El corazón de Escorpio es una de las zonas más coloridas de nuestra galaxia. Está cerca del núcleo de nuestro hogar galáctico y, claro está, ese cromatismo no es perceptioble ni a simple vista, ni con un telescopio. Se trata de imágenes procesadas que nos revelan la naturaleza de los componentes de estas formaciones estelares.
Una imagen captada por el astrofotógrafo del IAC Daniel López de la constelación muestra el cúmulo globular M4, fósil de la formación de nuestra galaxia y enjambre de cientos de miles de estrellas que sobreviven desde el origen de la Vía Láctea, hace más de 12.000 millones de años.
El Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) indica en un comunicado que esta fotografía, obtenida con el astrógrafo remoto de la Unidad de Comunicación y Cultura Científica del centro en el marco del Proyecto "NIÉPCE: del negativo al positivo", muestra la bella paleta de colores de la región central de esta constelación.
El color lo dan los diversos tipos de nubes de polvo y gas presentes y de esa manera el rojo corresponde a las regiones de hidrógeno excitado por las estrellas, el azul y el amarillo a la luz estelar reflejada por el gas y el polvo, mientras que las regiones oscuras son nubes de polvo retroiluminadas, tan densas que no dejan pasar la luz.
Una inspección más detallada de la imagen permite detectar dos cúmulos globulares más: M80 y NGC 6144 y como casi siempre, añade el IAC, se observan objetos situados en diferentes planos: las estrellas más brillantes y las nebulosas son los objetos más cercanos, en primer plano, situados a unos 500 años luz de distancia.
El resto de estrellas del disco de nuestra galaxia crean un tupido manto estrellado, mientras que los cúmulos globulares se encuentran a diversas distancias.
M4 es el más cercano de los 150 cúmulos globulares viejos conocidos que orbitan la Vía Láctea, a unos 7.000 años luz de distancia, mientras que M80 y NGC 6144 se encuentran 4 o 5 veces más lejos, motivo por el que no destacan tanto en la imagen.
Escorpio, sin telescopio
Podemos ver las estrellas de constelación cada noche si apuntamos la mirada hacia el sureste. En el hemisferio norte y el las latitudes de Madrid, Escorpio se eleva por el horizonte desde poco después de la caída del sol.
Es reconocible por las tres estrellas alineadas (las pinzas del alacrán) que, si proyectamos en líneas, apuntan hacia, Antares, una de las más brillantes del firmamento. Es rojiza, por lo que no conviene confundirla con el planeta Marte, su rival. De ahí proviene su etimología, puesto que Ares es el Marte griego.
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