El terremoto que comenzó en Murcia y provocó un tsunami en Madrid prosiguió con su onda expansiva hasta Moncloa. El batacazo electoral del 4-M, que supuso para el socialismo el peor de sus resultados en la región, aceleró la decisión sobre los indultos y una puesta en escena por la que, lejos de disimular un paso arriesgado, se ha vestido de épica y de presencia pública del presidente del Gobierno.
El debate en torno a los indultos no era ni mucho menos nuevo. Que se iban a conceder era una evidencia en los últimos meses y todo dependía de un criterio de oportunidad política. Se especuló mucho con aprobarlos en el último Consejo de Ministros antes de la vacaciones de verano, el 3 de agosto. ¿Ventajas? el Parlamento estaba cerrado y los ciudadanos disfrutando de sus primeras vacaciones post-Covid, con la mayoría de la población vacunada y pensando en otras cosas distintas a la agenda catalana.
Tras el 4-M Moncloa ha luchado por recuperar la iniciativa política
Pero algo cambió a partir del 4-M según las fuentes gubernamentales consultadas por El Independiente. Se produjo el tortazo electoral de los socialistas, pero no sólo, porque Unidas Podemos salió mal parada a pesar de encabezar la lista Pablo Iglesias, que la misma noche electoral anunciaba su abandono de la política.
Por primera vez desde 2018, los ciudadanos visualizaban que había una alternativa, el PP, y los sondeos comenzaron a ser favorables al primer partido de la oposición. Tanto que la última encuesta de Sigma Dos para Antena3 arrojaba un dato inquietante para Moncloa: Pablo Casado podría sumar mayoría absoluta con Vox.
Así que Sánchez decidió "pisar el acelerador" para recuperar iniciativa política aunque sea publicitando por tierra, mar y aire una cuestión controvertida que ha provocado fisuras internas -hoy atemperadas- y que, en principio, solo parece engordar la suma de votos para el centro-derecha. Pero quien no arriesga, no gana, y tanto al presidente del Gobierno como a su director de Gabinete, Iván Redondo, les gustan las apuestas atrevidas.
Además, los indultos no dejan de ser una garantía para la continuidad de la legislatura, pues le permite al Gobierno contar con el respaldo más que seguro de ERC en el Congreso. Trece diputados con los que sacar adelante un paquete de leyes para impulsar la acción política de aquí al 2023, en un escenario en el que los republicanos independentistas también necesitan ganar tiempo para afianzar su presidencia de la Generalitat.
Podemos lucha por llevarse su cuota de mérito en la concesión de la medida de gracia
La larga duración del Consejo de Ministros de este martes se ha debido, no a discrepancias internas, sino a que "todo el mundo quería hablar", según fuentes del sector morado. Precisamente, Unidas Podemos también quiere llevarse su cuota de mérito en la concesión de los indultos y no sin razones, puesto que los defendieron desde el minuto uno.
La líder de En Comú Podem en el Parlament, Jéssica Albiach, defendió ayer el trabajo de Unidas Podemos en este sentido. En rueda de prensa, recordó que hace un año, Sánchez se mostraba a favor del cumplimiento íntegro de penas y "hemos conseguido que el PSOE mueva los indultos. Nuestros posicionamientos se acaban imponiendo", informó Efe.
Y Albiach citó a una persona clave en este operación, esto es, el portavoz del grupo confederal en el Congreso, Jaume Asens, quien también "está trabajando a destajo" por la reforma del delito de sedición de la que podría beneficiarse el fugado de Waterloo, Carles Puigdemont. Asens llegó a pedir perdón a los cabecillas independentistas por el retraso en los indultos, que defendió como un ejemplo de «fortaleza de la democracia». También calificó de "suplicio" el cumplimiento de las condenas y llegó a agradecer a los sediciosos que «no hayan sucumbido al odio y al rencor».
Los morados llevaban "empujando desde hace meses" dentro del Ejecutivo
Los morados llevaban "empujando desde hace meses" dentro del Ejecutivo a favor de la medida de gracia que no todos en el PSOE, incluidas varias baronías, veían con agrado, dicen las mismas fuentes. En esa empresa se empeñó también el que fuera vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, quien primó las relaciones con ERC para mantener viva la mayoría de la investidura defendiendo durante la campaña electoral de 2019 la excarcelación de los presos independentistas. De hecho, Iglesias trató de este asunto no pocas veces con el portavoz de ERC en la Cámara Baja, Gabriel Rufián.
En octubre de ese año, Iglesias acusó Sánchez poco menos que de confraternizar con Pablo Casado. "Que Sánchez hable de cumplimiento íntegro de las penas es una prueba más de su apuesta por gobernar con el PP", dijo entonces. Año y medio después, el inquilino de la Moncloa se ha puesto al frente de la manifestación apelando a la "magnanimidad" de la democracia.
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