Desde luego, Pedro Sánchez no tiene suerte con Estados Unidos. Después del —inexplicable, bochornoso— paseíllo de 29 segundos con Joe Biden en la cumbre de la OTAN que sólo sirvió para que Twitter se llenara de memes, ahora el presidente del Gobierno regresa de una supuesta gira exprés donde lo único que ha conseguido es confirmar lo que muchos sospechábamos de antemano: que era un viaje mal planificado, vacío de todo contenido, con un tufo provinciano y que sólo ha provocado que los españoles nos hayamos gastado un dineral de nuestros impuestos. Para nada.
Perdón, rectifico: sí que hemos conseguido algo. Un par de personas llamaron al presidente guapo por internet. De hecho, éste es el único gran titular del viaje de Pedro Sánchez a Estados Unidos: alguien vio por YouTube el vídeo de la entrevista que concedió al programa Morning Joe, de la MSNBC, y escribió “Wow, he’s hot”, algo así como “qué atractivo” o, más bien, “qué bueno está”.
Ya está, eso ha sido todo. Miles y miles de euros gastados en viajes, hoteles, seguridad, desplazamientos de una amplia comitiva y un largo etcétera, y lo único que hemos conseguido es un par de comentarios en YouTube. Ni compromisos en firme de empresas para venir a invertir, ni declaraciones políticas de alto voltaje, ni fotos con mandamases. No se ha visto con el presidente Biden, ni con la vicepresidenta Kamala Harris, ni con el Secretario de Estado, ni con el alcalde de Nueva York, ni con nadie con peso en Washington.
Un par de comentarios en Youtube. Eso ha sido todo.
Perdón, vuelvo a rectificar: mientras Pedro Sánchez estuvo estos días en Estados Unidos, el Wall Street Journal dedicó un artículo al salmorejo. Sí, han leído bien: hubo un artículo dedicado al salmorejo (“it’s rich and refreshing”, observaron). ¡Quién puede superarlo!
El viaje que no ha existido
Para el resto de grandes publicaciones estadounidenses, el viaje de Pedro Sánchez directamente no ha existido. O no lo han considerado suficientemente relevante como para dedicarle unas míseras frases. Ayer sábado por la mañana, el New York Times aún no había dicho nada del viaje. Nada. Ni cuarenta palabras. Ni un titular minúsculo. Si buscabas Pedro Sánchez en su buscador, la primera noticia era una del 22 de junio sobre los indultos (Spain pardons Jailed Catalan Separatist Leaders, 'España perdona a los líderes separatistas catalanes que estaban en prisión'). La otra noticia era una dedicada a …¡Isabel Díaz Ayuso! (She Kept Madrid Open in the Pandemic. Voters Rewarded Her, decía una información del 5 de mayo. 'Mantuvo Madrid abierto durante la pandemia. Los votantes se lo han recompensado').
Vale, quizás no salía nada de Pedro Sánchez. Pero ¿y si ponías Spain en el buscador? Tranquilos, lo hice, y tampoco salió el viaje. La única información sobre Spain que ha publicado estos día el New York Times es que la nadadora Ona Carbonell está muy disgustada porque no va a poder llevar a su bebé a los Juegos Olímpicos.
Miremos más publicaciones. En Forbes no salió nada. La última referencia a España fue un artículo del 24 de junio del 2020 sobre Why is Spain Throwing Away the Opportunity to Go for Full Electric Mobility?, algo así como '¿Por qué España está lanzando por la borda la oportunidad de apostar totalmente por una movilidad eléctrica?'. En el Wall Street Journal ya hemos visto que optaron por el salmorejo. ¿Financial Times? Nada de nada. El presidente Sánchez dio una entrevista a CNN en español, pero en la página web de la CNN en inglés (que es la que ve todo el mundo) no salió absolutamente nada. La última noticia de Sánchez en CNN.com fue sobre su rueda de prensa fallida en Lituania.
De acuerdo, hubo una referencia en Newsweek al viaje, pero sólo fue para destacar que “el capitolio no está en su agenda”. Y añadían: “se sabe que las relaciones entre Biden y Sanchez son awkward (algo así como incómodas o complicadas)”, “es inusual que un presidente del gobierno evite una visita a la Casa Blanca”. Es la reflexión que nos hemos hecho todos.
La entrevista que nadie escuchó
Siendo sinceros, es cierto que Pedro Sánchez ha concedido entrevistas. De hecho, Sánchez comenzó su flamante gira con una entrevista televisiva de diez minutos al programa Morning Joe, de la cadena por cable MSNBC. A los voceros del gobierno les faltó tiempo para decir que era el segundo programa más visto de las mañanas en los canales por cable estadounidenses, tan sólo por detrás de Fox and Friends. Lo cual es cierto, pero también lo es que no puede competir, ni de lejos, con cadenas como la NBC, ABC o CBS, las cuales, por cierto, tienen bastante más peso. Por no decir que la MSNBC es increíblemente progresista y está claramente a favor de los demócratas, por lo que las preguntas iban a ser fáciles (y, en su mayoría, lo fueron: "Señor presidente, Joe Biden dijo que Estados Unidos ha vuelto a la escena internacional, ¿qué le parece?" y cosas por el estilo).
Además, para dar una entrevista a una cadena estadounidense no hacía falta gastarse un dineral de nuestro impuestos en desplazamientos, seguridad y alojamientos. Se podría haber dado tranquilamente desde Madrid y haber sido retransmitida online. El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, lleva un año dando entrevistas desde Grecia a cadenas de todo el mundo para hablar de lo bien que Grecia ha gestionado la pandemia (spoiler: probablemente hayan sido los mejores). Mitsotakis ha hablado varias veces desde su despacho en Atenas con Bloomberg Politics, el Financial Times y los programas de máxima audiencia de la CNN. Y eso sólo en Estados Unidos. También habla continuamente en la televisión francesa. A ver si vamos tomando nota.
Pero vayamos al contenido. Pedro Sánchez ha hablado en inglés, lo cual en un país como el nuestro desgraciadamente es noticia. Siendo sinceros, su inglés es bueno para lo que vemos por estos lares y su pronunciación, aunque deja que desear, es bastante mejor que cuando asumió el cargo. Sin embargo, se notaba a la legua que se había estudiado las frases de memoria y, simplemente, repetía como un loro lo que le habían preparado. Básicamente, porque en las frases en que sí improvisó, balbuceó constantemente, no acabó de encontrar las expresiones adecuadas y, en conjunto, no se entendió nada.
Por no decir que no respondió a la mayoría de preguntas que le hicieron. La primera que le formuló Mika Brzezinkski, la periodista de la MNSBC, fue "¿Por qué no visita Washington?". Él contestó que estamos saliendo de la pandemia y que vamos a salir más fuertes gracias a las inversiones en tecnologías sostenibles y la digitalización masiva.
La segunda pregunta fue sobre cómo España estaba gestionando el coronavirus (en un gran gráfico se puso que España había tenido 4,19 millones de pacientes Covid y 81.148 muertos). La respuesta fue que sí, que últimamente hay muchos casos, pero que ya nos estamos vacunando. Ah, y que nosotros no tenemos un movimiento antivacunas (lo que implicaba que en Estados Unidos sí que lo tiene, lo cual no fue muy elegante teniendo en cuenta que se estaba dirigiendo a los estadounidenses).
"¿Y entonces cuál es el problema, que no tienen vacunas?" inquirió la presentadora para saber por qué hay tantos casos. Recordemos que, en Estados Unidos, se han administrado 340 millones de vacunas (tan sólo la semana pasada pusieron 541.969 dosis por día), mientras que en España hemos puesto 53 millones. Pedro Sánchez podría haber dicho que, porcentualmente, vamos mejor que en Estados Unidos: el 54,6% de nuestra población ya tiene la pauta completa y el 65,6%, una dosis (en EUA las cifras son el 48,9% y el 56,5%, respectivamente). También podría haber dicho que los nuevos casos se están concentrando mayoritariamente en personas no vacunadas, que es exactamente lo mismo que le está pasando al resto del mundo.
Pero no. Sánchez dijo que los españoles no habíamos vacunado a los jóvenes hasta ahora, lo cual hubiese necesitado algo más de explicación para un público como el estadounidense que no debe tener ni idea de nuestras prioridades en cuanto a la vacunación.
Las otras aventuras de Superman Sánchez
Nada de esto, por supuesto, ha salido en la mayoría de medios. Los titulares se han centrado en que algunos comentarios a la entrevista en YouTube decían que Pedro Sánchez era muy guapo. Claro que los comentarios se han exagerado hasta lo absurdo. Ciertos diarios se han afanado a proclamar que el presidente estaba “levantando pasiones”. “Lo han comparado con Kennedy y con Superman”, han afirmado orgullosos. “La mujer del actor Chris Morris quiere trasladarse a España”, han asegurado (si no saben quién es Chris Morris, tranquilos, yo también tuve que buscarlo en Google). Desde luego, el espectáculo mediático de algunos medios ha sido tanto o más bochornoso que el propio viaje de Pedro Sánchez.
Pero sigamos con la agenda del presidente del gobierno. En principio, el viaje era de “alto voltaje” e iba a tener “una agenda apretada” o eso nos decían desde Moncloa. El objetivo era “atraer inversores y empresas” y “mostrar el potencial del país”. "¡Visitará Nueva York, Los Ángeles y San Francisco en tan sólo tres días! nos decían. ¡Visitará la NASA! ¡Y Hollywood! ¡Y el campus de Apple! ¡Y concederá una entrevista en la CNN para promocionar el español!". Bien, veamos en qué se ha traducido semejante grandilocuencia (spoiler: en nada).
Pedro Sánchez no ha ido a la Casa Blanca, ni al Capitolio, ni a las Naciones Unidas, ni al Banco Mundial, ni al FMI, pero ha inaugurado una Oficina Económica y Comercial de España en Manhattan, lo cual en términos prácticos significa que algunos trabajadores de la embajada se van a cambiar de edificio. Pero nada más. España tiene en Nueva York un consulado que ya hacía trabajos de promoción económica y comercial (o, si no lo hacía, debería haberlo hecho). Es más: desde el año 1988 Cataluña tiene una Oficina Exterior, la Catalonia Trade & Investment, situada en el número 360 de Lexington Avenue para fomentar el comercio con Estados Unidos. Y hay más comunidades con oficinas: la del País Vasco está en la Segunda Avenida.
En Los Ángeles, Pedro Sánchez también anunció que próximamente se abriría allí una sede del Instituto Cervantes. No inauguró ninguna sede, como se ha dicho por ahí: anunció que se crearía una. Cuándo exactamente no lo especificó.
En la NASA visitó las instalaciones del Jet Propulsion Laboratory (es donde se hacen los Rovers que viajan a Marte) y se dijo que los españoles estamos colaborando con la agencia. Lo cual es cierto, pero habría que apuntar que la colaboración de España con la NASA comenzó en…. ¡1961! Y no, no fue gracias a las buenas gestiones de Pedro Sánchez, el cual ni siquiera había nacido.
Aunque prácticamente nadie en este país lo sepa, la NASA tiene una instalación en España: el Madrid Deep Space Communications Complex, situado en Robledo de Chavela. Una de las antenas de la estación sirvió de apoyo al vuelo del Apolo 11 en 1969 y su contribución fue tan importante que el propio Neil Armstrong dijo que “sin las vitales comunicaciones mantenidas entre el Apolo 11 y la estación madrileña de Robledo de Chavela, nuestro aterrizaje en la Luna no habría sido posible”. Ahí es nada. Otra cosa es por qué narices no hemos conseguido desarrollar una potentísima industria aeronáutica propia aprovechando todos los activos que tenemos.
Aprovecho para decir que tenemos grandes ingenieros que se han de marchar del país porque aquí no hay oportunidades.
Sigamos con el viaje. Es cierto que hubo una reunión (a puerta cerrada) como Tim Cook, el CEO de Apple, pero no se ha concretado en inversiones para España. Tampoco se ha conseguido ninguna inversión o proyecto nuevo con Intel, Microsoft o HP, las cuales, por cierto, ya tienen sedes en España desde hace muchos años.
Lo del anuncio del Spain AVS Hub fue, directamente, de risa. Según el Twitter del presidente Sánchez, el gobierno quiere “transformar a España en una superpotencia audiovisual” y, por ello, se ha creado el Spain AVS Hub, un nombre grandilocuente para volver a bautizar lo que ya teníamos: la Spain Film Comission, un organismo que sirve para atraer proyectos cinematográficos para rodar en España. El presidente, eso sí, les pasó un vídeo a algunos directivos de empresas estadounidenses diciéndoles que España tiene muchos días de sol y que, por ello, pueden venir a grabar a nuestro país. Lo cual es bastante viejo, teniendo en cuenta que Hollywood ya nos descubrió en la época de los grandes westerns. Pero, en fin…
Pedro Sánchez aprovechó también su estancia en los Estados Unidos para entrevistarse con Reuters. No lo vitorearon tanto (Reuters tiene bloqueados los comentarios en YouTube), pero aprovechó para decir que él “conseguía resultados” mientras “la oposición sólo chilla”. Podrás ser de derechas o de izquierdas, pero creo que estamos todos de acuerdo en que, en viajes institucionales por el extranjero, las formas deberían mantenerse. Es totalmente inaudito que un presidente del gobierno insulte a la oposición en otro país. Insisto: inaudito.
Sánchez también se ha visto con algunos fondos de inversión, lo cual no fue tan bien como se esperaba. Tan rápido como se supo que Sánchez había tranquilizado a los inversores sobre la reforma laboral que estaba preparando su gobierno, sus socios de Podemos contestaron que no pensaban hacer caso a las demandas de inversores internacionales, algunos de ellos ligados a fondos buitres. Otro ridículo.
¿Qué hemos ganado los españoles con este viaje? Juzguen ustedes mismos. A nivel económico no hemos conseguido nada y la Casa Blanca debe estar seguramente cabreada por el desaire de presentarse en el país y no decir ni hola. Pero tenemos el consuelo de que un par de personas han dicho que el presidente Sánchez es muy guapo. Tanto como Superman o el mismísimo Kennedy. Chúpate esa, Merkel.
Seguramente lo único en positivo es que el viaje sólo ha durado tres días. Podría haber sido mucho peor. Las aventuras de Superman Sánchez, también conocido como la reencarnación de Kennedy o el JFK de la Moncloa, podrían haber seguido adelante.
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