La provincia de Barcelona concentra 5,7 millones de los 7,5 millones de habitantes de Cataluña. Su cinturón rojo representa a 4,3 millones de personas y una bolsa electoral determinante para definir el Parlament, aunque su peso esté infrarrepresentado en la cámara. En ese terreno, tradicionalmente feudo del PSC, es donde Esquerra se juega buena parte de sus aspiraciones a la presidencia de la Generalitat.
ERC superó tanto a JxCat como al PSC en este terreno en las últimas elecciones autonómicas. Tanto a nivel de provincia como en Barcelona ciudad y las comarcas del Barcelonés, Baix Llobregat y los dos Valles. En todas ellas, Cs se convirtió en la primera fuerza destacada, con diferencias de hasta 100.000 votos respecto a Esquerra.
Las municipales, buen dato para el PSC
Una bolsa de votos que esta vez espera recuperar en buena parte el PSC, que también depende de sus apoyos en esta zona para hacer realidad el "efecto Illa" y desbancar a los independentistas. De hecho, en las elecciones municipales del 26M de 2019 los socialistas ya se impusieron en el cómputo global de la provincia, con un Cs en retirada.
Entonces, el PSC sumó 628.633 votos en la provincia, 60.000 más que ERC, la única fuerza que superó el medio millón de votos junto a los socialistas. Hace seis años, JxCat ganaba las elecciones autonómicas en la provincia, seguida por el PSC, y ERC empataba con el PP a 12 escaños en Barcelona.
El cinturón rojo, clave para ERC
Esa batalla, fundamental para los republicanos, explica que Esquerra centre sus ataques en los socialistas. Ambos partidos compiten por la primacía en el cinturón rojo de Barcelona, en el que ERC consiguió una penetración inédita para el independentismo en el último ciclo electoral. Eso, y la tregua no escrita con JxCat para evitar desmovilizar al electorado independentista, aunque esa tregua está haciendo aguas en las últimas horas.
De ahí el escenario escogido para el primer mitin en el que reapareció Oriol Junqueras, que tampoco es casual. Junqueras volvió a la política presencial en Badalona, y el siguiente mitin de los republicanos ha sido en Hospitalet del Llobregat. Las dos mayores ciudades del cinturón rojo de Barcelona, donde los republicanos se juegan su particular batalla con el PSC.
Junqueras moviliza al elector socialista
Los socialistas, sin embargo, se sienten "muy tranquilos" al respecto y auguran un mal resultado a ERC en sus feudos. El motivo: Los ataques frontales, especialmente de Oriol Junqueras, solo están consiguiendo movilizar a su votante en las generales, ese que durante décadas ha construido una dinámica de voto dual por el que daba victorias al PSOE abandonando al PSC en las elecciones autonómicas. Y que en 2017 se refugió en Cs.
El mejor ejemplo es el mitin de ERC en Hospitalet de Llobregat, en el que Junqueras arremetió contra la alcaldesa -y presidenta del PSC- Núria Marin. "En Hospitalet el virus se llama corrupción" aseguró el líder de Esquerra en la ciudad que lleva desde el fin del franquismo sin conocer otro gobierno que el PSC.
Ataque a Núria Marin
Una frase que ha levantado ampollas en la ciudad y que podría explicar por qué menos de 24 horas después el mismo Junqueras se esforzaba en explicar: "Amo a España, a los españoles y a las gentes de de España". Unas declaraciones para las que escogió La Sexta, no TV3.
"ERC lo está intentando en el cinturón, pero se equivoca cada vez" que sale en tromba contra los socialistas, asegura un dirigente del PSC en la comarca del Baix Llobregat. "Mi pronóstico", afirma convencido, es que en el cinturón rojo "ganará el PSC, con JxCat en segunda posición y Esquerra tercera".
Ciudadanos, por contra, ha optado por un discurso menos agresivo, aunque no evitan dardos a los socialistas. Se han centrado, sin embargo, en el riesgo de reedición de un tripartito entre ERC y el PSC para amarrar a los votantes de 2017. Y en el desastre de la gestión independentista al frente de la Generalitat durante la pandemia.
La incógnita de la Cataluña central
La Cataluña central, formada por las comarcas no metropolitanas, donde el independentismo se impone en cada cita con las urnas, es la gran incógnita del 14F. Se trata de una zona de tradicional dominio convergente, en la que JxCat se impuso sin miramientos en las elecciones de 2017.
Tanto es así, que ERC ha situado como número dos de la candidatura por Barcelona a una desconocida, Laura Vilagrà, cuyo mayor mérito es ser ex alcaldesa de Santpedor y la dirigente republicana mejor valorada de la zona. Los republicanos ven una oportunidad en unas comarcas en las que JxCat no ha retenido a los principales valedores de la antigua convergencia, el alcalde de Igualada Marc Castells y la ex consellera Angels Chacón.
El PDeCat aspira a hacerse un hueco "en casa", pero el alto coste de la representación en Barcelona -tres escaños, mucho más caros que en Lleida, para entrar en el Parlament por esta provincia- pone el listón muy alto a los de Artur Mas. "Igualada es el único bastión del PDeCat" advierten desde la candidatura de JxCat, convencidos de que el retroceso provocado por sus ex socios será menor.
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