Es hora de apretarse el cinturón. Ciudadanos comenzó 2021 con una previsión de presupuestos más ajustada que años anteriores, pero suficiente como para finalizar el presente ejercicio con un superávit de más de 97.700 euros y sin deudas ni compromisos financieros con entidades bancarias, según adelantó El Independiente. Las cuentas para este año se aprobaron por unanimidad a finales de diciembre de 2020 en el seno del Consejo General del partido naranja, cuando las encuestas ya pronosticaban una caída significativa de Ciudadanos en las autonómicas de Cataluña aproximadamente a la mitad de sus 36 diputados, aunque algunos sondeos como el de Sociométrica para El Español del 31 de diciembre auguraban que los naranjas salvarían los muebles con al menos una veintena de diputados.
No ha sido así. El golpe ha sido duro, tanto que ha provocado un seísmo de grandes dimensiones a nivel interno y ha quedado en cuestión tanto la estrategia como el liderazgo de Inés Arrimadas. Pero también ha afectado de un modo significativo a las arcas del partido. Hasta el domingo, Ciudadanos era la fuerza mayoritaria de la cámara catalana tras ganar las elecciones en 2017, en las que la candidatura de Arrimadas arrasó al independentismo y logró 36 diputados, dos más de los que obtuvo JxCat. Por ellos, la formación percibía más de 4,2 millones de euros anuales en base a lo establecido en el régimen económico del Parlament. Pero este domingo, el partido naranja perdió la friolera de 30 escaños, lo que implica una reducción del 80% de su asigación anual, que no llegará a los 842.000 euros al año.
De esa cantidad, el partido percibe aproximadamente la mitad ya que el resto del montante se destina a pagar los sueldos dentro del grupo parlamentario, incluido el de asesores y el resto del personal del partido en el Parlament. Sea como fuere, la nueva realidad económica a la que se enfrenta el partido no cuadra con la previsión inicial de los presupuestos de 2021, que la dirección tendrá que ajustar si no quiere cerrar el año en números rojos.
En la tabla de ingresos de la formación naranja para el presente ejercicio se estimaban un total de 4.378.735 euros procedentes de aportaciones de grupos institucionales -los beneficios que perciben por los grupos parlamentarios de las Cortes Generales, del Parlamento Europeo y de las asambleas legislativas de las comunidades autónomas, así como los representantes provinciales y municipales-, lo que supone una caída de algo más de 1,4 millones de euros respecto a lo presupuestado en 2020 para esta misma partida. Esa previsión era el equivalente a lo que la formación estimaba que dejaría de ingresar ante el desplome que, ya entonces, se daba por descontado en las elecciones de Cataluña, ya que se trata del único plebiscito previsto para 2021.
Pero el palo ha sido mucho peor. En 2021, Ciudadanos dejará de ingresar el doble de lo estimado en subvenciones del Parlament y se dejará por el camino este año algo más de tres millones de euros, teniendo en cuenta que el impacto es algo menor ya que el mes de enero de 2021 el partido liberal ingresó la asignación habitual mensual correspondiente a sus 36 escaños. Y los 97.700 euros de superávit previstos de ingresos sobre gastos no son suficientes para paliar el daño económico que ha infringido a la formación la pérdida de poder en Cataluña.
El Parlament de Cataluña establece dos tipos de subvenciones para los grupos parlamentarios en función de su fuerza política. Por un lado, se establece una cantidad fija mensual por tramos en función de los escaños: de 0 a 4 diputados, 10.000 euros; de 5 a 10, 20.000; de 11 a 20, 30.000; de 21 a 30, 40.000; de 31 a 35, 48.000; y de 36 a 40, 50.000. Además, los partidos reciben una subvención variable de 8.360 euros mensuales por cada diputado.
A pesar del duro golpe en Cataluña, las finanzas internas siguen sin poner en apuros a los liberales, al menos de momento. El partido cuenta aún con un patrimonio neto de unos 10,9 millones de euros, según se referencia en el documento interno de las cuentas del partido al que tuvo acceso este diario, un colchón suficiente como para afrontar con relativa tranquilidad, al menos en el ámbito económico, golpes como el que le han asestado las urnas catalanas. Fuentes del partido confirman por este motivo que pese a la importante pérdida de poder adquisitivo en Cataluña, la sede de Madrid, la joya de la corona por la que la formación paga unos 30.000 euros al mes, sigue sin correr peligro. Al menos, de momento.
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