Euskadi empieza a respirar. Por el momento lo hace con cierta dificultad pero con alivio. Las dos últimas semanas han dado un respiro al sistema asistencial que, pese a seguir en un nivel de tensionamiento elevado, ha visto como la incidencia del coronavirus caía con rapidez. En las dos últimas semanas la curva de la cuarta ola ha caído con fuerza. Ahora el temor radica en que esta tendencia no se frustre tras el levantamiento de las restricciones, el toque de queda y las limitaciones de reuniones tras el final del Estado de Alarma y que el Gobierno vasco quería mantener.
En quince días la incidencia acumulada ha descendido un 30%, o lo que es lo mismo, ha pasado del pico alcanzado el 26 de abril pasado, con 546 casos por cada 100.000 habitantes, a situarse ayer en 384 casos. Este indicador equivale al que se registró a comienzos de abril. En este tiempo el descenso se ha ido acelerando de día en día, con una caída de la incidencia acumulada cada vez mayor. En la última semana ese indicador ha caído en entre 16 y 19 casos diarios. A este ritmo, el País Vasco podría alcanzar la incidencia de 200 casos antes de que termine el mes de mayo. En ese escenario, el lehendakari Urkullu situó la posibilidad de relajar parcialmente las restricciones.
El plan de lucha contra la pandemia ideado por el Ejecutivo vasco coloca a Euskadi en el nivel 4 de 5 de riesgo. Una vez se logre reducir la incidencia de la pandemia por debajo de los 300 casos se descendería un nivel, al tercero, algo que podría suceder la próxima semana si no se revierte la tendencia. A pesar de la buena evolución, el escenario es considerado aún de “transmisión alta”.
El País Vasco sigue aún a la cabeza en el impacto de la pandemia, con una incidencia que sigue duplicando la media en todo el país. En España la incidencia fue ayer de 180 casos por cada 100.000 habitantes. También en el conjunto del Estado el descenso está siendo acelerado, aunque a un ritmo ligeramente inferior al que se da en Euskadi.
Menor saturación hospitalaria
La tendencia se ha dejado sentir en la red de hospitales vascos que en las últimas semanas venían alertando de un incremento notable de ingresos. Aún hoy la situación es de un tensionamiento importante, con alrededor de la mitad de las camas UCI ocupadas por pacientes Covid y que sumados al resto de dolencias dejan un escenario de ocupación de las unidades de críticos que rinda el 78%. La previsión es que en los próximos esa carga se modere. Lo viene haciendo levemente cada día desde el inicio de este mes de mayo. El día dos se alcanzó los 192 enfermos Covid en las UCI. Desde entonces la cifra se ha ido reduciendo hasta dejarla en 159 ayer. Lo mismo sucede con los ingresados en planta, que del medio millar que había a comienzos de mes se ha logrado reducir a 349.
Una mejoría que no deja pese a todo de provocar fallecimientos diarios. En este descenso de la ‘cuarta ola’ de la pandemia se producen de media seis muertes cada día. Incluso con casos como el de una mujer de 84 años, residente en un centro de Vitoria, que pese a estar vacunada falleció tras infectarse. Un hecho que las autoridades vascas consideran aislado y que no ha impedido que se relajen las medidas de prevención en las residencias de mayores. Precisamente ayer las tres diputaciones vascas anunciaron que a partir del lunes los residentes de estos centros podrán salir a diario siempre que se eviten espacios cerrados o concurridos. Además, se autorizarán hasta tres visitas semanales de familiares, con el límite de dos familiares por visita.
El proceso de vacunación que en el País Vasco se inició a un ritmo muy inferior al del resto del país se ha ido acelerando en las últimas semanas. La estrategia de reservar dosis estratégicas para asegurar la segunda dosis, ante los problemas de suministro graves iniciales, se ha ido modelando. A ello ha contribuido también las dudas que aún sobrevuelan el modo en el que se va a solventar la segunda dosis de los 258.751 vascos que han recibido la primera dosis de AstraZeneca.
El 'muro judicial'
Por ahora el ritmo de vacunación se ha acelerado tanto que el País Vasco ha dejado de ocupar lo puestos de cola para situarse en los de cabeza, tanto en los relativo a la inoculación de primeras dosis, con un 40% de la población mayor de 16 años vacunada, como entre quienes ya tienen la pauta completa, el 16,3% de la ciudadanía. La media española era ayer del 35,7% de población con primera dosis y 16,2% de pauta completa.
En este escenario el Gobierno Vasco ha insistido en que a pesar de la situación mejora aún es preocupante. La principal inquietud radica en la incidencia que pueda tener el levantamiento del Estado de Alarma y con él la desaparición de las restricciones más importantes. El propio lehendakari Urkullu instó a la ciudadanía a seguir actuando de modo “voluntario” como hasta ahora, limitando su movilidad, sus encuentros y su actividad social.
El decreto inicial que pretendía aprobar el Ejecutivo vasco fue rechazado por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJP) por considerar que desde un gobierno autonómico no se podían limitar derechos fundamentales de modo generalizado sin contar con el respaldo legal que sí brindaba el Estado de Alarma. Por el momento, la resolución de los jueces se ha aplicado sin recurrirla, trasladándola al decreto gubernamental que entró en vigor el pasado domingo. El Gobierno Urkullu deja la puerta abierta sin embargo, a recurrir al Tribunal Supremo si finalmente algún otro Ejecutivo recurre a él para que se posicione.
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