El aura de autodestrucción como telonero principal del concierto, el afán por las drogas y el sexo salvaje como complemento. El rock & roll cultivó un currículo social repleto de almas que nunca tuvieron el futuro presente. Que bebían, fumaban y se drogaban por encima de sus posibilidades para sentir la adrenalina de la vida más macarra. Era precisamente ese desprecio a la vida lo que les llevó a la destrucción completa, como un kamikaze volándose los sesos.
Las consecuencias de una rutina sin frenos han convertido a Mick Jagger, Sid Vicious, Jim Morrison o Kurt Cobain en leyendas, pero en paupérrimos ejemplos de vidas fastuosas. Sobre todo, en el terreno sentimental, donde la violencia física, verbal y sexual se convirtió en su versión particular de un ramillete de rosas.
Entre estupefacientes, libertad y celos, la música se convirtió en escaparate de grandes historias tóxicas entre cantantes y groupies. Spoiler: ni comieron perdices, ni fueron felices. En numerosas ocasiones, ellas fueron culpadas por la desdicha de ellos y tuvieron que cavar su propio refugio para salir de la espiral que sus relaciones habían conformado.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 Moncloa vende su plan de defensa en plena tensión industrial
- 2 Avance de La Promesa del lunes 31 de marzo al viernes 4 de abril
- 3 El renacer de las minas, un negocio de 3.500 millones
- 4 El contacto Oughourlian - Gobierno se perdió hace 9 meses
- 5 El pulso más arriesgado de Conde-Pumpido
- 6 Sánchez hará lo posible para que Oughourlian no gane en Prisa
- 7 El coronel Tienda, cesado por Marlaska por el 'caso Cuarteles', pasa a la reserva sin ser imputado y tras dos años cobrando sin trabajar
- 8 El infierno del único espía del CNI que sobrevivió al atentado de Irak: "No soy un héroe"
- 9 ¿Tiene futuro la OTAN?