Cuba, aquí, sigue siendo como el oriente comunista de pies desnudos y cestillos, de bicicletas voladoras y barbas acebolladas como cúpulas, o sea un cuento que aplaca la miseria y la tiranía con romanticismo de lamparitas mágicas. Aquí el comunista era sobre todo sovietista, y por la acerería, la imprenta o la viña nos salían paisanos con bigote ruso y sotana, como curas de Lenin o San Cirilo. Pero esto era para el proletariado de verdad, gente de sabañón y apero. Luego, el izquierdismo fetén, universitario, rebelde de padre franquistón y primeras películas francesas, tiró más para la revolución cubana, que estaba entre la política y las vacaciones, que era un comunismo de oasis, de postal, sin tundra y sin orejeras, un comunismo arremangado y de cocotero que parecía edénico frente al comunismo de galera metalúrgica de la URSS.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 De lo que ha pasado con Pedro Vallín
- 2 ¿Qué es el linfoma cerebral que padece Raphael?
- 3 ¿Qué fue del pangolín y el Covid?
- 4 Zaragoza y los movimientos del presidente de la Diputación, la clave de las primarias en Aragón entre Alegría y el dos de Lambán
- 5 La labor de zapa de Marruecos en América Latina contra el Sáhara Occidental
- 6 El PP no teme que sus pactos con Junts legitimen a Sánchez
- 7 Putin está lejos de querer la paz en Ucrania para 2025
- 8 Felipe VI como Bisbal
- 9 Se puedes congelar dos veces un alimento