Supongo que el titular es algo así como bailar un barril de pólvora, dadas las fechas post-electorales en las que estamos. Hablamos de la canción número 12, de las 200 mejores del pop español según los expertos de Rolling Stone. Un tema que fue versionado infinidad de veces y que hasta dio nombre a un programa de TV en La Sexta. Pero su verdadero estreno fue en La Bola de Cristal, de aquellos felices 80 en TVE.
También reconoceré el oportunismo del título, va. Pero es que realmente hubo, en 1986, una pequeña insurrección muy personal en la Cataluña preolímpica de un artista llamado Manolo García contra lo que en ese momento era su principal enemigo: el gigante discográfico.
En unos pocos minutos, según el propio autor, surgieron de la rabia lógica de quien porta en su haber la llama del arte, versos y acordes contra quienes no le supieron apoyar y le ataron de pies y manos en lo más preciado para un cantautor: su libertad. Eso, y la falta de dinero que les tenía a base de bocatas a Quimi Portet y a él, después de saber que sus álbumes hacían caja y de la buena.
Este mediodía, que me atreví a acudir por primera vez desde la aparición del bicho a una terraza del Madrid soleado de esta pseudo primavera de febrero, me tuve que ir espantado. La violencia, la misma que en Linares la está liando parda, se hizo presente en medio de una charla amigable y un poco de luz y aire en un rincón pacífico de la plaza de Cascorro. Una humilde trabajadora venida desde otro país trataba de esquivar los insultos de alguien que quiso ahogar sus verdaderos fantasmas personales en alcohol y gritos. La muchacha esquivó lo que pudo para poder cobrar, hasta que llegó a nuestra mesa, desencajada.
"Pues ayer fue peor. La gente viene muy violenta, hay mucha tensión", decía, inquieta por llegar a fin de mes.
Estamos muy nerviosos, que lo dicen los psicólogos. Y mi vecino de enfrente, a gritos con el suyo de arriba por unas obras. Y la parte más famosa de la clase política que no suele dar lecciones de tolerancia y diálogo constructivo, salvo cuando interesa. Por eso hoy, mi humilde aportación a nuestra lista musical es una versión de una canción que encarna el espíritu inconformista que siempre debe acompañar a cualquier ciudadano ante una situación que no ve justa. No quema contenedores, ni mata, ni insulta, ni comete delito alguno. Se hace oír a través del más universal de los lenguajes: la música. Como dicen en mi querido sur: con arte. Así se ganan las grandes batallas que no tienen vuelta atrás.
Un grandísimo maestro sureño creador de muchos de nuestros más épicos episodios llamado Miguel Ríos no fue tonto cuando eligió este hermoso canto insurrecto para marcarse un dueto con alguien admirado por casi todos. Alguien nacido en Poble Nou de padres albaceteños apellidado García, que fue maestro en la portada primero, y en el surco después. Un artista irreverente y claro que todavía deja su huella bien marcada en el devenir de los tiempos musicales. Alguien a quien envidio por ser capaz de hacer algo como esta canción.
Señoras y señores, con ustedes la mejor insurrección que uno puede escuchar: la artística que quedó para siempre en nuestra memoria. Y en una versión que ese granaino astuto supo hacer como dueto en su momento, mejorando, por producción y empaque, la original.
Ojalá todas las insurrecciones fueran hechas desde el arte, la inteligencia, y la conciencia.
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