El 90% de las plantas se pueden reproducir mediante flores. Existen hasta 10.000 formas, pero ahora sabemos que todas provienen de una. Un equipo científico internacional acaba de presentar una reconstrucción de la flor primordial. En un artículo publicado en Nature Communications, ofrece ideas sobre la evolución y la diversificación de las angiospermas (plantas con flor).

El ancestro común vivió hace unos 140 millones de años. Los orígenes y la evolución temprana de las angiospermas y sus flores ha sido poco entendida. El registro fósil de las flores es limitado, lo que requiere otros enfoques para comprender la evolución floral. Hervé Sauquet, firmante del estudio, y sus colegas reconstruyen las características y diversificación de las antiguas flores combinando modelos de evolución floral con una extensa base de datos de rasgos florales existentes.

Su conclusión sugiere que la flor ancestral tenía partes femeninas y masculinas, y múltiples verticilos de órganos parecidos a pétalos, en grupos de tres. Su aspecto aparente es cercano a una magnolia.

Grado de similitud de las flores actuales con la ancestral

Grado de similitud de las flores actuales con la ancestral (tocar para ampliar)

Los resultados muestran que las flores bisexuales (autofecundables) son más antiguas y que las flores unisexuales (plantas macho y plantas hembra) evolucionaron muchas veces de forma independiente. Se han reconstruido estados ancestrales en 15 nodos clave.

 

De la flor-Eva primigenia (hace 140 millones de años) habrían surgido las monocotiledóneas (los posteriores tulipanes, por ejemplo) hace 130 millones de años. Dentro de ese grupo, las magnólidas, entre 130 y 120 millones de años atrás. Las commelínidas (el amor de hombre, por ejemplo) aparecerían hace unos 110 millones de años. Las campanúlidas (campanillas, por ejemplo), tendrían unos 100 millones de años, igual que las lámidas (los zapatitos o el acanto).

Aunque algunas de las características siguen siendo desconocidas, los autores señalan que la reconstrucción les permite proponer un nuevo escenario plausible para la diversificación temprana de las flores, lo que conduce a nuevas hipótesis comprobables para futuras investigaciones sobre angiospermas.