Todos quieren gobernar en Alemania. Y los resultados de las elecciones de este domingo permiten aspirar a contar con la mayoría tanto a los socialdemócratas encabezados por el vicecanciller Olaf Scholz, que habrían ganado por la mínima, como a los conservadores liderados por Armin Laschet, que han evitado la debacle. Liberales y Verdes, los partidos preferidos por los jóvenes, tienen la clave del futuro gobierno. Serán los que decidan si el gobierno se decanta hacia la derecha (la Unión de Merkel) o la izquierda (el vicecanciller socialdemócrata, Olaf Scholz). El líder de los Liberales, Christian Lindner, ha planteado que los dos kingmakers hablen primero entre ellos y los Verdes no lo han rechazado.
Las negociaciones se anticipan largas y complejas, de modo que la canciller Angela Merkel aún seguirá al frente de Alemania de forma interina unos meses. El SPD logra 206 diputados (gana 53) seguida de la Unión (CDU y CSU) con 196 escaños (pierde 50).
En tercer lugar figuran los Verdes con 118 diputados (ganan 51) y a continuación los Liberales que llegan a 92 (suma 12). Die Linke finalmente se mantiene con 39 (pierde 30) gracias a los mandatos directos y la minoría danesa tiene un diputado, según el recuento final.
En total, el Bundestag tendrá 735 diputados, el más grande de la Historia. Para formar gobierno suman socialdemócratas, Verdes y Liberales, llamada coalición semáforo (416 diputados). Sería la coalición de los vencedores. También podrían la Unión, Verdes y Liberales o coalición Jamaica por los colores de los partidos. En total tendrían 406 diputados. A su vez, sería posible la Gran Coalición, lo que SPD y conservadores tratan de evitar, o bien esa gran coalición con Verdes o Liberales.
La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) pierde fuelle con 84 escaños (diez menos que en 2017). Sin embargo, es la primera fuerza en dos Länder del Este (Turingia y Sajonia), donde la Unión cede paso a la ultraderecha.
Die Linke se deja 30 diputados con respecto a la legislatura anterior y no llega al mínimo del 5%, pero entra en el Bundestag gracias a los mandatos directos. La participación ha sido del 76,6%, cuatro décimas más que en 2017.
En suma, ganan apoyos socialdemócratas, Verdes y Liberales. Los Verdes baten todos sus récords en una elección federal con 118 diputados, casi el doble que hace cuatro años. "Esta vez no ha podido ser pero impulsaremos el cambio", ha dicho la líder ecologista, Annalena Baerbock. Negociará junto al colíder, Robert Habeck, que le cedió paso en primavera para que optara a suceder a Merkel.
Pierden 50 diputados los conservadores de la Unión, que cosechan el peor resultado de su Historia. Hasta ahora su suelo era el 31% de 1949 con Adenauer al frente. Pero Laschet aún así quiere intentar sumar. Más de dos millones de votos de la Unión (los que sumaba Merkel) se han ido al SPD y a los Verdes. Entre los mayores de 60 el SPD es la primera fuerza, no los conservadores, como hasta ahora.
También pierden apoyos Alternativa para Alemania, y Die Linke, hasta tal punto que no suma con SPD y Verdes para una coalición rojirojiverde. Esa carta del comunismo la ha jugado la Unión a última hora contra el vicecanciller Scholz, que se ha mantenido en cabeza gracias a su cultivada imagen merkeliana. El centrismo gana, sobre todo en el oeste, pero las opciones en los extremos se mantienen en el Este.
Wenke Börnsen escribe en www.tageschau.de cómo en estas elecciones "la victoria y la derrota están más cerca que nunca. No está claro quién gobernará. El SPD y la Unión han dicho que quieren intentarlo. Después de 16 años con Merkel al frente solo hay una cuestión clara: la República cambiará. Reinará la confusión. El SPD, ganador, puede acabar perdiendo y con las manos vacías. La Unión, perdedora, puede acabar ganando. Los Verdes logran un éxito histórico pero se sienten derrotados. Y los Liberales se ven en una posición de fuerza, pero con un dilema". Gobernar o no gobernar.
Fiesta en la Willy-Brandt-Haus
En la Willy-Brandt Haus el ambiente tras conocerse los resultados era festivo. El vicecanciller, Olaf Scholz, se ha mostrado confiado en que la ligera ventaja del SPD sea suficiente para convencer a sus potenciales aliados de comenzar las conversaciones para formar una coalición de gobierno. La opción más probable sería la llamada coalición semáforo (SPD, liberales y Verdes). Scholz, que ha festejado cerveza en mano, ha dejado caer que la alianza de los ganadores sería la opción más estable y la que mejor refleja el deseo de los ciudadanos.
Los socialdemócratas, que a principios del verano apenas contaban con un 15% de apoyos en los sondeos, superan por más de cinco puntos el pésimo resultado que lograron en 2017, un 20,5%. Al SPD le ha funcionado su candidato, Olaf Scholz, a pesar de que a muchos les parecía anodino y robótico, y dar imagen de unidad.
"Un héroe llamado Olaf", titula su análisis Detlef Esslinger en el Süddeutsche Zeitung. "Muchos votantes no han votado por los socialdemócratas sino por su candidato a canciller. Eso debe tenerlo claro el partido cuando intenten formar una coalición semáforo", señala Esslinger. Ha jugado a su favor que Scholz combinaba la idea de continuidad (vicecanciller) con la de cambio (si se escora a los Verdes).
A su vez, el SPD es la fuerza ganadora en Mecklemburgo-Antepomerania con casi el 40%, gracias a la popularidad de la ex ministra Manuela Schwesig, y mantendrá la coalición rojirojiverde en el Land de Berlín, con el SPD en cabeza por un punto más que los Verdes, que casi rozan la victoria en este Land.
Opción Borgen a dos
Hace cuatro años los Liberales se resistieron a repetir la Gran Coalición, debido a que atribuyeron su derrota al gran desgaste de los cuatro años de gobierno con Merkel al frente. La canciller ha fagocitado a muchos de sus socios, como ocurrió con los liberales que llegaron a desaparecer del Bundestag en 2013.
Ese trauma para el partido que fue el aliado preferido de la Unión durante décadas llevó a su líder, Christian Lindner, a negociar con el cuchillo entre los dientes en 2017. Llegó hasta tal punto que rompió la baraja para desesperación de la canciller Merkel que no pudo formar la coalición con Verdes y Liberales. "Es mejor no gobernar que gobernar mal", dijo entonces Lindner.
Ahora le han vuelto a preguntar si sigue pensando así. En la Elefantenrunde, la mesa redonda con todos los primeros espadas que la televisión pública alemana realiza cada jornada electoral, ha lanzado un envite a los Verdes para que los dos kingmakers decidan juntos con quién abordar las conversaciones exploratorias. Es una opción Borgen con dos partidos. Son los pequeños los que unidos controlan la situación. Pero Lindner prefiere Jamaica, y los Verdes, sermáforo.
El líder conservador, Armin Laschet, a pesar de que la Unión jamás tuvo unos datos tan pésimos (menos del 25%), ha explicado en la Elefantenrunde, que se trata de conseguir "la mayoría necesaria para gobernar". Es decir, aunque la Unión sea segunda se siente con fuerza para buscar una vía para formar una coalición con Liberales, muy dispuestos a inclinarse por los conservadores, y por los Verdes, más inclinados hacia los socialdemócratas.
Habrá que ver las ganas de gobernar que tienen los Verdes. Habeck quiere ser ministro de Finanzas. Y el liberal Lindner también"
maría befeldt, politóloga
"Habrá que ver las ganas de gobernar que tienen los Verdes. Robert Habeck (colíder de los Verdes) quiere ser ministro de Finanzas. Y Christian Lindner, líder de los Liberales, también", señala María Befeldt, politóloga ubicada en Berlín.
Los Verdes han conseguido los mejores resultados de su Historia al rondar el 15%. Pero no suman solo con los socialdemócratas, su constelación preferida. Además, como su líder, Annalena Baerbock, partió con mucha fuerza en primavera, cuando llegó al 25% en los sondeos y se situó en cabeza, ahora ven su victoria con sabor agridulce. Los Verdes formaron parte del gobierno federal entre 1998 y 2005 cuando el SPD era un partido que rondaba el 40%.
Los frugales prefieren que estén los Liberales en la coalición (Jamaica) pero a Draghi le gustaría más una coalición de centro izquierda"
jana puglierin, ECFR
¿Qué sería mejor para Europa? "Depende de si eres uno de los frugales, que prefieren que estén los Liberales en la coalición (Jamaica) o bien si eres Draghi, el primer ministro italiano, a quien le gustaría más una coalición de centro izquierda", señala Jana Puglierin, directora del European Council on Foreign Relations (ECFR) de Berlín. "Me temo que habrá mucha continuidad en las cuestiones europeas. Será más continuidad que un resurgimiento", añade la investigadora.
Ahora Liberales y Verdes, que son los partidos con más apoyo entre los jóvenes, tienen ante sí el dilema de facilitar la gobernabilidad a la izquierda centrada de Olaf Scholz o a la Unión sin Merkel. Si se ponen de acuerdo, dan un giro de guion a lo que suelen ser las conversaciones para formar gobierno. No es el partido grande el que elige con quién pactar sino los pequeños, o medianos, los que imponen su agenda al más grande.
En caso de que fracasen estas opciones de tripartito (semáforo o Jamaica) también suma una nueva Gran Coalición, una fórmula agotada, en palabras del propio Laschet, o bien las llamadas coalición Kenia (Gran Coalición con Verdes) o Alemania (Gran Coalición con Liberales).
Amanece el 27 de septiembre con una Alemania en la incertidumbre y con Merkel todavía al frente pero ya de salida. Los partidos han asegurado que se esforzarán para que haya gobierno antes de Navidad.
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