Dos prototipos de vacunas para combatir el cáncer de piel han demostrado ser seguras y han frenado el cáncer en la mayoría de los 19 enfermos inoculados. Tras esta prueba de concepto se abre la puerta al siguiente paso, que es probarlas en un gran número de pacientes para comprobar que son eficaces. Así, estimular el sistema inmunológico de los enfermos para que devore los tumores se afianza como el arma más prometedora contra el cáncer.
La estrategia de los científicos consiste en activar el sistema inmunitario del paciente para que ataque a las proteínas mutantes presentes en los tumores. Lo hacen introduciendo en el cuerpo del enfermo antígenos que provocan una potente respuesta de las células T del sistema inmune. Estos antígenos no están presentes en el cuerpo sano, pero sí en los tumores. Se llaman neoantígenos.
Cada enfermo tiene unas mutaciones únicas en sus tumores, que producen unos neoantígenos concretos. Hay que identificarlas para confeccionar una vacuna individualizada para cada paciente. Hoy es posible gracias al avance en las técnicas de secuenciación del genoma de los tumores.
El cáncer más mortífero
Las vacunas se han diseñado para prevenir recidivas de melanoma, el tumor cutáneo más mortífero. Su incidencia es cada vez es mayor. Se ha multiplicado por 10 en los últimos 20 años. En España se diagnostican cada año 4.000 nuevos casos de melanoma y más de 600 personas mueren. Se produce en la inmensa mayoría de los casos por la exposición excesiva y descontrolada a los rayos solares, que alteran el ADN de los melanocitos. Es la única enfermedad en la que lesiones de apenas 2 milímetros de grosor son capaces de diseminarse y provocar metástasis.
Los prototipos vacunales van cargados de péptidos sintéticos, secuencias de ADN y ARN, ingredientes que conforman una fuente concentrada de antígenos. Gracias a ellos las células del sistema inmune aprenden a identificar y eliminar las células que los llevan en su superficie. Otro de los componentes importantes de estas vacunas es el adjuvante, que sirve como estímulo adicional del sistema inmune. Sin él la respuesta no sería lo suficientemente robusta como para combatir el tumor. Los detalles de los ensayos clínicos con las vacunas los publica hoy la revista Nature.
La prestigiosa hematóloga Catherine Wu, del Instituto del Cáncer Dana-Farber y cofundadora de Neon Therapeutics, ha dirigido uno de los ensayos. Su vacuna ha demostrado ser segura e induce respuesta inmunitaria contra el melanoma. Ataca a más de 20 neoantígenos.
"Se tarda 2 o 3 meses en hacer cada vacuna. Hay que secuenciar el cáncer, luego comparar el ADN del cáncer con el ADN normal del mismo enfermo para definir las mutaciones y después fabricar la vacuna", explica a El Independiente Antoni Ribas de la Universidad de California en Los Ángeles, que trabaja con el grupo de Wu.
Cuatro de los seis participantes vacunados no han recaído en 25 meses de seguimiento. Los otros dos fueron tratados además con otra terapia (con inhibidores de la PD-1) y el tumor desapareció por completo. De hecho, la combinación de las dos terapias se perfila como la estrategia contra el cáncer del futuro próximo.
La inhibición de la PD-1 es una terapia para el melanoma en uso desde hace escasos años. Hasta la aparición de este método de combate el 80% de los pacientes de melanoma solían morir en menos de un año. Consiste en eliminar el blindaje de los tumores que impide al sistema inmunitario destruirlo.
El cáncer secuestra y neutraliza a los linfocitos T, encargados de destruir a las células tumorales. Las células cancerosas atrapan a los linfocitos con una cadena: la proteína PD-L1. Esta proteína encaja a la perfección con otra que está situada en las células inmunes, la PD-1. Cuando se unen ambas proteínas, los linfocitos quedan inhabilitados para ejercer su cometido. Hay varias moléculas en el mercado que bloquean a esas proteínas para que el sistema inmunitario recupere la capacidad de reconocer al tumor como algo extraño y devorarlo. Son inhibidores que bloquean la proteína PD-1, que está frenando el sistema inmune. Una vez eliminado este obstáculo, el sistema inmunitario vuelve a reconocer el melanoma y lo combate.
El médico Ugur Sahin, de la empresa alemana Biopharmaceutical New Technologies (BioNTech), ha probado otra vacuna basada en ARN personalizado. Se aplicaron 20 dosis a cada uno de los 13 pacientes con melanoma. En todos los casos la vacuna estimuló las defensas contra los antígenos concretos de sus tumores. Ocho de los 13 pacientes seguían libres de tumor a los 23 meses.
Tras este primer éxito son necesarios nuevos ensayos con muchos más pacientes para establecer la eficacia de estas vacunas. Los llevarán a cabo las empresas que han formado cada uno de los grupos de investigación.
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