La alianza entre PSOE y Podemos sólo es por lo pronto una declaración de intenciones. La llamada de Pedro Sánchez a Pablo Iglesias dio este miércoles el pistoletazo de salida a una posible alianza para desalojar al PP del Gobierno, y aunque ambos han emprendido la carrera con entusiasmo, desde la formación morada no tienen claro cuál es la meta del líder socialista. Los dirigentes de Podemos desconfían de las verdaderas intenciones de Sánchez en su búsqueda de acuerdos. Creen que se trata de una estrategia para adquirir proyección y tomar posiciones en el tablero político más que de un intento real por forjar una alianza. El objetivo último, unas elecciones generales.

El partido de Pablo Iglesias afronta estos días con una mezcla de alegría y escepticismo, reconocen fuentes próximas a la dirección. El giro del PSOE tiene una doble lectura en la formación. La interpretación pública de sus dirigentes es que el PSOE está dando sus primeros pasos para sellar futuras alianzas. El discurso oficial consiste en celebrar y dar la bienvenida a estos gestos. En esta línea, el propio Iglesias celebraba este miércoles la rectificación socialista respecto al CETA. "Me ha gustado la rectificación", señaló este miércoles en los pasillos del Congreso. "Nos parece una dirección correcta y en esa dirección de estar frente al PP e ir construyendo en una alternativa que más pronto que tarde se traduzca en el desalojo del PP de las instituciones", señalaba el secretario general de Podemos.

Pedro Sánchez quiere imponerse, no aliarse", advierten fuentes de Podemos

En privado, en cambio, muestran cierta inquietud y reconocen que los movimientos del nuevo PSOE pueden responder a un intento por ocupar su espacio electoral y afianzarse de cara a unas elecciones anticipadas. "Pedro Sánchez sólo quiere elecciones", señalan en el partido morado. Desde las primarias socialistas, Sánchez dejó clara su intención de lanzarse a por el votante de Podemos para conquistar cuatro millones de votos. "Yo en particular me siento muy próximo al votante de Podemos", reconoció el líder socialista a principio de mes. La reacción de Podemos entonces se materializó en el documento interno adelantado por El Independiente y titulado Éramos pocos y llegó Sánchez, en el que reconocía la amenaza que suponía el giro socialista: "Quiere aniquilarnos", señalaba el informe. El mismo documento subrayaba la habilidad de Sánchez para "jugar con los tiempos" y sacar rédito político. Así, creen que la ronda de diálogo que el líder del PSOE ha emprendido estos días se enmarca dentro de ese juego, en el que Sánchez forzará elecciones anticipadas cuando los números sean favorables para su formación.

Este argumentario interno de Podemos, fechado el 26 de mayo, ya daba la orden de "tensionar" al PSOE y ponerle frente a sus contradicciones. Estos días Podemos ha llevado a la práctica esta estrategia, desafiando a Sánchez a "no decepcionar a sus bases" y a "convertir sus palabras en hechos". El líder de Podemos trata de marcar el paso al flamante secretario general socialista, con el objeto de arrebatarle la iniciativa y llevar la delantera en estos diálogos.

Muestra de este interés por condicionar la relación PSOE-Podemos es que fue Pablo Iglesias quien escribió un SMS a Sánchez después de la moción de censura emplazándole a hablar tras el Congreso Federal. Una vez que Sánchez anunció que llamaría a los máximos dirigentes del resto de partidos, fue Iglesias de nuevo quien quiso marcar su territorio y lanzó un nuevo órdago: "Cuando me llame le voy a proponer una reunión de equipos porque hay que hablar de muchas cosas, de economía, de plurinacionalidad, de corrupción y de cómo planteamos una hoja de ruta para sacar al PP de las instituciones", manifestó minutos antes de que se produjera dicha llamada.

Los de Iglesias cree que Sánchez "juega a enfrentar" a Cs y Podemos para salir victorioso

El secretario general de Podemos trata así de forzar al PSOE a una alianza que vaya más allá de los acuerdos puntuales en el Congreso. Teme que los gestos públicos de Sánchez y los giros puntuales del PSOE no se solidifiquen en una alianza estable en el tiempo. En Podemos buscan una "mayoría alternativa al PP" con el objeto de desalojar a Mariano Rajoy del Gobierno, pero no contemplan un gobierno en el que no estén presentes. Es por ello que temen ser un actor secundario de la escenificación pública que el PSOE protagoniza estos días para calar en el electorado de izquierda y recuperar a los votantes fugados a Podemos.

"Sánchez quiere imponerse, no aliarse", destacan fuentes próximas a Iglesias. Creen, además, que estos movimientos ayudan a Sánchez más allá de nuestras fronteras, y que las reuniones y encuentros van dirigidos a "proyectar una imagen internacional conciliadora y de alternativa". Podemos tratará de disputarle a Sánchez el papel cantante mostrando la máxima disposición al diálogo, un intento que ya protagonizó durante el debate de la moción de censura contra Mariano Rajoy, donde tendió la mano al PSOE.

Podemos considera revelador el hecho de que Sánchez busque el entendimiento con Iglesias y con Rivera a la vez. "Juega a enfrentarnos", apuntan los morados. Pedro Sánchez ya hizo alusión a los vetos cruzados que se lanzaban ambas formaciones y adelantó en un artículo en El Mundo que "si continúan los vetos buscaré decididamente ese apoyo mayoritario al cambio en las urnas". Éste es el principal temor en las filas moradas, que corren el riesgo de entrar en escena sin posibilidad de ser protagonistas y que termine, no con moción de censura y nuevo candidato, sino con un fundido a negro en una nueva cita electoral. Mientras Podemos y Ciudadanos se cierran la puerta mutuamente, Sánchez continúa con el diálogo a tres. El objetivo, señalan fuentes próximas a la dirección de Podemos, es provocar el desgaste de la tercera y cuarta fuerza de la oposición para hacer "emerger" al PSOE. La estrategia subyacedente es, a su juicio, un intento claro para "reflotar el bipartidismo", un escenario en el que el PSOE "estaría mucho más cómodo".