Manuel Valls (Barcelona, 1962) ha vuelto a Francia esta semana para participar en los actos de homenaje a Samuel Paty, el profesor asesinado por un terrorista islamista. Un atentado que ha llevado a Valls, ex ministro del Interior y primer ministro de Francia, a volver a poner sobre la mesa un discurso tan riguroso como aparentemente certero sobre la necesidad de combatir lo que él define como el Islam político. En el interior, con la prohibición de congregaciones y grupos radicales, y en el exterior, plantando cara a Turquía.
Valls no oculta su implicación personal en esta batalla, y se ofrece abiertamente en Francia. Pero desmiente que eso vaya a comportar el abandono de su cargo como regidor en el Ayuntamiento de Barcelona. "Como europeísta creo que puedo compaginar ambos escenarios", asegura.
Pregunta.- Francia ha vuelto a sufrir el horror de un atentado islamista, ¿por qué es tan difícil luchar contra esa lacra?
Respuesta.- El asesinato del profesor Samuel Paty ha sido un acto de una violencia inusitado que tiene además un símbolo aterrador: era un buen maestro que transmitía a los jóvenes conocimientos y los valores de la república, de la libertad de expresión. Y lo han asesinado solo por hacer eso. La escuela de la república constituye desde hace dos siglos la columna vertebral de Francia, por eso Francia está en estado de shock. Todos estamos en estado de shock. Yo viví como primer ministro los atentados de 2015 y 2016, cada atentado me afecta y me conmueve. Necesitamos una respuesta a la altura de este shock.
La escuela de la república constituye desde hace dos siglos la columna vertebral de Francia, por eso Francia está en estado de shock
P.- Se ha hablado de ilegalizar organizaciones islamistas ¿Cómo poner el límite y distinguir entre unas y otras?
R.- Antes de responder a su pregunta, recordar que existe un enemigo interior y uno exterior. El Estado Islámico (EI) fue derrotado pero no eliminado, sigue existiendo hoy en Líbano, Irak, Siria y sobre todo se reconstruye en Libia con centenares de yihadistas que vienen de Siria y el apoyo de Turquía. Francia y España, Europa, han luchado contra el yihadismo en el Sahel, pero es cierto que el gran desafío es interior. El enemigo vive entre nosotros. Centeneras o miles de individuos que pueden pasar a la acción siguiendo los manuales del EI que aconsejan coger un cuchillo, un coche o un camión para sembrar el terror.
P.- ¿Cómo derrotar a ese enemigo interior?
R.- Por su puesto, tenemos que actuar para erradicar el islamismo, no solo los grupos o las asociaciones, tenemos que erradicar el islamismo de la sociedad francesa, de los barrios, de las calles, de las asociaciones. Y para golpear fuerte necesitamos armas excepcionales desde el punto de vista jurídico para alcanzar al islamismo en las redes sociales, prohibir grupos o agrupaciones políticas -es lo que está haciendo el Gobierno francés- y cerrar mezquitas que han participado en la caza a ese profesor.
Estamos en guerra contra el islamismo y el conflicto va a durar, vamos a seguir sufriendo ataques. Nos llevará toda una generación.
Dije cuando era primera ministro que estamos en guerra contra el islamismo, contra el islam político y advertí entonces que el conflicto iba a durar, que íbamos a seguir sufriendo ataques. Nos llevará toda una generación. La dimensión es política, cultural, identitaria, nos han atacado porque somos una civilización y por eso la respuesta tiene que ser de largo alcance temporal porque nos enfrentamos a un desafío de enormes proporciones.
P.- ¿El Gobierno de Macron debería haber tomado antes estas medidas, visto que el predicador que animó al atentado estaba fichado?
R.- Defiendo y preconizo la unidad porque sé lo que es luchar contra el terrorismo. Por eso he hecho un llamamiento a crear un fuerte movimiento democrático que acuerde los medios excepcionales que hay que utilizar en la guerra contra el islamismo para erradicarlo. Conoceremos otros atentados porque es muy difícil prever el comportamiento de un hombre de 18 años que se radicaliza. Los ataques del islamismo pretenden dislocar nuestra sociedad, hacer perder el equilibrio y dividirnos, torcernos, desarticularnos.
Determinada izquierda ha actuado con vileza y ha sido cómplice, porque ha sido cobarde con el Islam
Hay también una determinada izquierda política, periodística, intelectual y sindical, que ha actuado con vileza ante el desafío islamista. Es una forma de complicidad porque ha sido cobarde o ha considerado que atacar al islamismo era atacar al Islam. Nos acusaron de islamofobia, nos trataron de fachas, negaron el papel del antisemitismo, que es clave para entender lo que pasa desde hace 20 años en Francia. Yo estaba solo hace unos años, ahora las cosas han cambiado y tenemos que actuar.
P.- ¿Dónde fijar la línea para ilegalizar congregaciones islámicas?
R.- El gran desafío a nivel europeo y mundial es que hay pocas voces que representan un Islam ilustrado. Por eso tenemos que ayudar a los musulmanes de Francia a apartar a los que matan en nombre del Islam, es un combate dentro del Islam, sobre todo dentro del Islam sunita. A nivel global es muy importante porque los terroristas y el Islam político quieren que los musulmanes moderados sean rehenes de este combate. Por eso tenemos que ayudarlos en esta lucha dentro del islam.
P.- Algunas voces apuntan que el problema no está tanto en la comunidad musulmana de origen magrebí como en los nuevos migrantes que llegan de Oriente Medio o la Europa del Este, porque el asesino de Paty era checheno.
R.- No lo diría así. El gran desafío para Francia es que tenemos varios miles de personas radicalizados que son franceses. Tenemos decenas de terroristas en las cárceles, pero también jóvenes delincuentes que se radicalizan en las cárceles. En España se puede entender perfectamente porque los responsables del atentado de Barcelona eran catalanes. Ese es el gran desafío. Pero es cierto que hay nuevas poblaciones, como los chechenos, que juegan con el derecho de asilo y también representan un desafío. Eso obliga a más cooperación europea y ha reforzar los controles.
P.- En los últimos meses se han vivido disturbios muy violentos en los suburbios de París y otras grandes ciudades ¿qué relación tiene ese descontento y ese nivel de violencia con el terrorismo islamista?
R.- Los grandes disturbios de 2005 es una fecha importante para explicar la ruptura de una parte de la juventud con las instituciones, para entender que en ese momento grupos islamistas se aprovecharon de ello para ser más fuertes en los barrios. Pero es cierto que en la sociedad francesa, como en otras, hay fracturas económicas, sociales y territoriales. Todo el movimiento de los chalecos amarillos responde a otro problema. La sociedad francesa está muy fracturada, hay una crisis de autoridad en general, y para luchar contra esas fracturas se necesita mucha unidad y un trabajo a largo plazo.
Europa tiene que ser muy clara con Turquía o los qatarís sobre el fin del Islam político
P.- Mencionaba la reconstrucción de Estado Islámico en Libia con apoyo de Turquía ¿Echa en falta una acción más determinada y coordinada de Europa en este ámbito?
R.- El auge del islamismo en Europa viene de muy lejos y las responsabilidades son muchas. Por ejemplo el wahabismo que viene de Arabia Saudita. La inmigración que viene de países no democráticos en los que el Islam es religión de estado puede integrarse en buenas condiciones, por eso el desafío es tener un Islam compatible con los valores democráticos y eso es posible.
Pero ya sea con Turquía o con los qatarís tenemos que ser muy claros sobre el fin del Islam político. Erdogan quiere liderar el Islam político a través de los Hermanos Musulmanes, esto representa también un problema en Alemania o en Francia. Europa tiene que ser muy clara con Turquía, ya sea en el ámbito de lo que está pasando en el Mediterráneo, en Libia, o en asuntos internos.
P.- En España se ha incorporado la enseñanza del Islam a las escuelas, ¿cree que es una buena vía para controlar qué Islam se enseña?
R.- Mi educación es la de la escuela pública francesa, entiendo que la visión de la escuela y el laicismo es diferente según los países. La enseñanza de las religiones en la escuela me parece muy peligroso si no hay detrás la seriedad que esperamos. Y el problema es que el Islam sunita no está organizado, no es una iglesia tradicional. ¿Cómo formamos a los imanes, a los profesores, quién lo hace, con convenios con países extranjeros como Marruecos? Francia quiere acabar con eso, es un debate muy complicado pero que tenemos que llevar a cabo.
P.- ¿En España se ha cerrado los ojos al problema del islamismo político?
Siempre me ha extrañado mucho el silencio tras los atentados de 2017, negando lo que pasaba
R.- No es del mismo alcance que en Francia, pero siempre me ha extrañado mucho el silencio tras los atentados de 2017, negando de alguna forma lo que pasaba. Eso debate además molestaba al procés independentista. España tiene siempre un desafío, el nivel de alerta terrorista es muy alto y hay que ir con mucho cuidado, jamás negando las cosas. Hay que integrar, pero sobre todo acabando con el buenismo y recordando que hay que luchar contra el islamismo. Debemos prohibir las grandes organizaciones islamistas como los Hermanos Musulmanes o el salafismo no solo en Francia sino en toda Europa. No es luchar contra el Islam, al revés, es ayudar a los musulmanes.
P.- Mencionaba antes su propuesta de un gran pacto nacional en Francia por la unidad ¿se plantea volver a la política francesa?
R.- Yo me considero un republicano francés a la par que profundamente europeísta. Por eso, y porque hace pocos años me tocó vivir otras situaciones dramáticas, estoy participando en los actos en los que Francia expresa su repulsa y su dolor. Cuando mi país es atacado, aquí estoy. Además, los hechos me dan la razón, mis teorías sobre el Islam político y el antisemitismo, el hecho de que había dos izquierdas irreconciliables, y que la izquierda reformista no podía pactar con la izquierda que mostraba cobardía con el islam político, todo eso me da la razón, por eso participo en el debate en Francia. Pero como europeísta puedo participar en el debate en Francia y seguir mi trabajo como regidor de Barcelona como he hecho esta semana.
P.- Es decir, que los seguiremos viendo en los dos ámbitos.
R.- Eso mismo.
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