El sobrecoste de no vacunar a menores de 60 con AstraZeneca y Janssen: hasta 650 millones de euros

Los casos de trombosis graves asociados a las vacunas frente al Covid están obstaculizando los planes de inmunización del Gobierno. Hasta la fecha, España ha restringido la administración del fármaco de AstraZeneca personas de 60 a 69 años y está a la espera de la llegada de las vacunas de Janssen, cuya distribución se ha paralizado en Europa tras seis casos de tromboembolismos similares producidos en Estados Unidos.

Los expertos ya han advertido que estos problemas pueden afectar al calendario de vacunación, cuyas estimaciones esperaban haber vacunado al 70% de la población a final de agosto y lograr con ello la ansiada inmunidad de rebaño. Si las restricciones con la vacuna de Janssen, cuyos efectos secundarios se asemejan a los de AstraZeneca, van en la misma línea supondría que habría que vacunar a los menores de 60 con las vacunas más caras, las de Moderna y Pfizer, al menos hasta que hubiera otras disponibles.

La vacuna de Moderna cuesta ocho veces más que la de AstraZeneca

La diferencia por dosis, según diversas fuentes, varían para la pauta completa de vacunación entre los 3,6 euros del fármaco de AstraZeneca, 6,9 euros la de Janssen, 24 euros la de Pfizer y 29,6 euros la de Moderna. Por el precio de una dosis de esta última se pueden adquirir más de ocho de la de Astrazeneca.

Por ello, al importante problema sanitario que suponen las incidencias con AstraZeneca y Janssen se une el sobrecoste económico, que puede llegar a los 650 millones de euros. Una cifra que se obtiene de la diferencia de vacunar a los más de 25 millones de españoles menores de 60 años que aún no han recibido ni una dosis de la vacuna, según se haga con la más barata o la más cara. De este grupo de edad, sólo el 10,26% ha recibido (datos del 13 de abril) alguna dosis, la mitad del 19,8% del total de la población, pues las vacunas se han concentrado en la gente mayor.

El sobrecoste concreto dependerá de si se mantienen las restricciones y de las vacunas elegidas, además de las nuevas que puedan aprobarse. No obstante, destaca el médico y experto en seguridad del paciente Jesús Palacio, a este sobrecoste directo habría que añadir otros indirectos y relacionados con las vacunas de ARNm: "A ese sobrecoste hay que añadir el de la conservación y el transporte, que no es poco. También el coste en salud, años de vida perdidos, gasto sanitario e impacto social y económico del retraso en la vacunación. Retraso que además da oportunidad al coronavirus para mutar y hacerse más dañino y menos vulnerable a las vacunas".

Efectivamente, la vacuna de Moderna necesita una temperatura de conservación de menos 20 grados. La de Pfizer necesitaba entre menos 60 y menos 80 grados aunque hace unas semanas se ha actualizado la ficha técnica para permitir que durante dos semanas el fármaco pueda estar a temperatura de un congelador normal. No obstante, la congelación de AstraZeneca y Janssen es mucho más barata, ya que pueden ser mantenidas en un frigorífico entre tres y seis meses.

Otro coste indirecto que se suma si se restringe el uso de Janssen está también relacionado con la organización y la logística. Es la única de las vacunas de una sola dosis, lo que agilizaría la velocidad de inmunización y permitiría agilizar el proceso.

Por último, añade Palacio, se estima también un sobrecoste más difícil de cuantificar: "El impacto de las restricciones a las vacunas AstraZeneca y Janssen en la confianza de la población en las vacunas".