Según el último informe publicado por la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA), una de cada ocho muertes en Europa se debe a la contaminación del aire, que es uno de los mayores problemas medioambientales de estos tiempos. El estudio lo han realizado el Real Instituto Meteorológico de los Países Bajos (KNMI) y el Real Instituto de Aeronomía Espacial de Bélgica (BIRA-IASB).
Para determinar cómo ha sido la evolución de la contaminación en Europa, así como su relación con el Covid-19, se han empleado las observaciones realizadas por el satélite Sentinel-5P del programa Copernicus, sobre todo para las concentraciones de dióxido de nitrógeno. El satélite lleva en funcionamiento desde 2017. Asimismo, para el estudio han empleado datos terrestres.
En el informe alegan que durante la primera parte del año coincidiendo con el confinamiento se produjeron importantes descensos del 40% al 50% en los niveles de contaminación ambiental de países del sur de Europa, como son España, Francia o Italia. Además, afirma que los niveles de contaminación en julio y agosto eran menores que los niveles pre-Covid.
El científico atmosférico del KNMI Bas Mijling sostiene que "las medidas de cuarentena aplicadas en Berlín provocaron una caída de alrededor del 20% con pequeñas variaciones hasta agosto de 2020. En el este de Europa, el impacto de las medidas ha sido en general menos llamativo que en los países del sur y en Francia, donde se observaron reducciones de aproximadamente el 40-50% durante el confinamiento estricto de los meses de marzo y abril".
El estudio apunta que las principales razones por las que se ha reducido la presencia de dióxido de nitrógeno son la disminución del tráfico, así como por la contribución de los sectores industrial y energético. El dióxido de nitrógeno afecta gravemente a la salud ya que puede derivar en problemas respiratorios. Se libera por la quema de combustibles de vehículos, centrales eléctricas y de instalaciones industriales. Igualmente, el documento aduce que en julio y agosto las concentraciones han vuelto a niveles habituales, excepto en las grandes ciudades donde no se ha retomado la actividad plenamente.
Jenny Stavrakou, científica atmosférica del BIRA-IASB, manifiesta: "El impacto de la meteorología en las observaciones del dióxido de nitrógeno podría ser significativo y no deberíamos pasarlo por alto. Por eso es necesario analizar datos a lo largo de periodos de tiempo mayores para afinar en la estimación del impacto de la actividad humana en las observaciones".
El responsable de la misión Sentinel-5P de Copernicus para la ESA, Claus Zhener, ha desatacado la importancia de los datos recogidos por el Sentinel-5P, alega que "están perfectamente en línea con las mediciones sobre el terreno. Esto demuestra que la vigilancia de la calidad del aire desde el espacio puede contribuir a la elaboración periódica de informes de calidad del aire en los países europeos, algo que hasta ahora solo se ha hecho con mediciones in situ".
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