Los medios de comunicación españoles e internacionales que siguen este viernes el primer juicio contra José Manuel Villarejo han vuelto a captar, tres años y dos meses después de su ingreso en prisión preventiva, la imagen del comisario jubilado.
Junto a su abogado, Antonio García Cabrera, con una americana negra, camisa blanca, gafas de pasta nacaradas, mascarilla con bandera de España, manejando carpetas con documentos pero sin la gorra con la que siempre se le ha identificado al existir poco más que una fotografía suya caminando hacia una declaración judicial, Villarejo ha escuchado con atención las peticiones de su letrado. Lento en sus movimientos y con unas manos visiblemente hinchadas, el comisario jubilado ordenó sus ideas a la espera de que el magistrado que le juzgará este viernes por dos presuntos delitos de calumnias y denuncia falsa por los que la Fiscalía le pide dos años de prisión. Fue trasladado a primera hora de la mañana desde la prisión madrileña de Estremera, donde está de manera preventiva, hasta los juzgados de lo Penal de la calle Julián Camarillo de Madrid para someterle al juicio. Su abogado pidió la suspensión del juicio por las complicaciones de la borrasca Filomena y el juez lo rechazó.
Cara a cara con su némesis, Félix Sanz Roldán
No es la mayor pena, ni mucho menos, a la que se enfrentará Villarejo este año, investigado en la Audiencia Nacional por liderar presuntamente una "red mafiosa policial" gracias a la que, según los investigadores, se lucró personalmente utilizando sus contactos e información confidencial de la Policía mientras estaba en activo para cobrar cantidades millonarias por dosieres de Inteligencia o espionaje que realizó desde su empresa privada Cenyt para grandes empresas españolas. Algunas de las piezas en las que se ha dividido la macrocausa contra el comisario irán a juicio este año y se enfrentará a penas de prisión de 50 años.
Sin embargo, el juicio que se celebra este viernes tiene mucha relevancia para él porque es un cara a cara con el ex director del Centro Nacional de Inteligencia, Félix Sanz Roldán, quien Villarejo considera que provocó su detención y "caída a los infiernos" y al que lleva muchos años enfrentado. Es su némesis, el "troll", como se refiere a él en las conversaciones que él mismo grabó subrepticiamente con distintos interlocutores.
Sanz Roldán presentó una querella contra Villarejo después de decir durante una entrevista en Salvados, de La Sexta, que él amenazó a Corinna Larsen de muerte para que callara sobre lo que sabía del rey emérito. Se basó en lo que ella misma, que declarará este viernes como testigo en favor del comisario, le había contado. Ese fue el inicio de la causa que este viernes sienta a Villarejo ante el juez.
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