El inminente ingreso en prisión de Rosalía Iglesias ha despertado un viejo fantasma en la sede del PP. ¿Desvelará ahora Luis Bárcenas las supuestas grabaciones y evidencias que presuntamente custodiaba sobre el funcionamiento de la 'caja B' del partido una vez que su esposa entre en la cárcel para cumplir la pena de 12 años y 11 meses que le ha impuesto el Tribunal Supremo por su responsabilidad en los hechos juzgados en el caso Gürtel?
Entre el material sensible que se le atribuye a Bárcenas figura presuntamente la conversación que mantuvo con Mariano Rajoy en la sede nacional del PP de la calle Génova y que grabó a espaldas del entonces presidente del Gobierno cuando negociaba su salida del partido tras conocerse que escondía cuentas en Suiza y que había cobrado 1,3 millones de la red Gürtel. Ése y otros audios se custodiarían en un pendrive cuya localización formó parte de los objetivos de la trama Kitchen, el operativo "parapolicial" puesto en marcha por el Ministerio del Interior en 2013 con la intención de robarle al ex tesorero material comprometedor para altos cargos de la formación y de que no llegara a la Justicia.
El lápiz de memoria sale a relucir en algunas de la conversaciones que el comisario ya jubilado José Manuel Villarejo -en prisión preventiva desde noviembre de 2017- grabó de forma subrepticia y que la Unidad de Asuntos Internos de la Policía Nacional ha analizado al considerarlas de interés para el esclarecimiento de los hechos que se investigan en la macrocausa Tándem bajo la dirección del juez Manuel García-Castellón.
Uno de esos diálogos es el que el antiguo agente encubierto mantuvo con el conductor del matrimonio Bárcenas-Iglesias (Sergio Ríos Esgueva) el 2 de octubre de 2013, cuando éste llevaba ya más de tres meses ejerciendo como colaborador policial a cambio de 2.000 euros mensuales. Entonces el ex tesorero permanecía en prisión preventiva por su implicación en el caso Gürtel y el confidente trabajaba para su esposa mientras daba información al comisario que controlaba el dispositivo.
El chófer da a entender a Villarejo que Luis Bárcenas había grabado una conversación que mantuvo con Javier Arenas en un restaurante de Sevilla, otra con Arenas en su despacho del partido en presencia de María Dolores de Cospedal, entonces secretaria general del partido, y otra en la que estuvo discutiendo con el propio Rajoy.
Villarejo.-Y esa conversación probablemente le hará mucho daño, especialmente a Arenas.
Chófer.-Hombre, Arenas está muerto. Vamos, entiendo yo. Si tú solamente con poner verde a tu jefe y soltar lindezas de todo el mundo menos de ti…
V.-No, no, eso es una cagada. La otra conversación es cuando estuvo con ella y…
C.-La del despacho.
V.-El presidente, ¿no?
C.-Sí, sí, sí.
V.-Y ahí es donde, donde le dice eso ¿no? Le dice: ¿Cómo tienes el papel ése, ¿no? De la Cospe y…
C.-Sí, porque éste [en alusión a Bárcenas] se enfada, le amenaza y le dice: ‘Oye, que yo tengo de Cospedal…’ y le dice el presidente: ‘¿Cómo tienes tú eso guardao (sic)?’. Y le dice él: ‘Tengo eso y mucho más’. Eso lo tiene que saber el presidente, vamos.
El contenido de esta conversación va en línea con lo que Raúl del Pozo -uno de los periodistas con los que compartió confidencias Bárcenas durante la instrucción del caso Gürtel- declaró en una entrevista concedida a Jot Down en noviembre de 2013: "Bárcenas grabó en los últimos meses a todo el mundo en pasillos, cafeterías y restaurantes. En esas grabaciones está la voz de algún ministro y Bárcenas puede usar esa información cuando le convenga. Además él ha dicho ya que quiere colaborar con la Justicia. Ya es tarde para el pacto. La información la tienen tres personas muy diferentes y está a buen recaudo".
Villarejo: "Hay que darle al tarro para encontrarlo"
Algunos de los policías que participaron en la Operación Kitchen -investigada en una pieza separada del caso Villarejo y que ya se ha cobrado la imputación del ex ministro del Interior Jorge Fernández Díaz- daban por segura la existencia de un pendrive en el que el antiguo tesorero del PP guardaría conversaciones con Rajoy y otros altos cargos de la formación. Una especie de 'bala de plata' a utilizar en el momento que considerara más conveniente.
"Hay que darle al tarro para encontrarlo, macho (…). Al ser un sitio tan pequeño lo puede tener en cualquier sitio", le comentó Villarejo al antiguo chófer de Bárcenas en alusión a la dificultad de localizar un soporte de tan escasas dimensiones. Ese audio se ha incorporado al sumario de Kitchen.
Según se deduce de las grabaciones subrepticias realizadas por Villarejo, éste sospechaba que el comisario principal Enrique García Castaño El gordo -ex jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) de la Policía e investigado en el caso Kitchen- se hizo con dicho soporte informático durante el dispositivo puesto en marcha en el verano de 2013, aprovechando que Bárcenas se encontraba en prisión preventiva. Meses antes de su detención, Villarejo reclamó a El gordo una copia del material.
La trama Kitchen no localizó el supuesto 'pendrive' con la grabación que Bárcenas le hizo a Mariano Rajoy
García Castaño ha contado en su círculo de confianza que nunca entregó nada sobre Bárcenas al antiguo agente encubierto por dos razones. De un lado, porque intuía que el supuesto pendrive era una mera amenaza del ex tesorero al partido y que, en caso de existir, lo tendría bien oculto. Y, de otro, porque tenía instrucciones expresas del entonces Director Adjunto Operativo (DAO) de la Policía, Eugenio Pino, de no informar o facilitar nada a Villarejo.
El comisario García Castaño sí facilitó a la Secretaría de Estado de Seguridad en la etapa de Francisco Martínez un volcado con la información que contenían dos móviles que el chófer de la esposa de Bárcenas le había proporcionado en un encuentro mantenido en la cafetería Vips de la madrileña calle Génova. Como ya informó El Independiente, nunca llegó a Interior el supuesto pendrive, lo que avala la versión de este mando policial ya jubilado.
En la citada conversación con Villarejo, el conductor relata que Luis Bárcenas llevaba dos lápices de memoria encima el día que lo detuvieron, si bien él creía que lo que realmente contenían esos dispositivos de memoria eran las "cuentas".
En ese momento, Sergio Ríos desvela haber llevado "una mochila" al Valle de Arán -comarca ilerdense a la que solía acudir el ex tesorero del PP a practicar esquí- como le recordó en cierta ocasión el inspector Andrés Gómez Gordo. Antiguo policía de confianza de María Dolores de Cospedal durante la etapa de ésta como presidenta de Castilla-La Mancha, Gómez Gordo es otro de los policías investigados por su implicación en la Operación Kitchen.
Mecánica de la caja B del PP
Con el paso del tiempo se fue afianzando la idea de que Bárcenas tiraría de la manta si su mujer entraba en la cárcel. "¿Teme usted que tras la posible entrada en prisión de doña Rosalía Iglesias, esposa del señor Bárcenas, este haga públicas nuevas evidencias sobre la mecánica de funcionamiento de la caja B así como determinados nombres propios?", le preguntó a María Dolores de Cospedal el 29 de mayo de 2018 el portavoz de Unidas Podemos en la comisión que investigó en el Congreso de los Diputados la financiación del PP, Txema Guijarro. La entonces secretaria general del PP respondió: "Yo no tengo miedo, en absoluto (...). ¿Sabe lo que ocurre? Que en España van a la cárcel quienes han cometido delitos y yo no he cometido ningún delito y, por lo tanto, no tengo por qué ir a la cárcel. No es que confíe, es que no voy a ir a la cárcel, desde luego, por nada de lo que ha dicho su señoría".
Aquella comparecencia tuvo lugar 12 días después de que la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional condenara a Iglesias a 15 años y un mes de prisión. La esposa de Bárcenas estuvo tan solo 24 horas en Soto del Real (Madrid), tras reunir la fianza de 200.000 que estableció el tribunal a la espera de que el Supremo diera firmeza a la sentencia. Serán finalmente 12 años y 11 meses los que tendrá que cumplir Iglesias, que previsiblemente elegirá el centro penitenciario en el que se encuentra su marido desde finales de mayo de 2018. Sólo el tiempo dirá si existe el famoso pendrive o si, por el contrario, es una mera leyenda urbana.
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