“El amor en tiempos de pandemia”, ese podría haber sido el título de Los besos (Planeta), la última novela de Manuel Vilas. Así la describe el propio autor, una novela que escribió durante su confinamiento madrileño y cuya escritura le sirvió para sobrellevar una situación. Remedio rescate de amor y erotismo mientras el mundo sucumbe al coronavirus.
“Escribí en el confinamiento, porque me angustió mucho lo que estaba viviendo, había muchas cosas; la enfermedad, la gestión, la libertad había desaparecido y había drama social, sanitario y político. Y con todo eso, con tanto drama, no había posibilidad de ilusionarse con nada, de repente las ilusiones desaparecieron. Me di cuenta de lo difícil que es vivir sin ilusiones, sin utopía. Sólo había un tema, que era ese” explica el escritor a El Independiente. “Tuve la urgencia de enseñar con la literatura otro tema, el amor. El amor en los tiempos del coronavirus, esa fue la necesidad que yo tuve de buscar un territorio distinto del que nos imponía el tiempo histórico y los medios de comunicación”.
Como él, como todos, avasallado por los acontecimientos, Salvador -el protagonista y narrador de su novela- hace las maletas con urgencia y se va a la sierra madrileña a pasar el confinamiento. Allí, en una casa aislada en el bosque, ve pasar la desgracias que atestiguamos todos en 2020: los muertos, el virus, las residencias, las catastróficas gestiones de la pandemia, más muertos. Sólo un asidero para recuperar la ilusión: el amor. Montse, una mujer del pueblo con la que inicia una relación que viola el confinamiento para entregarse a una “historia de amor y de exploración de la complejidad del deseo y de las relaciones erótico amorosas”, como describe Vilas.
En un mundo en el que se impone la distancia social, el sexo y amor se convierten en revolucionarios. La pandemia, la catástrofe, pero no el centro del discurso literario en Los besos, “sirve al narrador para contarnos una historia de amor que ocurre en su cabeza todo el rato porque todo lo que sabemos lo cuenta él, no hay diálogos”.
Una utopía llamada amor
Los besos es el subidón del enamoramiento en el que “dos seres humanos están en el momento más elevado de la relación. Saben que esa intensidad se va a perder”, asegura Vilas.
“La historia que cuento también me hizo pensar que sin el deseo y el amor, probablemente, no hay ilusión posible. A mí me podía alimentar una historia de ilusión. Si no hay ilusión resulta complicado vivir”, afirma el poeta. Como el personaje de la novela, Vilas aprovechó el encierro del confinamiento para releer Don Quijote de La Mancha. “Quijote es un iluso y el narrador de la novela lo es también. Idealiza a la mujer de la que se está enamorando. Necesita crear un espacio de ilusionismo, de magia, de fantasía para que su vida se enriquezca, sabiendo que es un terreno falso. Es una metáfora de lo que nos pasa a los seres humanos, que necesitamos ilusionarnos. A él le puede la fabricación de un ideal, de una utopía. En el caso del Quijote se llama Dulcinea y en el caso de Salvador se llama Montserrat”.
“Cuando hay una catástrofe más vale inventarnos un amor para seguir adelante”, afirma. Ese es el mensaje central de la novela de Vilas. “En esta vida como no te inventes una utopía..”, deja en suspenso el escritor. “Invéntate la utopía que quieras, porque la utopías te ayudan a vivir con un espacio más enriquecedor y eso -en medio de una devastación como la que estamos viviendo- es todavía más necesario. Si todo va bien uno no necesita una ilusión, pero en un espacio como el de la pandemia he creado una novela donde un señor se construye un ideal de mujer, del amor”.
El último viaje del poeta
Manuel Vilas no tuvo el impulso de escribir poesía, sino de escapar de la pandemia con uno de sus viajes literarios. “Mis novelas son viajes al corazón del ser humano. En las anteriores viajé al mundo de la familia [Ordesa, Alegría (finalista premio planeta 2019)] y ahora en esta exploro otro de los fundamentos de la condición humana que es el amor de pareja. Llevamos 2500 años de amor y seguirá generando mucha literatura”.
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