Admite sentirse un "privilegiado" por haber seguido nutriendo de vida al oficio que desempeña desde hace décadas, pero ese preciso "privilegio de actuar ha venido contrarrestado por la enorme dificultad de hacerlo" en tiempos convulsos. Para Juan Echanove (Madrid, 1961), desenvolverse en el escenario es un ejercicio que ni la pandemia ha podido arrasar, retrasar o suspender. Regresa a Madrid con la que, admite, "ha sido la gira más dura" de su carrera. "Y he hecho muchas", puntualiza en la conversación telefónica con El Independiente.
El Teatro Infanta Isabel de Madrid recibe con los brazos abiertos una nueva temporada de La fiesta del Chivo -obra de la novela homónima de Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura-, donde el actor madrileño se encorseta un traje de peso y quilates para interpretar el ocaso del dictador Trujillo en la República Dominicana.
"El espectador la va a encontrar en su mejor punto de maduración", apostilla Echanove tras el largo recorrido interpretativo que su 'fiesta' ha tenido en escena y entre focos. "Las obras de teatro son fenómenos vivos, todas se transforman", pero el intérprete afirma que el público sigue acogiendo con furor la adaptación novelesca de Carlos Saura: "El espectador nos expresaba su deseo de volver a ver la función en Madrid, creo que será un éxito".
Teatro, pincho y caña: la nueva simbiosis
Adaptándose a las complicaciones restrictivas imperantes a causa del Covid, la función que parece resistirse a bajar el telón, Echanove ha viajado con Trujillo por gran parte del territorio peninsular. Eso sí, en cada comunidad autónoma parece haber interpretado funciones diversas.
"Hemos asumido los protocolos de seguridad de cada sitio, sencillamente hemos jugado con las cartas que nos venían dadas". Una de las grandes batallas culturales ha sido el quebradero de cabeza y la confusión derivada de unas normativas diásporas. "Me resulta difícil entender por qué yo tengo que trabajar con un aforo de un 30%, por ejemplo, y luego en la calle hay 1.000 personas con vasos de calimocho cantando Campanera», espeta.
"Me resulta difícil entender por qué tengo que trabajar con un aforo de un 30% y en la calle hay 1.000 personas con calimocho cantando Campanera».
Foto: Marta Fernández/EP
La colisión entre interiores y exteriores se ha convertido en una dicotomía gubernamental que comparten desde actores hasta ciudadanos que acuden a sus escenografías, pero Echanove reincide en su "asombro" al tratarse de eventos en los que "la gente no canta, no se levanta y no hace nada salvo vivir la experiencia teatral".
Entre terrazas y bares, y tapas de bravas de por medio, ¿ha perdido España la capacidad de disfrute entre historias y narraciones? ¿Sigue habiendo un interés por la cultura, o al menos al mismo nivel que el de buscar una mesa en la que sirvan cualquier refrigerio alcohólico? "El teatro es absolutamente ajeno a esa especie de polarización en la que vamos a vivir a partir de ahora". "¿La cultura de la tapa y la cerveza? ... Eso no es cultura, el ocio es parte de la cultura, pero no es cultura en sí", afirma tajante.
"Los actores no elegimos, nos eligen"
Entre viajes y escenificaciones, Echanove ha tenido tiempo suficiente para sufrir con el Atlético de Madrid. "Yo estoy medio vacunado pero el Atleti es campeón total", afirma jocoso. La penitencia balompédica que los colchoneros le han infundido esta temporada, en la que el equipo madrileño se coronó campeón de LaLiga en una agónica última jornada, se puede medir en su eufórica respuesta: "Nos han puesto el corazón a prueba de estrés".
¿A qué se agarra ahora? "A la temporada que viene", ríe. También a que está a una dosis de AstraZeneca de completar su pauta de vacunación contra el Covid-19. "Me parece que me la deberían poner ya porque soy un ansioso".
Moviéndose entre escenarios, grabaciones y guiones en series históricas de la televisión española, Echanove afirma que los actores "no elegimos nunca" en qué plataforma se desenvuelven, más bien "nos eligen". "Hay medios en los que te sientes más realizado, pero no porque hagas teatro eres un actor más importante que uno que no lo hace".
Por ello, y como consejo vital -en este caso alejado de los preceptos de Diego Pablo Simeone que, afirma, aplica como filosofía mundana a su rutina- el madrileño ha trabajado para moverse libre y fácilmente entre géneros: "Lo que hay que hacer es entender todos los medios y trabajar buscando siempre la perfección y el matiz. Buscando el deleite".
La esperanza depositada en la vacuna comienza a dar sus frutos. España quiere quitarse de encima la pegajosa sábana que se quedó rezagada desde el pasado marzo en su edredón, impidiendo un disfrute pleno del ocio que tanto caracteriza a la nación. Será la vacunación, será la responsabilidad o será, como con todo, la esperanza y el paso del tiempo las que tengan el último turno de palabra. "Queremos seguir haciendo teatro, queremos seguir estando de gira, queremos seguir viviendo esta sensación".
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