Aena y Abertis seguirán sus caminos por separado. El gestor aeroportuario ha comunicado que la posibilidad de una integración con el gigante español de las concesiones ha quedado descartada por el rechazo de su principal accionista Enaire, la sociedad a través de la que el Gobierno gestiona su participación en la compañía.
Los nombres de ambas compañías han aparecido ligados a primera hora de esta mañana, después de que el diario Expansión informara de que Aena estaría estudiando lanzar una oferta para hacerse con el control del grupo que preside Salvador Alemany.
La noticia provocó que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) suspendiera poco antes de la apertura la negociación de ambos valores, a la espera de que las compañías aportaran mayor información al respecto.
Posteriormente, Aena ha confirmado que la operación ha estado sobre la mesa de su Consejo de Administración, pero que Enaire, la sociedad estatal que controla el 51% del gestor de aeropuertos, ha decidido descartarla de forma unánime. “Una vez examinada la potencial adquisición de Abertis por Aena y valoradas sus implicaciones de todo orden, así como las razones de oportunidad y de contribución al interés general, ha decidido por unanimidad rechazar esta potencial adquisición", ha comunicado hoy mismo el Consejo de Enaire a la compañía.
De este modo, en la decisión del Gobierno han primado sobre los beneficios los obstáculos a los que podría enfrentarse una integración que habría dado lugar a un grupo valorado en bolsa en más de 40.000 millones de euros, el sexto mayor de la bolsa española.
La unión entre Aena y Abertis, planteada en medio de la OPA (Oferta Pública de Adquisición) lanzada por el grupo italiano Atlantia para hacerse con el control de la concesionaria española, habría permitido al Ejecutivo mantener bajo gestión española infraestructuras críticas como Hispasat y facilitar la resolución de los conflictos que mantiene abiertos con Abertis en torno a diversas autopistas que están bajo su control y que han llevado a ambas partes a enfrentarse en los tribunales.
Sin embargo, la integración de ambos grupos, que según resaltan los analista de Sabadell habría supuesto la creación de "un operador integrado de infraestructuras con elevada diversificación geográfica", también se enfrentaría a dificultades derivadas de la presencia del Gobierno en el capital de Aena.
Por un lado, la operación podría entenderse como una nacionalización de Abertis, lo que no sólo podría generar críticas internas al Ejecutivo, sino que podría chocar con trabas por parte de las autoridades de Bruselas.
Asimismo, si la operación se ejecutara mediante un canje de acciones -ya que el pago en metálico supondría un incremento considerable de la deuda de Aena- el Gobierno vería diluida su participación actual por debajo del 50% (en Sabadell estiman que a un máximo del 31%), lo que requeriría de cambios legales, ya que la legislación actual obliga al Estado a mantener un control mayoritario del gestor de los aeropuertos. Desde la dirección de la propia Aena han alentado en los últimos tiempos la posibilidad de que se avance en una mayor privatización de la compañía.
Tras conocerse la decisión de Gobierno, la CNMV ha levantado la suspensión de la cotización de ambas compañías. Aena ha abierto con avances en el entorno del 0,5%, mientras que Abertis registraba recortes muy leves.
Abertis se mantiene, en cualquier caso, a la espera de la resolución de la OPA de Atlantia, que podría dilatarse hasta después del verano. La compañía trasalpina ha ofrecido 16,5 euros por el grupo español, lo que supone valorarlo en unos 16.300 millones. Son muchas las firmas de inversión que consideran esta oferta insuficiente y el silencio guardado por La Caixa, principal accionista de Abertis, con un 22,3% de su capital, ha generado algunas dudas sobre si la propuesta llegará a buen término.
Los títulos de Abertis, que por momentos en las últimas semanas han llegado a superar el precio de la oferta de Atlantia, se situaban al cierre del martes en los 16,41 euros, muy cerca de la valoración ofrecida por Atlantia.
En cualquier caso, el interés de Aena vuelve a poner sobre la mesa la posibilidad de que alguna firma lance una contraoferta para hacerse con el control de la compañía dirigida por Francisco Reynés.
"Lo realmente relevante del planteamiento es que sigue tomando forma la posibilidad de ofertas alternativas para una compañía (Abertis) que ofrece una rentabilidad por dividendo entre 4,9% (estimado para 2017) y 5,6% (estimado para 2018) y que opera activos del perfil vaca lechera en términos de generación de flujos de caja libre, por lo que su atractivo no es despreciable para grandes fondos de inversión y gestores de infraestructuras internacionales en un contexto de tipos de interés en cero o próximos a cero", consideran en Bankinter.
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