No, no es cierto que Diana conociera a Carlos disfrazada de uno de los árboles mágicos de Sueño de una noche de verano, de Shakespeare. Pero ha sido un acierto que los guionistas de The Crown se inventaran esa escena con una jovencísima Diana enfundada en unas mallas decoradas con hojas y un antifaz que desvelaba una mirada tan falsamente ingenua como hipnótica. Porque Diana, en el fondo, era precisamente así: una joven romántica que creyó que iba a vivir un cuento de hadas pero que acabó atrapada en una pesadilla y tuvo que esconderse tras una elaborada máscara.
Por otro lado: sí, es verdad que Margaret Thatcher se presentó una vez con tacones y abrigo elegante para ir de excursión en Balmoral, el palacio escocés donde la Reina pasa los veranos. Sí, también hablaba con esa voz irritante entre gangosa y profunda. Sí, hacía esas reverencias tan exageradas (la Reina solía decir que si se hubiese agachado un poco más hubiese "llegado a Australia"). Y sí, la Reina y la Dama de Hierro se detestaban.
Ambas, tanto Diana como Margaret Thatcher, eran sin duda los grandes platos fuertes de la cuarta temporada de The Crown que Netflix sacó el domingo 15 de noviembre. Gracias a ellas, la serie recupera el brío y el interés perdido tras una tercera temporada algo errática en donde ningún personaje acababa de encontrar su sitio. Ahora, sin embargo, Peter Morgan, el creador de la serie, ha vuelto a encontrar el punto exacto y los actores y actrices nos han regalado unas interpretaciones sólidas y llenas de matices que explican bien la historia de lo que pasó. O más o menos bien. Porque, ¿qué es verídico y qué es pura ficción en esta nueva temporada?
1. ¿Es cierto que Carlos salió con la hermana de Diana?
Sí, es cierto. Pero hay que ponerlo en contexto. En 1977, Carlos intentaba desesperadamente conseguir esposa. Años antes había dado una entrevista de televisión donde había asegurado que "se casaría a los treinta años" y esa fatídica fecha estaba a la vuelta de la esquina. Carlos tenía veintinueve años y, aunque salía con un sinfín de mujeres —la prensa las apodó "los ángeles de Charlie"—, todas acababan huyendo despavoridas o metiendo la pata.
Según el protocolo real, la esposa del futuro rey de Inglaterra tenía que cumplir tres requisitos: tener el pedigrí adecuado, ser virgen y de religión protestante. En The Crown no se explica, pero lo de la virginidad era un tema obsesivo para la familia real y, además, aunque era una norma un tanto arcaica, la prensa sensacionalista se tomó muy en serio su papel de guardián de las esencias y no tuvo reparo alguno en airear secretos de cama de más de una pretendienta. Por ejemplo, la glamurosa Davina Sheffield, nieta del industrial Lord McGowan, tuvo que aguantar que las portadas de los tabloides dijeran que se había acostado con varios hombres, lo que puso fin a sus posibilidades de llegar al altar con el futuro Rey de Inglaterra.
Aparte, estaba el tema Camilla. Anna Wallace, a quien el príncipe llegó a proponerle matrimonio dos veces, también salió corriendo, pero no por la prensa, sino al comprobar, en la fiesta de 80 cumpleaños de la reina madre, abuela de Carlos, que éste sólo tenía ojos para Camilla Parker-Bowles.
En medio de este contexto, hay que tener en cuenta que Sarah Spencer, hermana de Diana, era un "ángel de Charlie" más. En principio, era una buena candidata: los Spencer eran una familia aristócrata; su padre, el conde John Spencer, era amigo personal de la Reina; y su abuela, Lady Ruth Fermoy, dama de compañía de la Reina madre. Pero ella cometió un error mayúsculo: no sólo habló a la prensa, sino que les desveló que, de adolescente, había bebido demasiado, por lo que la expulsaron del colegio. Al leerlo, Carlos también la expulsó de su vida.
2. ¿Cómo se conocieron realmente Carlos y Diana?
Antes de que el príncipe rompiera con ella, Sarah tuvo oportunidad de hacerle de Cupido a su hermana pequeña. En noviembre de 1977, invitó a Carlos a una cacería en Althorp, la fabulosa finca con 13.000 acres de terreno y una mansión descomunal propiedad de la familia Spencer. Fue entonces cuando Carlos y Diana se conocieron, aunque, desde luego, la simbología no podía haber sido más premonitoria: a su alrededor sólo había rifles, barro y animales muertos. Horas más tarde, cuando él quiso ver la impresionante colección de cuadros de los Spencer, ella le indicó dónde estaba el interruptor de la luz. Eso fue todo.
Él no se fijó en ella en absoluto: Diana tenía entonces 16 años y seguramente iría vestida como va la gentry en estos casos, con pantalones de pana, un jersey de lana, botas desgastadas y un chaquetón de Barbour con boina a juego. Aunque se sabe que le hizo mucha ilusión conocer al príncipe de Gales, años más tarde ella reconoció que su primera impresión de él era que "era un hombre muy triste".
3. ¿Cuándo comenzó realmente el romance entre Diana y Carlos?
Diana y Carlos volvieron a verse en julio de 1980, en la mansión de Sussex de un amigo en común, Philip de Pass. Lord Louis Mountbatten había sido asesinado por el IRA un año antes y Diana le comentó a Carlos: "Debes de sentirte tan solo… Necesitas a alguien a tu lado". Según ella misma explicó al periodista Andrew Morton, él se abalanzó sobre ella y comenzó a besarla. A partir de ahí, comenzaron a quedar, aunque el noviazgo no pudo ser más errático y, según ella misma desveló, sólo se vieron trece veces antes de casarse.
4. ¿Es cierto que 'Dickie' Mountbatten le escribió una carta a Carlos justo antes de morir?
Louis Mountbatten, conocido como Dickie, fue una figura clave en la vida de Carlos y su pérdida fue devastadora para él. Es cierto que se escribían cartas con mucha frecuencia y que Dickie le daba muchos consejos sobre mujeres, pero no hay constancia de que le escribiera una carta justo antes de morir donde le echaba en cara que debía sentar la cabeza y casarse. Eso sí, cartas de este tipo existieron. El 21 de abril de 1979, sin ir más lejos, Dickie abroncaba a Carlos diciéndole: "Creo que estás ya cayendo por la espiral que también destrozó a tu tío y que acabó llevándole a su abdicación".
4. ¿Es cierto que existe el 'examen de Balmoral'?
Sí, y también es cierto que Diana lo aprobó con nota y que Margaret Thatcher lo suspendió. De hecho, se sabe Diana tuvo que pasar más exámenes, porque Carlos comenzó a organizar encuentros con amigos para que evaluaran a Diana. Eso sí, ésta volvió a triunfar. Claro que Diana no tuvo inconveniente alguno en dar una imagen falsa de sí misma, porque a ella ni le gustaba el campo, ni le gustaba cazar, ni le gustaba Balmoral (de hecho, lo llegó a odiar con todas sus fuerzas).
5. ¿Cuándo comenzó la bulimia de Diana?
Según Diana explicó al periodista Andrew Morton, días antes de la boda, Carlos puso su mano en su estómago y le dijo "tienes bastante tripa". Ella se sintió tan humillada que comenzó a vomitar con frecuencia. Perdió tanto peso en poco tiempo que Elizabeth Emanuel, diseñadora del traje de novia, reconoció que la cintura de Diana pasó de 70 a 58 centímetros y se tuvo que rehacer el vestido a toda prisa.
Muchos pensaron que se trataba de nervios por la boda y que se pasaría tras el enlace. Pero según explicó la propia Diana, durante la luna de miel la bulimia fue especialmente espantosa. La pareja navegó durante semanas en el yate real Britannia, pero el romanticismo brilló por su ausencia: él se pasaba el día recluido en una terraza leyendo las obras completas de Lauren van der Post, mientras ella intentaba saciar su inmensa ansiedad con ataques de comida que luego vomitaba.
6. ¿Aparte de bulimia, no sufrió Diana una profunda depresión postparto?
Diana se quedó embarazada muy rápido después de la boda: se casó el 29 de julio y el 5 de noviembre se anunció oficialmente que iba a tener un hijo. No fue una gestación sencilla y, según ella, lloraba a todas horas. Además, durante las vacaciones navideñas en Sandringham se cayó por las escaleras: algunos dicen que fue un accidente, aunque ella reconoció que lo había hecho adrede para quitarse la vida. Su depresión por aquel entonces era ya tan profunda que su marido la llevó a un psiquiatra, pero ella se negó a tomar pastillas y dejó las sesiones de terapia enseguida. Por el contrario, tomó un avión y se fue unos días al Caribe, a descansar y tomar el sol. Aquello la relajó bastante y se la vio contenta junto a Carlos. Sin embargo, cuando regresó a Londres, la rutina volvió a hundirla en la miseria. Tan mal estaba que decidió que no podría esperar a un parto natural y hubo que programar el alumbramiento.
Después del nacimiento de Guillermo, Diana cayó en una profunda depresión postparto. Años después, en la entrevista por televisión que concedió a Martin Bashir, de la BBC, Diana explicó que nadie la ayudó en la familia real y, lo que era peor, que todos comenzaron a usar su depresión como explicación por el fracaso de su matrimonio. "Le dio a todos una preciosa nueva etiqueta: que Diana era inestable, que Diana no estaba bien mentalmente. Y desgraciadamente la etiqueta cuajó", dijo.
Aunque en The Crown no sale, también Diana desveló que intentó suicidarse varias veces por aquellas fechas. En el libro de Andrew Morton, Diana: Su Verdadera Historia, se habla de hasta cinco intentos de suicidio o, cuando menos, ocasiones en que Diana agarraba cualquier elemento punzante y se hacía cortes en brazos y en el pecho.
7. ¿Es verdad que ella también tuvo amantes?
No se sabe cuándo exactamente Carlos y Camilla volvieron a estar juntos. En The Crown se da a entender que la relación nunca se interrumpe del todo y Diana también fue, sin duda, de esta opinión. Sin embargo, hay quien lo niega rotundamente y asegura que sólo volvieron a ser amantes en 1986, cuando el matrimonio de Carlos y Diana estaba completamente roto.
Además, y como también puede verse en The Crown, Diana también tuvo amantes. Estuvo completamente enamorada de uno de sus guardaespaldas, Barry Mannakee, que murió en un accidente de moto en 1987 (Diana siempre creyó que lo habían asesinado) y, luego, de 1986 a 1991, mantuvo una relación sentimental con James Hewitt, un oficial del ejército a quien había contratado para enseñarle a montar a caballo.
8. ¿Refleja bien la cuarta temporada a la reina Isabel II?
Sí, de hecho mejor que en la tercera. Olivia Coleman, la actriz que da vida a la Reina, consigue entender mejor al personaje en la nueva temporada y lo dota de la serenidad y solidez necesaria.
Pero hay un elemento que sorprende: ¿por qué no se habla del intento de asesinato que sufrió Isabel II en 1981? El 13 de junio de ese año, durante el Trooping the Color, el gran desfile militar que se organiza para celebrar el cumpleaños oficial de la Reina —Isabel II tiene dos aniversarios: el suyo propio y el oficial—, un tal Marcus Sarjeant, de 17 años, disparó seis balas a la soberana (luego se supo que eran sólo de fogueo). La monarca mantuvo la calma en todo momento al escuchar los disparos y no perdió ni un segundo la compostura.
También se mostró bastante serena cuando le comunicaron que su hija, la princesa Ana, había estado a punto de ser secuestrada (otro episodio que, sorprendentemente, no sale en la serie). Fue la noche del 20 de marzo de 1974, cuando la princesa Ana, su marido (el capitán Mark Philips), una dama de compañía y un escolta iban en un Rolls-Royce rumbo a Buckingham. En el Mall, a pocos metros de palacio, un Ford Escort blanco se cruzó en su camino y forzó al coche real a detenerse. Un hombre pelirrojo salió del Ford armado con dos pistolas, disparó al guardaespaldas y luego intentó abrir el coche para secuestrar a la princesa. Afortunadamente, pronto se recibieron refuerzos y el hombre fue detenido.
Cuando la Reina sí se puso muy nerviosa es cuando Michael Fagan entró en su habitación en 1982. Lo que puede verse en The Crown es totalmente verídico, aunque la conversación no fue tan larga, la Reina enseguida salió corriendo y alertó a los agentes de palacio. Aunque en la serie parece que semejante evento traumático no la afectó, la verdad es que sí lo hizo. Aparte, cuando se hizo público que un intruso había entrado en el dormitorio de Isabel II, además de las lógicas preguntas sobre la seguridad en palacio, la prensa también quiso saber dónde estaba en aquel momento su marido, el príncipe Felipe, y por qué no dormían juntos (rumores sobre el supuesto malestar de la pareja duraron meses).
9. ¿Es cierto que la Reina le ganó la partida a Margaret Thatcher en lo referente a Sudáfrica?
Sí. La Reina y la primera ministra no tenían puntos de vista parecidos. Aunque es algo de derechas (su diario favorito, al fin y al cabo, es el conservador Daily Telegraph), la reina defiende un conservadurismo que no sea excluyente con el bienestar de las clases obreras, por lo que la agenda radicalmente neoliberal de la Dama de Hierro, basada en recortar todo tipo de gasto público drásticamente, la incomodaba bastante.
Tampoco estaban de acuerdo en la política exterior. La Reina es una ferviente defensora de la Commonwealth, la asociación de naciones que se creó tras la disolución del Imperio británico para que el Reino Unido siguiera de algún modo ligado a sus antiguas colonias. Margaret Thatcher, en cambio, la consideraba una rémora del pasado. Es verdad que soberana y primera ministra se enfrentaron por el tema de las sanciones en Sudáfrica, y es verdad que finalmente Isabel II se salió con la suya.
Por cierto: es una lástima que no se haya dedicado un capítulo de The Crown a la amistad que la reina Isabel II mantuvo con Nelson Mandela. Tan amigos fueron, que éste la llamaba en privado Lizzie, algo que ni en su propia familia se atreven a hacer.
10. ¿En serio hablaba así Margaret Thatcher?
Hay escenas en que parece que Margaret Thatcher se ha reencarnado en Gillian Anderson. Así de bueno es el trabajo de la actriz, sobre todo en lo que refiere a la voz, aunque para apreciar el trabajo que hacer hay que ver The Crown en versión original y luego buscar por Internet entrevistas verídicas a la ex primera ministra.
Y sí: Maggie hablaba así, con una voz increíblemente forzada y bastante artificial. De hecho, fue ella misma quien se obligó a cambiar de voz para ganar en carisma y liderazgo. Antes de llegar al poder, tenía una voz normal, aunque algo aflautada, y con ejercicios de vocalización consiguió darle un nuevo timbre e imprimir una nueva cadencia para que resonara con más fuerza. La Dama de Hierro nunca dejó nada al azar y lo controló todo, incluso su voz. Pero ese control férreo le acabó por pasar una factura enorme y provocó su caída.
Ana Polo Alonso es la editora de Courbett Magazine,, una publicación digital sobre libros, diseño y cultura. También es la creadora del podcast Sin Algoritmo, centrado en novedades literarias. Publicará próximamente una biografía sobre Jackie Kennedy y está trabajando en una biografía sobre la reina Isabel II de Inglaterra.
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