Esto que ha hecho Nicolás Maduro de sacar de la prisión y del aislamiento al líder opositor venezolano Leopoldo López no ha sido más que un intento de quitarse la formidable presión que están soportando él y su régimen por parte de los ciudadanos echados a las calles que han sufrido casi 90 muertos en las manifestaciones contra el gobierno autoritario y contra el desastre económico que está sufriendo el país y con la crítica casi unánime de la comunidad internacional. Y puede, además, que López no sea el único excarcelado de los próximos días porque algunas informaciones de alta credibilidad hablan de al menos otros dos opositores importantes que podrían alcanzar, si no la libertad, sí al menos un arresto domiciliario que aliviara en parte su situación.
Algunas informaciones de alta credibilidad hablan de al menos otros dos opositores importantes que podrían alcanzar un arresto domiciliario
Y en ese movimiento de Nicolás Maduro ha estado el ex presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero quien ha participado de las negociaciones en favor de la suavización de las durísimas e inaceptables condiciones en las que el régimen venezolano mantenía al líder opositor desde hace ya tres años.
Cierto es que hay muchos que consideran que con el régimen opresor y represor venezolano no hay más camino que la denuncia férrea y la presión constante para forzar a ese gobierno a dar marcha atrás en su intención de poner en marcha un llamado "proceso constituyente" que no tiene otro objeto que el de disolver la Asamblea Nacional, el único órgano democrático que aún queda en pie en el país, y sustituirla por un remedo de parlamento formado únicamente por quienes siguen apoyando a su régimen corrupto, totalitario y por eso profundamente antidemocrático. Y tienen razón. Pero también la tienen quienes intentan seguir otra vía, la de la negociación, para intentar ablandar las costuras de este autócrata para que por ellas entre el aire de una aproximación a las reclamaciones de la oposición.
En esa línea estuvo el Vaticano durante algún tiempo aunque es justo decir que el escepticismo de la diplomacia de la Santa Sede es ahora mismo inmenso sobre las posibilidades de que el régimen de Maduro evolucione hacia una pacificación del país y hacia una recuperación de su economía, cuya inflación ahora mismo y según los cálculos más optimistas está en un 700% pero según otros cálculos alcanza el 1.200%. Y en esa línea está también Rodríguez Zapatero que, como ha reconocido públicamente Mariano Rajoy, ha informado siempre y en todo momento al Gobierno del alcance y el resultado de sus gestiones ante el gobierno venezolano y con algunos dirigente de la oposición. Y es justo decir que en todo este tiempo el expresidente del Gobierno español ha contado con la aprobación del actual presidente del Gobierno, que le ha respaldado en sus acciones y que además le está agradecido por lo logrado.
El ex presidente ha contado con la aprobación del actual presidente, que le ha respaldado en sus acciones y que además le está agradecido por lo logrado
Zapatero informó a Rajoy -quien, por cierto, fue el primer líder democrático en recibir oficialmente a la mujer de López, Lilian Tintori- de que la semiliberación de Leopoldo López era inminente y cierto es que lo anunciado por él se cumplió. Sin embargo, no le va a favorecer en absoluto ante la comunidad internacional y tampoco ante quienes urgen el derrocamiento inmediato del régimen de Maduro, el agradecimiento que la Comisión del régimen, con tan pomposo como inverosímil nombre, "De la Verdad, la Justicia, la Atención a las Víctimas y la Paz" le hace a Rodríguez Zapatero, de quien dice que "incansablemente ha abonado el camino para el encuentro y la búsqueda de acuerdos entre las fuerzas políticas de Venezuela en aras de entendimiento pacífico que permita proscribir el ejercicio violento que ha sustituido la acción política de la oposición venezolana".
Eso podría interpretarse por las fuerzas democráticas internas e internacionales como la demostración de que Rodríguez Zapatero está más próximo a Maduro que a quienes luchan por defender la democratización y la erradicación de la corrupción y de la violencia en ese país destrozado.
Zapatero informó a Rajoy de que la semiliberación de Leopoldo López era inminente y cierto es que lo anunciado por él se cumplió
Pero es muy poco probable que el ex presidente español se defienda de esas acusaciones: nunca en este largo episodio de su intermediación lo ha hecho y no será porque no haya sido repetidamente atacado por sus gestiones. A su favor tiene el respaldo público de Mariano Rajoy y su Gobierno y la única buena noticia procedente de Venezuela en los últimos años, como es el regreso a su casa, aunque no en libertad, de quien se ha convertido ya en un símbolo de la lucha por las libertades.
A pesar de todo, y dentro del crudo diagnóstico de la situación catastrófica a que el régimen bolivariano ha arrastrado al país, podría leerse entre las enrevesadas líneas de ese comunicado la percepción de que el sistema no resiste más el desastre interno, las constantes manifestaciones de protesta, los muertos, la presión y la condena internacionales y el escándalo que ha supuesto ante el mundo el grito desde su celda en la cárcel de Ramo Verde de Leopoldo López a su mujer Lilian Tintori: "¡Me están torturando!".
El papel de Zapatero en este primer paso, del todo ineficiente pero quizá sintomático de una primera debilidad, debe ser reconocido y aplaudido
Si, efectivamente, fuera cierto que Maduro no resiste mucho más, es el momento de redoblar la presión para abrir una vía de conversaciones entre el gobierno y los líderes de una oposición que durante mucho tiempo ha acusado una debilidad que ahora parece estar superando forzada por la represión y los ataques a que ha sido sometida: la desunión. Ahí Leopoldo López deberá jugar un papel determinante.
De momento, y aunque Maduro pretenda utilizarla para sus propios planes, la salida de la cárcel de López y su nuevo estado de arresto domiciliario habla a las claras de una brecha en la fortaleza de este régimen atroz que debe ser utilizada para agrandar su dimensión. El papel de José Luis Rodríguez Zapatero en este primer paso, del todo insuficiente pero quizá sintomático de una primera debilidad, debe ser reconocido y aplaudido.
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