Nadie como los presidentes de cada comunidad autónoma sabe "lo que es mejor" para su respectiva región. Con esta tesis respondían en Génova el pasado miércoles a la pregunta de si el enésimo desmarque general de Isabel Díaz Ayuso no implicaba una desautorización expresa de la líder madrileña al modo de actuar del resto de barones autonómicos del PP que sí habían apostado por el cierre perimetral de toda la autonomía frente al confinamiento "por días" que proponía la presidenta para Madrid.
Ayuso llevará su convicción de que lo sanitario no puede estar por encima de lo económico porque "Madrid se muere" hasta el final, aunque ello suponga enmendar la estrategia del resto de líderes autonómicos y del presidente de su partido. Ya lo hizo en rueda de prensa el miércoles cuando anunció que no cedería a la condición de cerrar Madrid del tirón y que, como mucho, accedería a hacerlo durante los puentes después de una reunión con los líderes de Castilla-La Mancha y Castilla y León en que su compañero de filas, Alfonso Fernández Mañueco, le recordó que esa propuesta contrariaba lo establecido por el decreto de estado de alarma, (ya que las medidas deben estar en vigor mínimo durante siete días) y su propio criterio.
El barón popular apostó, como la mayoría del país, por un confinamiento inmediato de la región, igual que Moreno Bonilla en Andalucía y López Miras en Murcia. Feijóo sí ha apostado por un cierre a la carta como Ayuso, si bien es cierto que la incidencia acumulada a 14 días de Madrid (414) es casi el doble que la de Galicia (280), que ha mantenido a raya la expansión del coronavirus prácticamente durante toda la pandemia.
Y mientras Ayuso defendía su negativa a endurecer las medidas por el impacto económico "catastrófico", Casado defendía en el Congreso, en el marco del debate de la prórroga del estado de alarma, las medidas puestas en marcha por Angela Merkel en Alemania y por Emmanuel Macron en Francia para detener el impacto de la pandemia, cuyo "liderazgo" reivindicaba como ejemplo de gestión.
Comparaba Casado la respuesta de ambos mandatarios con la "imprevisión, incompetencia y engaños" de Sánchez, aunque su discurso no cuadraba con la estrategia seguida por la líder madrileña. En los países citados por Casado, las medidas tomadas hasta la fecha tienen un carácter mucho más duro que las que, al menos de momento, se han planteado en España tanto por Pedro Sánchez a nivel nacional como por Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid.
Y el Gobierno no perdió la oportunidad que le acababa de brindar el líder de la oposición y evidenció la contradicción entre Casado y la presidenta autonómica, preguntando al jefe de las filas populares por qué ni él ni ninguno de los diputados del PP había solicitado, vía enmienda, modificar el decreto de alarma con los confinamientos diarios que pide Ayuso. "Casado censura a Casado", sentenció el ministro de Sanidad, Salvador Illa.
Ayuso, verso libre durante la pandemia
No es la primera vez que Ayuso se desmarca de la línea estratégica imperante en el resto del partido, motivo por el que un importante sector de la formación, sobre todo desde los flancos territoriales, han pedido a Génova en más de una ocasión que frene el bronco conflicto entre Madrid y el Gobierno por el desgaste que ello implicaría tanto para las siglas como para el propio Casado.
La guerra entre Ayuso y Sánchez y la libertad de actuación que siempre han guiado los pasos de la líder regional ha llegado a desatar fisuras internas por las semanas de auténtico infarto que se han vivido en la Comunidad de Madrid y que terminaron con una intervención por parte de Moncloa, con estado de alarma incluido, por la negativa de Ayuso a acatar las órdenes sanitarias del Ministerio y entender en ellas un "ataque" sin cuartel a su región.
Así, aunque todas las autonomías del PP -salvo Castilla y León, que se posicionó a favor- votaron en contra de la orden con los umbrales impuestos hace semanas por Sanidad por considerarlos "arbitrarios", todos los barones populares asumieron las órdenes del Gobierno. Por ejemplo, el presidente andaluz cerró Casariche (Sevilla); Almodóvar del Río (Córdoba) y Linares (Jaén) sin cumplir siquiera con los requisitos que exigía Illa para decretar cierres de forma obligatoria -los municipios debían superar los 100.000 habitantes-.
Mañueco confinó León y Palencia, que se sumó a otros cierres anteriores como el de Aranda del Duero; López Mias hizo lo propio con municipios como Jumilla; y Feijóo aplicó las mismas medidas en Ourense y Barbadás. Y Ayuso recurrió la orden que la obligaba a confinar los 10 mayores municipios de Madrid al considerarla una "imposición" ilegal y defender ante la Justicia que su plan de confinamiento por áreas sanitarias ya daba resultado. Pero se quedó sola en su batalla judicial.
En el entorno de la presidenta regional reconocen que la estrategia de la presidenta es diferente al del resto de líderes autonómicos porque "ella piensa en Madrid" y "no en el resto" y que, pese a que en ocasiones pueda enmendar la estrategia del partido, la comunicación con Pablo Casado ha ido en aumento desde el inicio de la pandemia. ¿Y cuenta con su apoyo, a pesar de todo? "Al 100%", aseguran.
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