Era un secreto a voces. Fuentes socialistas reconocieron hace días a El Independiente que Susana Díaz había recibido la oferta de recalar en el Senado tras perder las primarias frente al candidato de Ferraz, el alcalde de Sevilla Juan Espadas, y anunciar su salida de la secretaría general del PSOE regional. Su entorno también había reconocido que Díaz ya no ponía objeciones al cargo ofrecido por su otrora rival.
Este martes -un día después de la celebración en un hotel sevillano del comité director, el máximo órgano del PSOE-A entre congresos- Díaz ha aceptado el destino diseñado desde San Vicente, la sede regional del partido socialista. "La secretaria general del PSOE de Andalucía, Susana Díaz, ha aceptado su designación como senadora dentro de la cuota autonómica de la comunidad que se llevará a efecto en el último pleno parlamentario del mes de julio", reza la escueta nota distribuida por la formación.
La otrora poderosa presidenta de la Junta de Andalucía se lo ha comunicado ya a Espadas, candidato socialista a la Junta de Andalucía que aspira ahora a sucederla al frente de la secretaría general del PSOE andaluz. Si no hay más candidatos, su proclamación podría ser tan pronto como el próximo 23 de julio. En tiempo récord, el equipo de Espadas ha diseñado una transición que sepulta cualquier poder que la rival de Pedro Sánchez pudiera tener aún en la ejecutiva regional.
La elección de Díaz como senadora se producirá en el próximo pleno del Parlamento andaluz, el último del actual período de sesiones que debe celebrarse entre los próximos 21 y 22 de julio. Fuentes del partido aseguran que se incorporará a la Cámara Alta en septiembre, una vez superadas las vacaciones estivales. La salida de Díaz se produce en un momento de enorme debilidad del PSOE-A, con las encuestas electorales apuntando a una consolidación del popular Juanma Moreno Bonilla y con la suma del PP y Vox alcanzando la mayoría absoluta.
A partir de entonces, Díaz ocupará uno de los tres senadores por designación autonómica del PSOE-A. Su llegada obligará a Fernando López Gil, estrecho colaborador de la ex presidenta, a cederle su puesto. Espadas, no obstante, prevé un cambio de caras que podría afectar también a los otros dos senadores, Miguel Ángel Vázquez, ex portavoz de la Junta que hizo campaña por Espadas, y Marisa Bustinduy, ex candidata socialista a la alcaldía malagueña.
En sus últimas palabras como secretaria general, Díaz mostró ayer lunes total sintonía con Espadas, en un tono alejado del de la campaña de las primarias de hace tan solo unas semanas. Afirmó que la militancia del PSOE-A espera “unidad, que todos vayamos a una y hagamos frente al adversario que está fuera y es la derecha”. "Hoy [por ayer] entregamos el testigo de un partido con más de un millón de votantes que se han visto representando en estos años y que debe trabajar para aumentar esos votos”, agregó.
Según su círculo más cercano, Díaz, que abandonará el Parlamento andaluz, no se había planteado en ningún momento pasar al sector privado. Regresará así a una Cámara Alta por la transitó fugazmente entre diciembre de 2011 y mayo de 2012, antes de convertirse en consejera de la Presidencia de la mano de José Antonio Griñán e iniciar su meteórico ascenso hacia la presidencia de la Junta. Durante sus seis meses en el Senado, su actividad se limitó a formular seis preguntas, razón de una consulta por mes.
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