Una bebida Détox para empezar el día a pies de unas bambas que sobrepasen los dos cientos euros y un conjunto monocromático -porque es tendencia- que reluzca lo estéticamente correcto. Sentadilla abajo y arriba, unas abdominales, la voz de un entrador personal, y una receta post work con mucho verde.
Y da igual si es enero, febrero, marzo o abril; porque la excusa pueden ser los excesos de la navidad, el gusto repentino por hacer deporte y mantener una dieta a base de imitaciones de alimentos ‘insanos’, o la archiconocida Operación Bikini. Todo, muchas veces, con la consigna de un código de descuento, la ya obligada etiqueta #publi o #add -porque lo inglés siempre es más- o la simple idiosincrasia que cala en la sociedad como una moda convertida en algo natural y cotidiano.
Instagram se ha convertido en una herramienta divulgativa en materia de nutrición y actividad física. Mientras que antes era casi necesario acudir a un espacio profesional para hacer ejercicio o consultar acerca de la alimentación, ahora los usuarios de internet pueden encontrar infinitud de contenidos relacionados con el deporte y la vida saludable. Pero ¿contenidos de calidad?
«Siempre había oído hablar de las bondades de Instagram como herramienta divulgativa en materia de nutrición. También sobre su gran capacidad para llegar a cientos de miles de personas de forma directa e instantánea. Ahora que veo desde dentro la vorágine de stories y publicaciones que se publican a diario, me asaltan varias dudas. ¿Somos realmente capaces de procesar tal ingente cantidad de información? ¿Es el formato adecuado para tratar temas que requieren de un análisis más sosegado y profundo? ¿Son las personas adecuadas las que nos dan la información? El principal problema que detecto hoy en día en las redes a este respecto es el reduccionismo, la polarización y el intrusismo», señala Iñigo Murias, dietista y nutricionista de profesión en conversación con El Independiente.
La ‘dictadura de los likes’ provoca que el contenido de calidad que realmente nos aporta información útil se diluya»
iñigo murias
Y añade: «Todos queremos soluciones rápidas y simples, y siempre hay personas sin escrúpulos ni formación (o con formación, pero sin ética profesional) dispuestos a dar una respuesta a las plegarias. ¿Quieres adelgazar rápido? Ayuna, aliméntate como un australopiteco, no comas hidratos de carbono, haz crossfit y medita bajo el sol crepuscular mientras te tomas un té Matcha recién hecho. A todo el mundo le gusta ver fotos de muffins saludables y tartas de queso fit, pero pocos son capaces de dedicarle 5 minutos a un post divulgativo sobre como organizar un plato saludable. La ‘dictadura de los likes’ provoca que el contenido de calidad, el contenido que realmente nos aporta información útil, se diluya entre toneladas de stories y publicaciones sin relevancia divulgativa, cuyo único objetivo es el de conseguir seguidores y likes fáciles».
Según el Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas, las consultas en materia de nutrición han aumentado un 25 por ciento en los últimos meses, y es que verano y 'Operación bikini', son un tándem inseparable año tras año. Sin embargo, desde el mismo advierten de la desprotección de los pacientes ante el auge de los falsos tratamientos y testimonios online que en muchos casos vienen dados por influencers que narran sus testimonios, y coach nutricionales que ofrecen asesoramiento dietético online sin una titulación que les capacite para ello.
«Una persona puede tener suerte y acertar con el influencer que ha elegido seguir, siendo que esa persona es un auténtico divulgador que sabe lo que dice. Pero desde luego una persona que entre nueva en este mundillo se va a perder en un mar de contradicciones. Unos dicen que ayune, otros que coma cada 3 horas, otros que se alimente como un hombre del paleolítico y otros que lo haga a base de batidos proteicos y todo tipo de suplementación».
Para los expertos, abundan las contradicciones y, afirman, también la hipocresía. ¿Cuánto hay de verdad en la eterna ‘Operación bikini’?
Las búsquedas en internet de productos para adelgazar y dietas milagro para perder peso rápidamente han crecido un 75,4% respecto al año anterior, según un estudio de la consultora Iri España. Y pese a que esto demuestra que «la gente hoy en día se preocupa mucho más por su salud y su alimentación que hace diez o quince años, lo cual tiene mucho que ver con el movimiento que ha habido en redes sociales como Instagram o TikTok, y es positivo para el sector de la salud», apunta Iñigo, no hay que obviar «los cuerpos imposibles, fotos retocadas con Photoshop, tratamientos estéticos, mensajes motivacionales de mercadillo, gurús y coaches vendehúmos», que, concluye, aderezados a un nivel de autoexposición jamás visto, se alejan de la realidad y pueden favorecer a la aparición de trastornos alimenticios especialmente en edades tempranas.
Fármacos 'recetados' por Instagram
A la intrusión de la nutrición y alimentación, se ha sumado también el peligroso fenómeno de las influencers que recomiendan medicamentos. Pese a que muchos de los casos han llevado al Consejo General de Farmacéuticos a comunicar y denunciar estas intervenciones a la Dirección General de Cartera Básica de Servicios del SNS y Farmacia, otros han quedado exentos de ello.
Uno de los casos más sonados fue el de una influencer del mundo de la moda con más de un millón de seguidores en plataformas como Instagram y Youtube, que recomendaba la aplicación de un medicamento -de obligatoria venta con receta- que contiene un antibiótico, para tratar el acné. El video llegó a superar las 270.000 visualizaciones en Youtube, y aunque fue retirado, existen numerosos otros aún disponibles para su visualización recomendando el mismo medicamento para el mismo remedio.
«Recomendar medicamentos de forma masiva es una negligencia porque cada persona tiene unas características específicas y lo que le puede servir a una persona a otra le puede llegar a dañar. Por eso, los medicamentos deben ser prescritos siempre por un especialista de forma individualizada, y por eso la publicidad de la mayoría de ellos está terminantemente prohibida: para evitar que se consuman sin control», denunciaba el farmacéutico Guillermo Martín Melgar, en sus redes sociales.
También hay quien recomienda una pomada para tratar infecciones, un antivírico para los herpes, un antiinflamatorio o un medicamento que se usa para tratar úlceras, y el peligro no está tanto en la recomendación sino en que en la era de los likes, para muchas personas la palabra de un influencer vale más que la de un farmacéutico. Des del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos se inició el pasado año la campaña #MedicamentosSinBulos que pretende «sensibilizar a toda la población, pero especialmente a la gente más joven, más conectada, de que los medicamentos son un bien de salud y no un producto de consumo; y sobre todo que, en materia de medicamentos, el mejor influencer es el farmacéutico», explicaba Jesús Aguilar, presidente del Consejo General de Farmacéuticos.
La eclosión (y también intrusión) del negacionismo
Al mismo tiempo que avanzaba la primera, segunda o tercera ola de la pandemia, dejando números récord en contagios y muertes, se hacían y hacen presentes los grupos negacionistas que, sin ningún argumento científico, afirman que el coronavirus es una mentira y un instrumentos para manipular a la población.
A estos grupos se han unido personalidades conocidas en redes sociales, como el cantante Miguel Bosé o la influencer de 21 años de origen ucraniano Marina Yers, que con más de 3,8 millones de seguidores en TikTok y 1,6 millones en Instagram, se ha reído y desafiado a la Covid-19 desde el inicio de la pandemia: «Os han lavado la cabeza. Que sí, que hay una pandemia mundial y todo lo que tú quieras, pero ¿qué te influye a ti que no me la ponga yo (en referencia al uso de la mascarilla)? Me influye a mí, me contagio yo, es mi puto problema, ¿vale?» decía en un vídeo que la joven borró tras la numerosa ola de críticas de sus redes sociales.
A las actuaciones negacionistas el exministro de Sanidad y actual Jefe de la oposición de Cataluña y diputado al Parlament de Cataluña por la provincia de Barcelona, y la actual ministra Carolina Darias, se han referido en varias ocasiones: «Este no es el camino. El negacionismo, la banalización de las cosas y las actitudes incívicas y violentas no son el camino para resolver la crisis sanitaria. El camino es el que marca la ciencia».
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