diagnóstica: "No hay datos de cuántos rastreos se han hecho por número de habitantes en cada territorio y por ello falta identificar si en Barcelona hay más positivos porque se ha buscado más que en otros lugares". Para el experto esto es clave para conseguir contener los rebrotes. "Necesitamos un sistema de rastreo por habitante que opere igual en todas las comunidades autónomas y que nos permita saber cómo está la situación. Esto tiene que articularse a través del Consejo Interterritorial de Salud, donde participan el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas, y dar poder a las decisiones para que sean vinculantes para otros ministerios, como el de Hacienda. Porque al final hablamos de presupuestos y hay que ponerlo en marcha", apunta Ruiz.
Confinar localmente
Ante esta situación, los expertos coinciden en la necesidad de confinar - tanto en Barcelona como en otras ciudades - local y precozmente. "Sabemos que en este contexto de recuperación económica volver a confinar es duro pero hay que explicar las decisiones y sobre todo rastrear mucho más allá de los contactos de los casos. Hay que identificar dónde están los contagios en la población para actuar por territorios", explica Ruiz.
También es partidario de optar por el confinamiento ahora Josep Mª Puig, secretario general del sindicato médico mayoritario en Cataluña, Metges de Catalunya: "Hay que optar por cerrar el ocio o las actividades sociales pero con sistemas de compensación para que nadie quiebre. Pero hay que actuar, porque esta segunda oleada llega a unos hospitales en calma tensa pero a una atención primaria, al menos en Cataluña, muy mermada tras la pandemia".
Puig denuncia que la región no se había recuperado de los recortes iniciados en 2010 y cualquier situación iba a sobrepasar al sistema. "Hay factores estructurales que han contribuido a esta explosión en Cataluña y Barcelona. La sobrecarga de trabajo, la falta de tecnología, el maltrato a los profesionales son pecados que ahora estamos pagando y que se suman a la falta de previsión. Porque los temporeros llevan años viniendo a recoger la fruta, hubo tiempo para organizar su aislamiento o la mediación con ellos, que obviamente tienen otra cultura y vienen a trabajar, por lo que no van a reconocer si se ponen enfermos", incide.
El lado positivo: más leves y asintomáticos
Una de las grandes diferencias de este aumento de casos respecto al vivido en marzo son la mayor proporción de casos leves y asintomáticos y que se deben a una mayor proporción de contagios entre la gente más joven y a la capacidad para rastrear sus contactos. "Esto está haciendo que al menos de momento la presión asistencial sea menor pero no nos debe hacer confiarnos, porque el riesgo de contagio a las personas mayores o de riesgo existe", plantea Macip.
Más reivindicativos son desde el sindicato Metges de Cataluña, que aseguran que la Atención Primaria ya se está viendo desbordada por el aumento de contagios. Afirman que se está topando "con un cuello de botella en los rastreadores. Con las cifras optimistas que se han dado serían unos 500 rastreadores para Cataluña cuando hacen falta 1.500".
Más rastreadores y con los mismos ratios poblacionales, indica Ruiz, que cree que "es la única fórmula para abordar el problema. Porque si empezamos a ver los rebrotes a través del aumento de afluencia en urgencias, entonces estaremos llegando tarde, en Barcelona y en el resto de ciudades".
Este mismo martes el recién nombrado secretario de la Agencia de Salud Pública de Cataluña, Josep Maria Argimón, anunciaba refuerzos para contener la crisis en Cataluña: hasta 500 rastreadores y la capacidad para triplicar las pruebas diagnósticas, de las 8.000 actuales a 24.000. "Esta semana es muy importante ver la tendencia. Parece que tendemos a la estabilización desde el punto de vista epidemiológico, pero insisto en que hay que esperar esta semana", ha dicho Argimón.
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